Foto: Internet

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La buena comunicación debe conseguir mejorar la actitud de los trabajadores de la empresa. Primero que todo, cabe cuestionarse si las empresas tienen clara la idea de qué es comunicación y de qué manera la empresa transmite la información a toda la organización.

¿Qué tipo de información se comunica?

La información a comunicar tiene que ser información relevante y oportuna para toda la organización, que sea de interés y utilidad.

Una vez determinado el marco en que se inscribe un sistema de comunicación cabe plantearse si la buena comunicación dentro de la empresa persigue mejorar la actitud de los trabajadores. Creo que la mejora de la actitud de los trabajadores ha de ser uno de los objetivos principales de cualquier sistema de comunicación. Ahora bien, esta mejora se conseguirá si el trabajador percibe que este sistema de comunicación es Proactivo, Honrado, Oportuno y Proporcuinado.

Proactivo – No hay peor información que la que viene del murmuro, la suposición, los malentendidos y la desidia. La información, manteniendo la bidireccionalidad, debe anticiparse a cualquier posible suposición. No debe surgir como respuesta a un clamor sobre el ¿qué pasa?

Honrado – La información debe ser tratada honradamente. Hay que comunicar sin tendenciosidad y sin buscar la manipulación. Las cosas son como son y, de una forma u otra, todos estamos implicados en ellas.

Oportuno – El dominio del tiempo en que la comunicación debe fluir. Una comunicación inoportuna puede traernos funestas consecuencias. La oportunidad en la transmisión de la información es casi tan importante como la información misma.

Proporcionado – Tan mala es la carencia de información como el exceso de ésta. Huyamos de la información sobredimensionada. Busquemos aquella información destilada, que corresponda a cada momento y a la dimensión adecuada.

Como conclusión, una buena comunicación, que cumpla lo comentado en las líneas precedentes, por supuesto persigue mejorar la actitud de los trabajadores así como sincronizar y ampliar la capacidad de grupo. Y no solo esto, sino que representa una de las piedras angulares de la gestión del bien más preciado del que tiene el lujo de disponer la empresa: Las personas.