Inés Temple1. Los buenos líderes (valga la redundancia) lideran para el bien común, no para engrandecer su ego, su poder o su fortuna. Miran por el bien ajeno, son consistentes con sus valores y lideran con el ejemplo. Eso los hace confiables y predecibles.

2. No reclaman que otros actúen o resuelvan por ellos. No se victimizan ni culpan a otros por sus carencias, fallas o errores. No se la pasan criticando sino que aprenden, actúan y resuelven. Se hacen cargo de los problemas, causas o proyectos y generalmente los sacan adelante. Se juegan por lo que creen.

3. Consiguen resultados. Se miden a sí mismos y a otros vía logros reales, no por el tamaño de sus promesas. No son arrogantes, ya que saben que ser líderes no los hace infalibles, perfectos o más capaces en todo, pero respetan a las personas y no las ofenden con palabras o acciones.

4. Saben que el respeto es la base de la confianza que necesitan para liderar a su equipo. Son seguros y modestos al mismo tiempo, ya que no necesariamente son líderes en todos los roles de su vida. Saben seguir a otros cuando corresponde.

5. Toman decisiones, por difíciles o duras que estas sean. Asumen riesgos, pero sobre todo, asumen responsabilidad por las consecuencias de sus actos y decisiones en las muchas ocasiones en que se equivocan, como cualquier otra persona (aunque sus fallas tienden a ser visibles). Saben escuchar y disculparse cuando toca.

6. Tienen una visión clara de hacia dónde quieren llegar, apuestan por el futuro con optimismo y proveen dirección a los demás. Generalmente esa visión involucra una misión que los atrapa, un legado que deja huella, algo que convoca su pasión y sobre todo, que inspira a otros a realizarla. De hecho, los líderes se ponen metas ambiciosas que inspiran y motivan a otros a trabajar para conseguirlas como propias. Movilizan, crean cambios que se pensaban no posibles y que rompen inercias o apatías.

7. Se interesan genuinamente por su gente y se preocupan por hacerlos crecer. Actúan como sus mentores y buscan que sean cada vez mejores en lo suyo. Son motivadores y tienden a ser cálidos a su manera (aunque nunca están del todo satisfechos con los resultados). Tienen mucha energía y derrochan entusiasmo, lo que inspira y energiza a los que en él o ella confían.

8. Saben sacar lo mejor de las personas, les hacen ver cosas suyas que ellos mismos no sabían que tenían. Les muestran las posibilidades de lo que pueden llegar a ser, de mejores versiones de sí mismos. Llevan a sus equipos a resultados donde no se imaginaban que podían llegar.

9. Saben que ser líderes no es estar enfocados en ellos mismos o en su ego, sino en las personas que lideran. Jack Welsh, ex CEO de GE, lo dice mejor: “Tu éxito como líder no es sino el reflejo de la gloria que alcance tu equipo”.

10. Usan su carisma para generar confianza, no para encandilar a los incautos o ganar adeptos a su ego sin ningún fundamento. Los líderes protegen (o tratan de proteger) a su gente de peligros reales pero igual los exponen a la realidad.

11. Los buenos líderes buscan y forman redes de contacto con otros líderes. Se saben responsables de desarrollar más líderes y no temen relacionarse y contratar a gente mejor que ellos mismos.

12. Saben que el liderazgo más difícil es el que se trata de liderarse a uno mismo. Tienen la disciplina y ponen el esfuerzo y la dedicación que se requiere para ser un buen líder.

*MEDICIÓN
Consiguen resultados. Se miden a sí mismos y a otros vía logros reales, no por el tamaño de sus promesas.

*CRECER
Se preocupan genuinamente por su gente y se preocupan por hacerlos crecer.

El Comercio