Baile-Inapropiado

Por Giulia Sammarco

Cada fin de año nos enfrentamos a los mismos eventos relacionados con nuestro entorno laboral: lonches navideños, cócteles de fin de año, eventos con clientes/ pares/superiores y hasta fiestas masivas con todos los colaboradores de la empresa que, en algunos casos, incluyen más de un millar de personas.

Estadísticamente, el 75% de las personas reconocen que asistir a eventos de la empresa les genera algún nivel de ansiedad, mientras que un 40% afirma que participar de estos eventos, sobre todo en épocas tan caóticas como las del final de año, es una obligación que preferirían no enfrentar. Sin embargo no asistir a eventos internos de la empresa NO es una opción ya que puede ser interpretado como un desaire y, además – lamentablemente – siempre habrá “alguien” que notará que no fuimos y se ocupará de resaltarlo…Dichos eventos son una gran oportunidad para relacionarnos con los principales líderes de la empresa, los “grandes jefes”, y hacer resaltar nuestras virtudes y capacidades en un contexto relajado e informal.

Lamentablemente también son la oportunidad en la que algunos colaboradores – sin importar el rango – “lucen” sus malas costumbres y defectos, que dejan huella indeleble en la mente se sus colegas y los marcan de por vida, ¡¡dentro y fuera de la empresa!! En el ámbito empresarial, todo se sabe… aumentado y corregido.

AQUÍ LAS PRINCIPALES FIGURAS MEMORABLES, DE AMBOS SEXOS…

El Borracho
¡Es infaltable! Siempre hay por lo menos uno en cada reunión y el número crece exponencialmente, según la cantidad de personas invitadas al evento. Se quedan hasta el final y no hay cómo mandarlos a su casa.

El Coqueto
Suele ser hombre, pero no falta alguna mujer; lamentablemente cuando se trata de un hombre se convierte en un “pesado” o algo similar, mientras que una mujer “borrachosa” suele caer completamente en desgracia…

El Payaso
Como en el caso anterior, el número crece según el tamaño del evento. El payaso, cuando exagerado, puede perder credibilidad, incomodar a los demás, dar la impresión de necesitar atención a toda costa, convirtiéndose en el pesado del grupo.

El Desadaptado
Existen de las variedades más sorprendentes y suelen ser completamente inconscientes de carencia de habilidades sociales.

El Coqueto
Personaje que se te pega toda la noche, te hace cumplidos exagerados e innecesarios, está completamente ciego ante tu incomodidad y, adicionalmente, suele poner a su víctima al centro de la atención. Nuevamente, si se trata de un hombre se le considera un “pesado” pero si te trata de una mujer… Ya todos sabemos en qué se convierte irremediablemente a futuro.

El “Chupamedia”
Insufrible “sobón” que se dedica toda la noche a tratar de complacer al/los jefes, acaparando su atención, llenándolos de cumplidos, riendo exageradamente ante sus bromas y comportándose de manera servil ante cualquier necesidad manifestada por su víctima de la ocasión.

El Aguafiestas
Es el que se queja de todo: No hay suficiente licor, la comida está fea/fría/escasa, la música es horrible, el organizador tiene pésimo gusto, el local es paupérrimo, etc., etc., etc. También existe la variedad que cuenta a todos incesantemente sus problemas, sin la menor empatía ante el aburrimiento del prójimo.

El de la “Doble Personalidad”
Es la sorpresa del evento: el mudo que de pronto empieza a hablar sin cesar de los temas más insólitos, la recatada que se aparece con escote sin fin y falda inexistente, el jefe serísimo que toma de más y se “deschava” groseramente, convirtiéndose en una caricatura de sí mismo, perdiendo irreparablemente el respeto de todos sus colegas…

Todos sabemos quiénes son en nuestro entorno los personajes mencionados anteriormente. Son siempre los mismos y se comportan de la misma manera en todos los eventos, tanto internos como externos a su empresa, llegando a marcar su perfil de personalidad irreparablemente y, a menudo, con consecuencias laborales y sociales que lo perjudicarán de por vida.

Así, es sumamente inportante hacer una “auditoría” de nuestra conducta en estas oportunidades, pidiendo a alguien de confianza tanto en el trabajo como en nuestra vida privada, que nos comente con toda sinceridad cuales son nuestras fortalezas y debilidades en los encuentros sociales, evitando de este modo convertirnos en la “Elaine” de nuestro entorno.

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