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El No se impuso 55%-45% al Sí en el referendo de Escocia, pero los independentistas fueron mayoría en Glasgow, la mayor ciudad de esa nación.

Gran parte de Reino Unido respiró aliviado tras la victoria del No en el referendo por la independencia de Escocia. Ello no necesariamente significa que para la unión no se aproxime un tiempo de trascendentales y profundos debates y cambios. Pero, ¿qué podría ocurrir?

La unión política de 307 años entre Inglaterra y Escocia sobrevivió el jueves luego de que el No se impusiera 55%-45% al Sí en un resultado un poco más holgado de lo esperado.

Los residentes en Escocia terminaron priorizando el status quo ante la posibilidad de un camino que acarreaba incertidumbres en materias clave.

Sin embargo, no se espera que los anhelos del independentismo escocés amainen ni que otros movimientos secesionistas en Europa, con los catalanes a la cabeza, dejen de ver el proceso como un modelo a seguir.

Poco después de conocerse el resultado, el primer ministro británico, David Cameron, anunció una serie de propuestas para dar más poderes no sólo a Escocia, sino también a las otras naciones constituyentes de Reino Unido.

Un anuncio fue calificado de “revolución constitucional” por analistas de la BBC.

Más poderes para Escocia

Tal como se esperaba, el primer ministro David Cameron, uno de los impulsores del unionismo, cumplió con lo anunciado en la campaña y confirmó que se empezará negociar con Escocia la devolución de más competencias.

Cameron dijo que, al igual que Escocia, los pueblos de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte tendrán una "mayor voz" en sus asuntos.

Cameron dijo que, al igual que Escocia, los pueblos de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte tendrán una “mayor voz” en sus asuntos.

Los tres principales partidos a nivel nacional (Conservador y Liberal-Demócrata en la coalición de gobierno, y el Laborista opositor), acordaron un cronograma para que Holyrood, el Parlamento escocés, maneje más aspectos de las finanzas, el Estado de bienestar y los impuestos.

Apenas una hora después de que se oficializara el resultado del referendo, Cameron tomó la iniciativa y en un discurso desde Downing Street nombró al encargado de supervisar el traspaso de las nuevas competencias.

El proyecto de ley debería estar listo para enero, pero con las elecciones previstas para mayo, no será aprobado antes del cambio de legislatura.

Y está claro que estará sujeto a intensas negociaciones.

La “revolución”

Pero lo verdaderamente novedoso llegó poco después en el discurso de Cameron.

“Así como el pueblo de Escocia tendrá más poder sobre sus asuntos, los pueblos de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte deben tener una mayor voz en los de ellos”, dijo.

“Las millones de voces en Inglaterra tienen que ser escuchadas”, agregó.

“Lo que empezó como una votación sobre si Escocia dejaría Reino Unido, terminó con una extraordinaria revolución constitucional anunciada (…), posiblemente la noticia política más emocionante de mi vida”, explicó el experimentado periodista de la BBC Andrew Marr.

Las propuestas

El primer ministro anunció la necesidad de que las otras tres naciones constituyentes de Reino Unido establezcan un nuevo “acuerdo” para que los derechos de sus votantes sean “respetados, preservados y mejorados”.

Habrá más poderes para la asamblea galesa, un mejor funcionamiento de las instituciones norilandeses y, fundamentalmente, una discusión de la llamada “pregunta de West Lothian”: eso aseguró Cameron.

“La pregunta de West Lothian” implica la cuestión de si es justo que parlamentarios de Escocia, Gales e Irlanda del Norte decidan asuntos que afectan sólo a Inglaterra.

En una peculiaridad de la política británica, parlamentarios escoceses pueden votar sobre cuestiones de escuelas y hospitales en Inglaterra, por ejemplo.

Pero como en Escocia esas competencias fueron “devueltas” a Edimburgo, las deciden los escoceses.

Con el anuncio de más poderes para Escocia, habrá más áreas en las que los parlamentarios ingleses no podrán votar.

Cameron propuso entonces que así como Escocia tiene algunas facultades de su exclusividad, la situación se repita en las demás naciones.

La medida tiene, según sondeos, el apoyo de los ingleses.

Más del 60% cree que a los parlamentarios escoceses debería prohibírsele votar en leyes que afectan sólo a Inglaterra.

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BBC Mundo