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Cuando se acercaban las 4 de la tarde del martes 14 de junio, Christian Laub no podía concentrarse del todo en la reunión que lideraba en las oficinas de Credicorp Capital en Bogotá. El CEO de la firma de banca de inversión y presidente de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) actualizaba una y otra vez la página web de MSCI en su navegador de Internet. Cuando el proveedor de índices financieros más importante del mundo publicó por fin el documento con su revisión semianual, Laub interrumpió el encuentro. “Un ratito”, les dijo a sus colegas. “Nos quedamos como emergentes”. La BVL se salvaba de la temida reclasificación a mercado frontera. Y Laub se tomó unos cuantos minutos para celebrar antes de seguir con el trabajo.

Cuando asumió la presidencia de la BVL en marzo de 2013, ¿tenía a MSCI en la agenda?

Creo que nadie lo tenía, pero desde que fui elegido teníamos conciencia de la caída de la liquidez de la bolsa. Veíamos un mercado que no reflejaba lo que estaba pasando en la economía. La liquidez era una obsesión y una frustración, porque hacíamos un montón de cosas y no levantaba.

¿Qué significa que caiga la liquidez de la bolsa?
Que se va marchitando. La bolsa es exitosa cuando se pueden comprar y vender muchos títulos en cualquier momento. Y mientras más líquida es una bolsa, la formación de precios de las acciones es mucho mejor. No siempre hemos sido una bolsa tan ilíquida, pero hemos sufrido varios golpes. En el 2008 vino la crisis financiera mundial y después, cuando otros mercados comenzaban a rebotar, aquí se introdujo el impuesto a las ganancias del capital. El último golpe fue la caída de los precios de las materias primas, muy fuerte para una bolsa eminentemente minera. Entramos en un ciclo negativo en el que todos van perdiendo las ganas y el interés. Lo primero que me dijo Henry Fernández, el CEO de MSCI, fue que nuestro reto era romper las tendencias.

La primera advertencia de MSCI llegó en agosto del 2015. ¿Tenía algún aviso previo?
Fue una sorpresa total y, además, algo muy extraño, fuera de las fechas y plazos normales. Les pregunté por qué lo hicieron así y me dijeron que fue por la magnitud de la caída de nuestra cantidad de acciones “invertibles” según sus criterios de liquidez: en menos de dos años y medio pasamos de 11 a 3. “Lo que no queremos que pase es que se queden con dos, porque se van automáticamente a frontera”, nos respondieron. El impacto de cambiar de estatus es muy grande. Nosotros estimamos que si pasábamos a mercado frontera, podían salir entre US$1.500 millones y US$5.000 millones.

¿Por qué una decisión de MSCI es capaz de mover US$5.000 millones?
La mayoría de fondos de inversión en el mundo usa los índices del MSCI como referencia. Estos fondos tienen dos tipos de estrategias: las pasivas y las activas. Las pasivas son las que replican un índice y, si este no incluye al Perú, no pueden tener acciones peruanas. En las estrategias activas, un gestor de portafolio sí podría decidir tener exposición al Perú aun si estuviera fuera del índice. Pero, si hace eso, tiene que estar seguro de que es una buena posición. Si la inversión falla, su cliente se lo va a reclamar.

¿Cuál habría sido el impacto para el país de esa salida de capitales?
En el corto plazo, habría puesto presión sobre el tipo de cambio. Pero lo más significativo es que, con un cambio de categoría a mercado frontera, pasas de jugar el Descentralizado a jugar la Segunda División. Imagínate una empresa peruana que quiere comprar otra compañía en Chile y, para hacer la operación, tiene que emitir acciones o bonos en la bolsa. Va a haber menos apetito, la empresa va a cotizar a múltiplos más bajos o, en el caso de la deuda, va a emitir a un costo de capital más alto.

 Siendo un tema específico del mercado de capitales, evitar la reclasificación se convirtió en una cruzada en la que incluso el Congreso aprobó leyes casi por unanimidad.
Cuando pasó la sorpresa de agosto del 2015, lo que hicimos fue tomar un plan que ya habíamos diseñado para convertir al Perú en un ‘hub’ financiero regional hacia el 2025 y darle sentido de urgencia. Cuando nos reunimos con los ejecutivos de MSCI en Nueva York, les contamos lo que veníamos haciendo desde antes de que lanzaran la consulta y nos hicieron una sola crítica: “¿Por qué no lo comunican al mercado? Nosotros no lo sabíamos”.

¿Las tendencias se han roto?
Se ven mejoras importantes este año en el número de transacciones, en los volúmenes transados y en contar con empresas que van llegando a los niveles de liquidez que exige MSCI para ser incluidas en el índice. Pero aún no estamos donde quisiéramos. Si en el 2007 transábamos US$40 millones al día, hoy deberíamos estar en U$80 millones o incluso más, pero estamos en US$10 millones. Mi visión es primero romper las tendencias, y luego aumentar las transacciones de dólar en dólar.

El plan que diseñaron antes de la consulta de MSCI tenía como objetivo hacer de la BVL el ‘hub’ financiero de la región. Es un objetivo…
Ambicioso.

Iba a decir utópico. Estamos en el sótano.
Hace seis meses, si miras los comentarios en algunas revistas y periódicos, ya éramos mercado frontera. Todos decían “ya fuimos”. Quedarnos como emergente también parecía utópico, pero lo hemos hecho. Y tenemos todo para ser un ‘hub’ regional. Cuando se inició ese proyecto, Alonso Segura era jefe del gabinete de asesores del MEF y lideraba este plan dentro de esa cartera. Mientras tanto, en la BVL, la iniciativa fue asumida por el comité de desarrollo de proyectos del directorio, encabezado por Alfredo Thorne. Que ambos estuvieran desde el inicio va a darle continuidad al proyecto. Nos quedan nueve años para lograr ese objetivo.

¿Qué ventajas tenemos sobre Chile, Colombia y México para ocupar ese espacio de ‘hub’?
Una ventaja fundamental es que en el Perú puedes tener cuentas en cualquier moneda, cosa que no puedes hacer ni en Colombia ni en Chile. Tu podrías mañana empezar a transar en pesos colombianos o pesos chilenos y liquidar las transacciones, todo en esta bolsa. Somos un mercado completamente abierto, sin ninguna restricción a los flujos. Nuestra infraestructura es de primer nivel, pues tenemos el mismo sistema de negociación de la Bolsa de Londres. Incluso estamos en el mismo huso horario que Nueva York. Lo que debemos hacer es acompañar esto con una regulación promotora del mercado e incentivar que más empresas vengan al mercado.

¿Cuál es su balance personal de estos 10 meses en vilo por MSCI?
He quedado fascinado. Hemos trabajado muy duro y lo único que puedo decir es gracias a todo el equipo de la BVL y a esta asociación público-privada que se puso en marcha. Ahora hay que poner nuevas reformas sobre la mesa. Tenemos una lista hasta el 2025, un norte muy claro. Ya estamos en la fase 2 y no podemos perder ‘momentum’.

 

El Comercio