cobre

(Bloomberg) Durante la última década, la reunión anual de ejecutivos, operadores y compradores de cobre culminaba en la sede del hipódromo de Santiago de Chile, un edificio palaciego del siglo XIX junto a las pistas para las carreras de caballos, donde se ofrecía una degustación de vinos y cena para unas 2,000 personas.

Este año, con la pronunciada desaceleración de la demanda china que hizo caer los precios de los metales y los presupuestos de las empresas relacionadas con el sector, se ha puesto fin a la extravagancia. CESCO, encargado de la organización, ha optado por un lugar más convencional donde se servirá una cena para 1,450 personas, en tanto que directamente se ha cancelado un foro sobre exploración.

El sector se estaría preparando para tiempos peores, ya que desde Goldman Sachs Group Inc. hasta Barclays Plc pronostican nuevas caídas de los precios luego que las minas expandieran su actividad a fin de satisfacer la creciente demanda china, sólo para encontrarse con que el crecimiento se detuvo, creando así una sobreoferta a nivel mundial. Optimistas por naturaleza, los mineros han optado por cerrar las escotillas, concentrándose más en recortar gastos que en bajar la producción, pues creen que el mercado volverá a ajustarse en los próximos años.

“Estamos ahorrando en todo lo que podemos”, dijo el Presidente de CESCO, Patrick Cussen, en una entrevista en Santiago el lunes. “Hicimos un gran esfuerzo por reducir costos y lograr que el evento resulte más austero, lo que es importante para reflejar los tiempos que corren”.

La semana del cobre por dos CESCOCRU en Santiago constituye un buen indicador para medir la salud del sector. Y considerando a su vez al cobre como barómetro de la economía mundial, la reunión puede proporcionar pistas de las perspectivas de crecimiento en China, el mayor comprador del metal en el mundo.

Cena de galaEl evento y su famosa cena de gala el miércoles por la noche comenzaron hace dos décadas y crecieron hasta alcanzar unos 2.000 asistentes en 2011, cuando los precios del cobre superaron los US$10.000 por tonelada y el sector estaba específicamente centrado en la expansión y la diversificación. Hoy en día, el metal usado en plomería y cableados se comercializa a US$4.770 en Londres. El número de comensales será un 15 por ciento menor que el año pasado y el tema de conversación versará sobre la racionalización y la productividad.

No obstante, los asistentes a la cena de gala de este año no van a pasarla mal exactamente.

En un país donde el cobre representa casi la mitad de las exportaciones, el evento, a celebrarse en el centro de convenciones Espacio Riesco en las afueras de Santiago, espera contar con la presencia de la presidenta Michelle Bachelet.

“No vamos a dar una gran fiesta con fuegos artificiales, pero tampoco nos iremos al otro extremo, con un ambiente sombrío, pan y agua”, dijo Cussen.

La principal diferencia este año probablemente resida en la baja asistencia de inversores que habían entrado en el rubro de las materias primas como una clase más de activos, según el máximo responsable de Antofagasta Minerals S.A., Iván Arriagada. Sin embargo, quienes hace largo tiempo tienen intereses en el sector van a estar presentes.

La caída de los precios de la minería en lugares como Chile se vio mitigada por el debilitamiento de las monedas locales y la reducción de los precios de la energía, a raíz del colapso del crudo, junto a otras medidas de austeridad que han permitido que las compañías mantengan operativas a la mayoría de las minas.

Si la demanda china continúa creciendo, aunque a un ritmo más lento, la sobreoferta comenzará a disiparse, con señales de recuperación a partir del 2018 aproximadamente, según Nelson Pizarro, máximo responsable ejecutivo de la estatal Codelco, la mayor minera de cobre del mundo.

Cussen coincide con que la recesión seguirá su curso, aunque los precios no van a volver a los registrados en 2011.

“He visto muchos ciclos, y la gente cree que cuando el mercado está abajo, allí se quedará para siempre”, dijo. “No es este el caso. La única diferencia es que como venimos de un muy buen período, la gente se olvida que hemos pasado por ciclos malos. En dos o tres años vamos a estar nuevamente en el lado positivo del ciclo”.

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