Verónika Mendoza

 Verónika Mendoza critica que presidente Humala no haya hecho cambios que prometió en la campaña.

En 2006 Mendoza fue una de las gestoras, junto a Nadine Heredia y Ollanta Humala, del  Partido Nacionalista Peruano. Esa cercanía le sirvió para que en 2010 encabezara con el número 1  la plancha al Congreso por la región Cusco. Sin embargo,  un año después de la elección, decidió renunciar al partido manifestando su decepción por la orientación del gobierno. El detonante fue la violenta represión policial en la provincia de Espinar, que dejó dos campesinos fallecidos.

Es la cuarta vez que el ministro Jorge Merino asegura que el Gasoducto Sur Peruano (GSP) será concesionado improrrogablemente el 30 de junio próximo. ¿Le cree?

El ministro Merino ha perdido toda credibilidad y legitimidad. A pesar de este anuncio que la licitación se hará definitivamente en junio, el pueblo de Cusco ha decidido salir a las calles (25 y 26 de febrero) para asegurarse que el anuncio será  definitivo.

¿Sospecha por qué hay tantas marchas y contramarchas en cuanto al gasoducto?

Es la ausencia total de una política energética.  No  hay claridad sobre el uso de hidrocarburos. Eso es visible en varios proyectos del gas que impulsó el propio Ejecutivo y que luego fueron dejados de lado. Es una muestra de (que se quiere) afianzar los intereses de los sectores transnacionales antes que de las grandes mayorías.

Para Rubén Coa el único responsable es el ministro Merino. ¿Comparte esa visión?

No. Le repito es la ausencia de una política de Estado en lo energético, así como no hay políticas en materia ambiental y tampoco en diversificación económica. Seguimos siendo muy dependientes del sector extractivo (minería).

¿Es pura demagogia el anuncio del gobierno sobre el GSP?

Ciertamente. Pero no solo debemos ver los plazos del proyecto sino la naturaleza que se le da al proyecto. Esperemos que el 30 de junio  se dé la concesión del GSP. Pero creo que se ha desnaturalizando el gasoducto. No es el ducto articulado a un poliducto para transportar líquidos y con el Polo Petroquímico para  industrializar el etano y metano. Se ha cambiado el esquema solo para generar energía eléctrica en el Nodo Energético.

Inicialmente se dijo que el GSP costaría US$ 2,800 millones, ahora hablan de US$ 4,500 millones. ¿No hemos vuelto a la propuesta inicial de Kuntur que fue desechada justamente por estar sobrevalorada?

El problema es que no hay claridad ni siquiera sobre el diseño. Tampoco hay claridad sobre el costo. En Cusco ni siquiera se nos presentó el esquema del trazo preliminar hecho por ProInversión.

Ha cuestionado la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para ampliar el Lote 88. ¿Cuáles son sus reparos?

Se explota nuestros recursos de manera indiscriminada, incluso a costa de afectar zonas vulnerables habitadas por pueblos indígenas. Se había previsto proteger a los nativos de las etnias de contacto inicial, que son Kirineri, Nahua, Nantis y Machiguengas. Sin embargo se dio la autorización sin garantía para asegurar su vigencia. No hay un plan de protección a estos pueblos.

Entonces, ¿cómo se explica que el Ministerio de Cultura haya aprobado el estudio?

Es evidente que hay una enorme presión por la extracción de recursos naturales. Nuestra economía se sustenta en ello.

¿Ollanta Humala sigue siendo a quien conoció en el nacionalismo?

Está clarísimo que las propuestas políticas y programáticas embanderadas por el nacionalismo han sido dejadas de lado por el Gobierno. No hay inversión en políticas de educación y salud. Se ha traicionado lo que se ha ofrecido al Cusco y al Perú.

¿Humala es más tradicional que los políticos que criticó?

No ha hecho más que continuar con la implementación de este modelo económico neoliberal y extractivista que cuestionó cuando era candidato.

¿Qué cree que lo cambió?

El poder seguramente y el alejarse de las bases sociales que lo llevaron a la presidencia. Creo que ha dejado de escuchar a su pueblo.

¿Y  Nadine Heredia?

(silencio prolongado)… Bastante empoderada, alejada de los planteamientos  iniciales con los que empezó el proyecto (nacionalista) y mimetizada en la clase política tradicional, lamentablemente.