tiempo

La solución no está en encargarte de todo para ahorrarte unos pesos, sino en explotar tus fortalezas para crecer tu empresa y saber delegar.

El tiempo es dinero, y el dinero es tiempo. Esta es la lección principal de Your Money Or Your Life (Tu dinero o tu vida; 2008), el clásico de las Finanzas personales de Joe Dominguez y Vicki Robin, quienes argumentan que debido a que gastas tiempo con la finalidad de ganar dinero, también gastas tiempo cada vez que compras algo. Si eres un consultor que cobra $500 por hora, una tablet nueva no te cuesta $5,000; de hecho, te cuesta 10 horas de trabajo. Y si ganas $250 la hora, esa misma tablet es doblemente costosa.

Pero el dinero puede comprar tiempo de otras formas. Toni Anderson administra un blog llamado TheHappyHousewife.com. Además de dirigir su exitoso negocio, ella se encarga de sus siete hijos cuando su esposo, un oficial de la Armada, está de comisión.

La ventaja es que está profundamente consciente de la relación entre tiempo y dinero, y exalta la eficiencia. En consecuencia, le paga a un asistente para que atienda su mail y resuelva otros detalles rutinarios, como facturar y cobrar, lo que la deja en libertad para concentrarse en aspectos de la compañía que sólo ella puede manejar. Por ejemplo, mantener buenas relaciones con los clientes. “La clave está en delegar las cosas que odias hacer o aquellas para las que no eres bueno”, asegura la emprendedora.

Cuando inicias un negocio sueles contar con más tiempo que dinero; por lo que tiene sentido hacer cosas tú mismo. Sin embargo, conforme los ingresos se incrementan y el tiempo se vuelve mucho más valioso, el balance cambia. Y resulta más productivo pagar a otros para que se encarguen de las tareas que no requieren tu atención específica. Finalmente, el equilibrio trabajo-vida se trata de administrar la manera en que empleas tanto el tiempo como el dinero.

¿Cuánto vale tu jornada?

La manera más fácil de descubrir el valor de tu tiempo como emprendedor es: tomar tu ingreso anual total y dividirlo entre 2,000; es decir, el número de horas anuales de un empleo estándar (40 horas semanales). Si esta tarifa por hora es mayor que el costo de pagarle a alguien más para que se haga cargo de una tarea particular en tu lugar, delega. Si no, hazlo tú mismo.