control de mercurioEn el Día del Compromiso Internacional del Control del Mercurio, el Ministerio del Ambiente (MINAM) se suma a la decisión unánime de los ministros de medio ambiente del mundo para preparar un tratado global y legalmente obligatorio que regule el comercio y el impacto del mercurio. Y es que el uso indiscriminado de mercurio en las actividades mineras ilegales está amenazando las vidas de las poblaciones expuestas en el planeta, sobre todo de quienes trabajan en las minas de oro y a sus familias.

Por estas razones, el Convenio de Minamata sobre el Mercurio –iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)– busca que dicho instrumento mundial legalmente vinculante prevenga emisiones y vertimientos de mercurio que ponen en riesgo la salud humana y el ambiente en todo el mundo. Dicho Convenio entrará en vigor a los 90 días de haber sido ratificado, como mínimo, por 50 países miembros de la ONU o de las organizaciones de integración económica regional que los representen. A la fecha, son 128 los países signatarios, entre ellos el Perú, mientras que 10 los que han ratificado el Convenio. Sin embargo, el Convenio debe ser aprobado por el Congreso de la República y ratificado por el presidente de la República para que el Perú sea considerado parte del acuerdo global.

El texto del Convenio consta de 35 artículos y 5 anexos que abordan el ciclo de vida del mercurio, desde su generación, comercialización, productos y procesos donde se utiliza, hasta su destino ­final como residuo. En su primer artículo, se establece que el objetivo del Convenio de Minamata es proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y liberaciones antropógenas de mercurio y sus compuestos.

Por ello, el Convenio prevé la eliminación gradual de una serie de productos y procesos, o componentes de un producto al que se haya añadido mercurio o un compuesto de mercurio de manera intencional. Ello incluye amalgamas dentales, termómetros, cosméticos, antisépticos, plaguicidas, focos ahorradores, baterías, entre otros. Asimismo, el Convenio incluye medidas que limitan la exportación de mercurio, que controlan y reducen las emisiones y vertimientos de mercurio en la industria, que establecen el almacenamiento seguro del mercurio, y que prohíben la apertura de nuevas minas de mercurio y la eliminación de las existentes, en un período máximo de 15 años.

Como se recuerda, la enfermedad de Minamata es un síndrome neurológico grave y permanente, originado por el envenenamiento con mercurio. Los síntomas incluyen ataxia, alteración sensorial en manos y pies, deterioro de los sentidos de la vista y el oído, debilidad y, en casos extremos, parálisis y muerte. Dicho mal es llamado así porque Minamata (Japón) fue el centro de envenenamiento por metilmercurio desde 1956, año en que se detectaron los primeros casos: 46 personas murieron por el mercurio. Se calcula que entre 1932 y 1968, año en que cambió el proceso industrial en Chisso por otro menos contaminante, se vertieron a la bahía 81 toneladas de mercurio.

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