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El proyecto de ley en el que trabaja el Gobierno limita los privilegios de la petrolera estatal como operadora única en los yacimientos más ricos del país. Esto deja la puerta abierta a la participación de petroleras extranjeras aunque el texto establece que Petrobras tendrá preferencia a la hora de operar en las reservas del Presal en aguas del océano Atlántico.

El proyecto de ley, que cuenta con el respaldo de los aliados del presidente interino Michel Temer y la oposición de los partidos de izquierdas, ya ha sido aprobado por el Senado y ahora tendrá que someterse a votación en el pleno de la Cámara baja.

Según las nuevas normas, Petrobras ya no tendrá obligación de participar en al menos un 30% en la explotación de las reservas del Presal, descubiertas en aguas ultraprofundas y para la cuál la compañía desarrolló una tecnología propia. Sin embargo, Petrobras tendrá preferencia a la hora de operar en esa zona y, si decide hacerlo, se mantendrá la obligación legal de que tenga una participación mínima del 30% en el consorcio.

Esta maniobra deja abierta la puerta a la participación de petroleras extranjeras y libera a Petrobras de una obligación que agrava sus dificultades financieras. Los privilegios a Petrobras fueron aprobados por ley en 2010, durante el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, como una medida para aumentar los beneficios que el Estado percibe por la explotación de petróleo.

Hasta ahora el único yacimiento que se ha subastado en el Presal es el campo de Libra, el mayor del país, con reservas de entre 8.000 y 12.000 millones de barriles de crudo recuperables. La explotación del yacimiento fue otorgada en 2013 a un consorcio formado por Petrobras (40 %), Shell (20 %), Total (20%) y las petroleras chinas CNPC (10 %) y CNOOC (10%). Las vencedoras pagaron 6.900 millones de dólares en la licitación, el valor mínimo exigido por el Gobierno, por los derechos de explotación del campo durante 35 años.

 

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