commodities

Los silos de granos, oleoductos y fundiciones de cobre no son lugares glamorosos, pero durante un glorioso par de años que duró hasta mediados del 2008, los commodities causaban furor. China estaba viviendo un boom y la oferta de todo, desde la soya hasta el hierro, era incapaz de mantener el ritmo de la demanda provocando así un vertiginoso aumento de los precios.

Los ingenieros de las finanzas hicieron que todo tipo de productos estuviese atado a los incrementos en las cotizaciones y como resultado los commodities no solo disfrutaron una buena racha sino que se hablaba de ellos todo el tiempo. Además, proporcionaban una cobertura crucial para cualquier portafolio de inversiones diversificado, debido a que sus precios no se movían en tándem con los de otros activos.

Toda esta prédica convenció a toda clase de grandes inversionistas a apilar su dinero en los commodities. Los fondos de pensiones, fundaciones, patronatos, fondos soberanos y demás hicieron lo imposible para obtener un pedacito del boom, todo para que los precios comiencen a tambalearse junto con la economía mundial y luego caer a medida que el crecimiento de China se ralentizaba.

Pese a ello, la inversión en materias primas casi no ha caído y eso que la realidad ha refutado los argumentos que se esgrimían para invertir en esos productos. De acuerdo con el banco Barclays, el flujo de inversiones en commodities se revirtió ligeramente este año. Si se deja fuera del análisis al oro —que se comporta como una moneda—, la suma de los activos relacionados con commodities que se encuentran bajo administración financiera ha bordeado los US$ 200,000 millones desde el 2001.

La caída de las cotizaciones, ocasionada tanto por el aumento de la oferta como por un menor crecimiento económico, ha puesto en cuestionamiento el retorno de largo plazo que se presumía que ofrecerían estos activos. Pero esa es solamente una de las razones por la que los inversionistas están mostrándose tibios con los commodities. El rol de las materias primas como cobertura frente a los incrementos de precios todavía no ha sido probado y permanece como un asunto sin relevancia puesto que la inflación se mantiene tercamente baja.

El supuesto poder de estos productos para diversificar portafolios tampoco ha podido cumplir las promesas. En las décadas previas a la crisis financiera, no existió una correlación consistente entre los retornos de los commodities y de otras inversiones. Pero la crisis golpeó a todos los tipos de activos y los índices de precios de las materias primas y el S&P 500 se movieron más o menos de forma sincronizada.

En otras palabras, los commodities no sirvieron como cobertura frente al cataclismo económico. Y es de poco consuelo que esa relación se haya roto nuevamente porque los bonos y acciones han prosperado mientras que los commodities no. En efecto, históricamente estos bienes han generado retornos pequeños con excepción de las crisis del petróleo de la década de 1970 y los vertiginosos años previos al repunte de los precios del 2008.

Estos desencantos han provocado el repliegue de algunos de los defensores más prominentes de los commodities. Algunos fondos de cobertura especializados han cerrado y varios bancos de inversión están retirándose del negocio de las materias primas.

Por ejemplo, CalPERS, un fondo de pensiones para empleados estatales en California que ayudó a cimentar el estatus de los commodities como una clase masiva de activos con una enorme inversión en el 2007, redujo su exposición a fines del año pasado de 1.4% del total de sus activos a un mezquino 0.5%. No obstante, el fondo señala que esta reversión podría ser solo temporal, aparte que otros inversionistas continúan haciéndolo.

Ciertamente, algunos promotores argumentan que el momento de estos productos regresará nuevamente. Nick Brooks, de la firma de inversiones en commodities ETF Securities, percibe un interés tentativo y estima que un reciente influjo de dinero en estos activos podría ser un indicador de que vienen tiempos mejores.

Kevin Norrish, de Barclays, también ve razones para estar optimista. Ambos ejecutivos estiman que los inversionistas de commodities están volviéndose más perspicaces. Aunque la mayoría todavía apuesta por incrementos de las cotizaciones, los más sofisticados están explorando estrategias más sutiles para obtener mejores retornos, las que por ejemplo están en función de variaciones relativas de las cotizaciones entre commodities distintos. Se trata de una nueva clase de activos que aún no ha sido bien estudiada, de modo que la investigación podría impulsar los retornos.

Lógicamente los incrementos de las cotizaciones proporcionarían el mayor impulso. Norrish indica que los commodities tienden a desempeñarse mejor en las últimas fases de la recuperación económica, aunque esa probabilidad todavía parece algo lejana.
Lo peor es que no es probable que China retome el elevado crecimiento que envió las cotizaciones a las nubes hace una década. Además, las mineras están recortando sus inversiones y el crecimiento de la producción petrolera se encuentra aletargado. Por ello, existe la posibilidad de que los precios se incrementen de nuevo y que los commodities volverán a estar de moda.

Traducido para Gestión por Antonio Yonz Martínez
© The Economist Newspaper Ltd,
London, 2013