empresaComo dice Ernesto Nuñez del Prado, director de la Asociación de Buenos Empleadores (ABE), la forma de pensar de nuestra sociedad es también la de las empresas peruanas, razón por la que estamos lejos de poder competir con empresas de sociedades desarrolladas.

Según el experto, la mejor forma de ver estas diferencias es a través de los paradigmas que modelan las conductas de los trabajadores en las empresas. Como es sabido, un paradigma es un “conjunto de experiencias, creencias y valores que afectan la forma en que un individuo percibe la realidad y la forma en que responde a esa percepción”.

Para ser competitivos con empresas del primer mundo, necesitamos adoptar conductas que generen prosperidad. ¿Cómo lograrlo? Nuñez del Prado refiere que aunque la tarea no será fácil, la responsabilidad principal está en las gerencias generales de las empresas, que deben impulsar el cambio de los paradigmas que inhiben el desarrollo por aquellos que generan prosperidad. Sepa cuáles son.

Paradigmas que inhiben el desarrollo

Paradigmas que generan prosperidad

El que cuestiona es desleal y negativo.

El que cuestiona es un innovador, ayuda a mejorar y a crear progreso.

No enseño lo que sé porque después me despiden.

Si no preparo a alguien para que me remplace, no podré ascender.

Contrato bajitos para que no me hagan sombra.

Contrato a personas con potencial para tener quien me remplace.

Gestiono orientado al control para asegurar el cumplimiento porque desconfío de las personas.

Gestiono dando libertad para crear porque confío en las personas y porque la riqueza reside en la creatividad de las personas.

La competencia es una agresión y un riesgo. Por eso la evito.

La competencia es una forma de cooperación para la excelencia de los que compiten.

El pasado y el presente son los tiempos decisivos, el futuro es mi destino.

El tiempo que más importa es el futuro previsible, aquel sobre el cual planifico y, por lo tanto, tengo control.

Escondo el error para evitar el castigo.

Muestro el error para encontrar y eliminar las causas raíces y para evitar que otros lo cometan.

La vida es lo que me ocurre, es mi destino. Solo necesito suerte.

La vida es lo que yo hago, es mi biografía. Soy responsable por la consecuencia de mis actos y decisiones.

Mientras más alta es mi posición, más poder tengo sobre las personas.

Mientras más alta es mi posición, más respecto y cuidado debo a las personas.

Trabajo para mi jefe porque de él depende mi sueldo y bienestar.

Trabajo para la empresa para desarrollarme y tener un mejor desempeño. Mi sueldo y bienestar dependen de mi.

 El Comercio