Elias-Segovia

La actividad minera en Perú, a la par que propiciar riqueza, tiene que generar el desarrollo con dignidad de las comunidades del entorno de sus operaciones, afirmó Elías Segovia, presidente regional de Apurímac.

“En consecuencia, la minería no sólo debe ser un instrumento para incluir, sino para dar oportunidad en igualdad de proporciones (a las poblaciones bajo su influencia)”, recalcó en declaraciones a ProActivo durante Perumin 2013.

Cambio normativo

El alto funcionario señaló no estar de acuerdo con el manejo que el gobierno central le da la minería en aspectos que tienen que ver básicamente con el tratamiento que le da esta actividad a los terrenos campesinos donde desarrolla sus operaciones de exploración y explotación de recursos.

“Exigimos que las inversiones mineras traten adecuadamente las tierras campesinas donde operan. Si dicen que “somos socios estratégicos”, esto debe ser en todo, y no sólo comer las migajas”, apuntó.

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En tal sentido, exigió al gobierno central otorgar mayores facultades a las autoridades regionales donde hay minería, para que esta actividad beneficie plenamente a las zonas pobres.

“Si se genera una normatividad (nueva), sí podremos hacer que la minería propicie paz y real desarrollo”, remarcó.

Aludió que en la normativa nacional actual sobre la formalización minera, existe un “cuello de botella” que impide que las regiones tengan facultad de presionar a los titulares de las concesiones mineras, a fin de que presenten el documento de contrato para desarrollar dicha actividad económica, pues ello es potestad del gobierno central.

“Es importante que nos den más oportunidades para participar del negocio de la minería en igualdad de condiciones y dentro del marco de la ley; es lo que queremos en Apurimac”, recalcó.

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Instó a las empresas mineras a ser más sinceras en su discurso, y que no miren a las poblaciones campesinas como “inútiles incapaces de solucionar los problemas que confrontan”.

“Deben entender que más que conflictos sociales, lo que afrontan son conflictos de intereses económicos, y hay que abordarlos bajo esta perspectiva”, recomendó.

Las Bambas

Con relación a la anunciada venta de la unidad minera Las Bambas- de nivel mundial-, dispuesta por Glencore, Segovia señaló que aguardan que el futuro nuevo dueño sea una empresa que cumpla con todos los roles que debe tener la inversión minera.
“Es decir, dar oportunidad de trabajo y recoger la iniciativa de los campesinos agropecuarios, de manera que se viva en paz y desarrollo, compartiendo así las ganancias de la riqueza minera”, manifestó.

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Segovia dijo que en Apurímac, sus autoridades saben diferenciar la gran inversión minera, de aquella de los traficantes de concesiones. Así como el trabajo de los mineros artesanales -que son campesinos oriundos de la zona- con el de la gente que llega de afuera y actúa irresponsablemente.

“Lo que nos interesa es hacer que la gente viva con la calidad de vida adecuada y con un bienestar sostenible”, acotó.

Distribución del Canon

De otro lado, el funcionario planteó la necesidad de que se establezca una nueva ley de la distribución del canon en general, que incluya el minero, el gasífero, el forestal y el pesquero, y constituir un fondo común para distribuir tales recursos de forma armoniosa entre las zonas más necesitadas del país.