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Para ello, Enel invertirá US$400 mlls. Daniel Cámac, vicepresidente comercial de Engie Perú, indicó que la demora del gasoducto genera oportunidad para el ingreso de nueva generación renovable

Enel Green Power se perfila como el generador de recursos energéticos renovables (RER) más importante del Perú. La italiana acaba de terminar la construcción de la central solar más grande del país (Rubí) en Moquegua; y se encuentra abocada a culminar el montaje de la central eólica más grande (Wayra 1) en Marcona.

“Al mismo tiempo, estamos construyendo la minihidroeléctrica Ayanunga (Huánuco), con más de 100 obreros en sitio. Visualizamos que terminaremos de construirla a finales del 2018”, señala Eugenio Calderón, quien es gerente de Energías Renovables de Enel Perú.

La empresa eléctrica prevé que los tres proyectos estarán listos para operar en tándem desde finales del 2018, lo cual significa que trabajarán al 100% desde el 2019, aportando 330 mW de manera conjunta.

“Para entonces seremos el actor más grande en el mundo de los RER en el Perú”, remarca Calderón.

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Para conseguirlo, la italiana invertirá US$400 millones, el último gran monto que se verá en el sector de las energías renovables no convencionales por un buen tiempo.

¿La razón? La reticencia del Estado a lanzar nuevas subastas RER debido, entre otros motivos, a la sobreoferta de generación eléctrica y a la aparente ineficiencia de las tecnologías renovables, reflejada en los elevados cargos que los peruanos pagamos en nuestros recibos de luz para financiar su construcción.

César Butrón, presidente del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES), estima que dichos subsidios representan un total US$428 millones.

¿Si el desarrollo de las RER parece ser tan oneroso, por qué entonces serían útiles para el país?

TECNOLOGÍA BARATA

“Hay un antes y un después en las energías renovables. La cantidad que menciona Butrón corresponde a cuando las RER eran más caras. Hoy son sumamente competitivas”, aclara Eugenio Calderón.

En efecto, en línea con lo que sucede a nivel mundial, los costos de la energía solar y eólica se han reducido grandemente en el Perú. Así, entre la primera (2009) y cuarta (2015) subasta, el precio por megawatt/hora ofertado se redujo 78%, para el caso de la tecnología solar y 52% para el caso de la eólica (ver infografía).

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“El monto de US$428 millones corresponde a la sumatoria de las primeras subastas, más caras. Las RER baratas de la última subasta empezarán a producir en el 2018, y su efecto será el de aminorar la tarifa que los usuarios pagan por concepto de generación”, acota Calderón.

Esto significa que la subvención para las RER descenderá. El siguiente paso sería eliminar este cargo. Para ello, empero, el Gobierno tendría que permitir que las energías renovables no convencionales compitan en igualdad de condiciones con otras tecnologías (térmica, hidroeléctrica). Lo cual pasa por una reforma regulatoria.

“El marco vigente establece que las centrales eléctricas no pueden vender energía por debajo de su potencia firme asignada, es decir, de su capacidad para despachar energía de manera segura y confiable. Se ha dispuesto que para las eólicas y solares este factor sea cero. Por ello, no pueden firmar contratos y solo participan a través de subastas”, explica Luis Flores, gerente de Regulación de Enel Perú.

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Este vacío es suplido con los precios que el Estado garantiza a los ganadores de las subastas RER, los mismos que, “al final del día, se cargan a los clientes finales”, refiere Calderón.

No obstante esto, el ejecutivo asegura que las RER son la solución al inminente déficit de generación eléctrica esperado para el 2021, debido al retraso del gasoducto sur peruano.

EL EFECTO GASODUCTO

“La demora del gasoducto genera una oportunidad para el ingreso de nueva generación, y esa es una opción importante para las energías renovables”, señala Daniel Cámac, vicepresidente comercial de Engie Perú, en la VI Conferencia Energías Renovables Perú 2017.

“La ventaja de las RER es que pueden ser construidas en un lapso de 12 a 18 meses, lo que las convierte en una alternativa práctica e idónea para contrarrestar y mitigar el retraso del gasoducto”, concluye Calderón.

Fuente: El Comercio