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Respecto al derrame frente a las costas del río Misisipi, acreditado a British Petroleum, en 2010, expertos aseguran que todavía quedan secuelas.

POR: Notimex

Las consecuencias por un derrame petrolero en el mar pueden durar más de 25 años, porque el hidrocarburo no se degrada con facilidad y los elementos tóxicos causan efectos severos a largo plazo en el ambiente marino, advirtió el experto Luis Soto González, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

El investigador y un grupo de 45 académicos de tres instituciones de educación superior, dieron seguimiento a un vertido accidental de hidrocarburos en aguas profundas del norte del Golfo de México, en abril de 2010.

El derrame petrolero frente a las costas del río Misisipi, acreditado a la empresa British Petroleum, ocurrió a mil 600 metros de profundidad al norte del Golfo, cuyas aguas y recursos son compartidos entre México, Estados Unidos y Cuba.

Aunque el vertido de 4.5 millones de barriles aconteció en zona estadounidense, “no existen fronteras físicas que eviten que estos accidentes afecten a las costas nacionales”, explicó el oceanógrafo universitario.

Por ello, desde julio de 2010 el gobierno federal organizó labores en el Golfo, a través del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), junto a la UNAM, el Cinvestav del IPN, el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE).

“Para evaluar el grado de afectación ambiental ocurrido a 800 kilómetros de distancia de los litorales mexicanos”, explicó el académico.

Indicó que los estudios revelaron que aunque el hidrocarburo salió proporcionalmente a la superficie, el mayor volumen sigue concentrado en el fondo del norte del Golfo, el cual puede ser dispersado por las corrientes hacia el sur, es decir, hacia aguas mexicanas.

Mencionó que una de las problemáticas es precisar qué patrones de dispersión y descomposición tiene el hidrocarburo a mil metros de profundidad.

“Ahí, la contaminación por petróleo es muy severa, hay mortalidad de peces, mamíferos y nuestro conocimiento es aún limitado.”

“No tenemos muchas respuestas de cómo un sistema como el Golfo de México responde a un caso catastrófico; pero con optimismo esperamos que se pueda recuperar por sí solo”.

Reveló que en el primero y segundo año no se detectaron valores críticos de contaminación química, pero sí una tendencia a la alza de algunos metales pesados de crudo, lo que probablemente repercutirá (con mayor fuerza en 10 o 15 años) en la cadena trófica.

Tanto de los organismos que habitan en la columna de agua, como los que se distribuyen sobre el fondo marino, así como de las especies migratorias como tortugas y delfines, explicó.

“Es un esquema integrativo que se contrapone a quienes dicen que el problema o consecuencias ambientales se restringen al norte del Golfo”, concluyó.

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