BID: “La innovación no es un hobbie de países ricos”

Especialista del BID criticó la posición de Latinoamérica y alertó sobre un retraso “importante” en innovación

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Latinoamérica y el Caribe debe entender que la innovación “no es un hobbie (entretenimiento) de países ricos” sino un camino hacia la sustentabilidad del desarrollo económico, dijo a Efe un experto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

 

La innovación, un terreno en el que América Latina y el Caribe muestra rezago, es la “justificación de por qué” hoy los países desarrollados lo son, afirmó en la capital panameña el jefe de la División de Competitividad e Innovación del BID, José Miguel Benavente.

La región en general presenta un retraso “importante” en materia de innovación, emprendimiento tecnológico y formación de capital humano, dijo Benavente, que vinculó la situación a “la falta de una sensación de urgencia de que una economía basada en el conocimiento es la clave para la sustentabilidad del crecimiento a largo plazo”.

“No hay una sociedad consciente de la relevancia que (la innovación) tiene (…) uno ve esfuerzos dispersos, pero no hay sensación más sistémica” aseveró el alto funcionario del multilateral.

El cambio de visión tiene que darse tanto en el ámbito público como en el privado, de manera que se pueda crear un ecosistema con reglas del juego claras y vasos comunicantes que permitan “fluidez entre los distintos jugadores, para que este sistema actúe más ricamente, con más cohesión y haya evolución a través del tiempo”, explicó Benavente.

En el estudio “La política de innovación en América Latina y el Caribe, nuevos caminos” publicado por el BID en 2016, se señala que la región “ha mirado a la política de innovación durante la última década como un punto de entrada a intervenciones públicas dirigidas a fomentar el desarrollo económico”.

“Al hacerlo, ha tenido que enfrentar los retos especiales de las economías emergentes”, entre los que el multilateral menciona la “escasez de capital humano calificado y portador de conocimiento tácito esencial para la innovación, y una limitada capacidad en el sector público para actuar con efectividad en relación con problemas como estos”.

En una región donde se repiten las críticas por la calidad de la educación, Benavente señaló que uno de los “desafíos” está precisamente en enfocar el sistema hacia el desarrollo de las habilidades y competencias de los estudiantes, desde la educación media incluso.

“Más que un problema educacional de cobertura, universalidad y cosas más tradicionales, el tema ahora tiene que ver con competencias y cómo los mecanismos de enseñanza actualmente en el aula, generen de forma más eficiente ese tipo de competencia”, dijo Benavente.

Los sistemas educativos de la región no se han adaptado a “un mundo más globalizado y digitalizado, más interconectado, con más desarrollo de innovaciones en servicios. Ahí tenemos un déficit”, aseguró.

El tema del financiamiento es otro de los asuntos clave en materia de innovación, dijo Benavente, quien recalcó que “incluso en el mundo desarrollado” no ha sido la banca tradicional la que se ha encargado de facilitar los recursos, sino que esto vienen de un “sistema alternativo o complementario como capital de riesgo, capital semilla o lo que se llama capital de riesgo corporativo”.

Según datos del BID correspondientes al 2014, el financiamiento de la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en América Latina y el Caribe esencialmente proviene de fondos públicos y, generalmente, son insuficientes.

En la región existe “un problema de orden estructural”, como es “la incapacidad de los mercados de tecnología para generar el volumen requerido de inversión de capitales de riesgo destinado a financiar emprendimientos innovadores”, añade el estudio “La política de innovación en América Latina y el Caribe, nuevos caminos” (2016), editado por Juan Carlos Navarro y Jocelyn Olivari.

Andina