Foto: Internet

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El Banco de Japón (BoJ) mejoró hoy su pronóstico de crecimiento para el PIB nipón en lo que respecta al actual curso fiscal -que concluye en marzo- y al siguiente ejercicio en cuatro y dos décimas respectivamente, hasta situarlo en el 1,4 y el 1,5 por ciento.

La entidad anunció la medida al término de su reunión mensual de dos días, en el transcurso de la cual decidió mantener intacta su política monetaria, basada en un gran paquete flexibilizador y en el control de los tipos a través de la curva de rendimientos para lograr una inflación de en torno al 2 por ciento.

La mejora de su perspectiva para los ejercicios 2016 -que termina el 31 de marzo- y 2017 -que arranca el 1 de abril y se cierra el 31 de marzo de 2018- con respecto a su último calculo responde a la recuperación de las exportaciones, importante pilar del producto interior bruto (PIB) nipón.

El nuevo pronóstico “refleja principalmente la mejora en las economías extranjeras y el debilitamiento del yen”, factores que potencian el músculo exportador, según el comunicado publicado hoy por el BoJ, que estima que el PIB “probablemente siga creciendo a un ritmo por encima de su potencial” hasta el ejercicio fiscal 2018.

Aunque la entidad dice que la inflación probablemente se incremente próximamente por encima del 0 por ciento actual gracias a la recuperación de los costes de la energía, también admite que el impulso al alza de los precios “no es aún lo suficientemente firme”.

Reflejo de ello es que hoy empeoró en una décima su dato previsto para el ejercicio 2016 con respecto a su anterior pronóstico de otoño.

Así, el BoJ espera que los precios cierren el actual ejercicio con una caída del 0,2 por ciento y que se recuperen en el próximo curso fiscal hasta mostrar una inflación del 1,5 por ciento, dato, este último, similar al publicado el pasado 1 de noviembre.

Además de destacar la recuperación de las exportaciones, el banco central nipón subrayó hoy que el consumo, principal componente de la economía japonesa, se ha mostrado sólido.

Fuente: El Comercio