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“El aporte voluntario ayudaría a prevenir y resolver la conflictividad social, acercando a la empresa y a los gobiernos locales”.

Como parte de los cambios en el marco tributario de la minería en el 2011, el presente gobierno prescindió del programa minero de solidaridad con el pueblo, también conocido como aporte voluntario.  A través del mismo, en vigencia entre el 2007 y el 2011, se ejecutaron 2,300 millones de soles en proyectos productivos y sociales. Varias razones sugieren que restituir el aporte voluntario incrementaría la eficiencia de la tributación minera y el crecimiento del sector.

La primera ventaja del aporte voluntario sería dotar a los gobiernos locales de capacidad efectiva de gestión de recursos. De acuerdo a un informe de Apoyo de 2014, el aporte voluntario tuvo mayor nivel de ejecución de recursos que los gobiernos locales, con menores costos unitarios, y mejores resultados en proyectos de riego, agua, saneamiento, y reducción de la desnutrición infantil crónica.

La segunda ventaja sería que, al acercar a la empresa y a los gobiernos locales, el aporte voluntario ayudaría a prevenir y resolver la conflictividad social. Esta mayor cercanía parece crucial si queremos destrabar los proyectos paralizados, máxime cuando los partidos políticos nacionales tienen escasa presencia local, y mucha de la política regional está dominada por el funesto discurso anti-minero disfrazado de cuidado del medio ambiente. El aporte voluntario contribuiría a que los actores clave se sienten a la mesa a dialogar y trabajar en proyectos locales de real necesidad.

Utilizar al aporte voluntario como mecanismo de reducción de la conflictividad social, incrementaría el valor presente de la recaudación tributaria. Bajo supuestos conservadores, solo la postergación de Tía María le cuesta 250 millones de soles cada año al fisco en tributos no recaudados. Asimismo, además de poner en marcha los proyectos paralizados, restituir el aporte voluntario tendría un efecto dinamizador sobre nuevas inversiones.

La tercera ventaja del aporte voluntario sería que le daría flexibilidad a la carga tributaria del sector minero. La flexibilidad se daría pues habría más aportes cuando los precios de los metales fueran altos y menos en épocas de precios deprimidos. Esta flexibilidad serviría para mitigar el impacto negativo sobre la inversión de choques negativos en los precios. Ello haría, además, que el país tuviera un marco tributario minero más atractivo y competitivo a los ojos de los inversionistas internacionales.

El enorme potencial geológico del Perú implica que la minería es una actividad económica fundamental para nuestro desarrollo. El próximo gobierno debería restituir el aporte voluntario si busca hacer más eficiente la tributación minera.

Juan Mendoza.

Publicado en Gestión