Don Jesús Arias Dávila, acompañado de su esposa Esther y rodeado de sus hijos, Arturo, Daniel y Fernando.

Don Jesús Arias Dávila, acompañado de su esposa Esther y rodeado de sus hijos, Arturo, Daniel y Fernando.

El empresario minero don Jesús Arias Dávila, falleció, dejando como ejemplo su gran amor a la vida, a la minería y al desarrollo del país, al que contribuyó activamente desde temprana edad, siguiendo el ejemplo de su padre.

Don Jesús Arias Davila, nació en 1924 en Cerro de Pasco, tras llevar una vida productiva en beneficio del país y partió el 29 de noviembre.

Minero, que trabajó siempre con el corazón, dedicó más de seis décadas de su vida a poner en marcha nuevas operaciones mineras, dando un ejemplo de emprendimiento y tenacidad.

Irradió bondad en todos los aspectos de su vida: como hijo, esposo, padre, hermano, amigo y empresario. Desde niño amó la minería inculcado por el cariño hacia dicha actividad que su padre, don Agustín Arias Carracedo, pionero de la minería peruana, sentía por el país que lo cautivó por sus riquezas naturales.

Al finalizar su educación en el Colegio Mariscal Castilla de Tarma asumió obligaciones en la mina Calera Cut Off, de propiedad de su padre.

Empezó su exitoso camino empresarial como pequeño minero, creando nuevas minas y empresas en otros sectores.
Fundó minera San Valentín S.A., Peruana de Energía S.A.A., Minera Andina de Exploraciones S.A.A., Calera Cut Off S.A., Minera AV S.A.

Además fue director del Banco Continental, Banco Interandino, Banco de la Nación, Pacífico Peruano Suiza Cía. de Seguros, Tecsup y Seguros Rímac.

En la década de 1970, compró la mina San Vicente a la Cerro de Pasco Corporation, la que se convirtió prácticamente en un símbolo de sus operaciones.

La minería no es lucha
Como parte de su personalidad apasionada al trabajo y siempre comprometida con sus emprendimientos, este año, las palabras que don Jesús Arias Dávila brindó durante la ceremonia para recibir la “Medalla Ministerio de Energía y Minas” expresaron lo que fue su actividad que lo distinguió respecto a muchos peruanos.

Aquel día de la ceremonia, en los jardines de la sede del Ministerio de Energía y Minas -físicamente cansado, pero con un espíritu desbordante de vigor- se levantó para agradecer por el homenaje y dirigirse al auditorio con un mensaje que va más allá de la inclusión social: “Lo único que tengo que decir es que la minería se hace, no con el esfuerzo de lucha… con lágrimas. La minería se hace con el corazón. Hay que tener corazón para la minería ¡el corazón de todos los mineros!”.