Pascua Lama

La tarea principal que tiene el equipo que lidera el vicepresidente ejecutivo de Pascua-Lama, Eduardo Flores, es revisar la ingeniería de este proyecto binacional con el objeto de introducir eficiencias y analizar ajustes, que permitan bajar el costo de capital del yacimiento.

Rebajar el monto de la inversión de Pascua Lama, desde los actuales 
US$ 8.500 millones estimados, sería el elemento que condicionaría la decisión de Barrick de retomar la obras del controvertido proyecto Pascua Lama, cuyas obras fueron congeladas de manera temporal, el jueves de la semana pasada.

Fuentes conocedoras de los planes de la minera canadiense dijeron que la tarea principal que tiene el equipo que lidera el vicepresidente ejecutivo de Pascua Lama, Eduardo Flores, es revisar la ingeniería de este proyecto binacional con el objeto de introducir eficiencias y analizar ajustes, que permitan bajar el costo de capital del yacimiento, que en un período de 13 años se ha encarecido casi nueve veces, si se compara con los US$ 950 millones que consideraba el diseño original presentado por la firma el año 2000, consigna el DF.

Tras su cita con del lunes con los ministros de Interior y Minería en La Moneda, Flores subrayó que “debemos buscar la forma de optimizar el proyecto en términos de los resultados económicos“, al tiempo que subrayó que la paralización de Pascua-Lama respondió a una “decisión principalmente económica”.

Según las mismas fuentes, una vez que sean superados los temas legales y regulatorios que la empresa tiene pendientes en Chile y que las condiciones de precios de los metales mejoren, Barrick no estaría dispuesta a seguir adelante con esta iniciativa si la inversión se mantiene en los niveles actuales.

“En US$ 8.500 millones el proyecto es muy caro y no se justificaría, incluso con una recuperación del precio del oro, por eso tienen que lograr un recorte importante de la inversión antes de pensar en la reapertura”, dijo un conocedor del tema.

La actitud adoptada por la firma canadiense se liga con un fenómeno que se está dando hace un tiempo en la industria y responde a la exigencia por parte de los accionistas de estas compañías de una mayor rigurosidad en las inversiones, cambiando así el modelo que se utilizó durante gran parte del superciclo de precios de los metales, cuando el criterio fue priorizar la nueva producción sin importar el costo involucrado.

Fuente: El Dínamo