A quién no le gusta estar en su mejor forma. Ya sea en situaciones como el persuadir a un potencial prospecto, convencer a tu jefe, o simplemente querer comunicarte de manera efectiva con tus colegas o colaboradores, si no cuentas con la energía suficiente para estas interacciones, lo más probable es que seas percibido como monótono, aburrido y poco capaz de inspirar a nadie.  La manera como la gente te percibe está asociada con tus niveles de energía. Que no te quepa la menor duda.

éxito-capacitaciónPor César Gamio Brou

Para poder contar con los niveles de energía necesarios para que rindas de manera óptima, es importante ingerir alimentos nutritivos y tener una dieta equilibrada. Seguramente eres consciente de ello. Pero además de ingerir las cantidades correctas de proteínas, grasas, carbohidratos y vitaminas, existe otro elemento muy importante que debemos tener en cuenta y que es crucial para nuestro bienestar físico.

Estamos hablando del sentido del GUSTO.

Si bien el gusto es una gran parte de la EXPERIENCIA de comer, deberías comenzar a prestar atención a los aspectos PRÁCTICOS y FUNCIONALES de tu sentido del gusto.

Cuando tienes hambre, tu cerebro te envía una señal que indica que ya es momento de que te ocupes de las demandas de información y energía de tu cuerpo. Una manera de indicarle a tu cerebro que ya le proporcionaste a tu cuerpo los nutrientes y grupos de alimentos más importantes, es por medio del sentido del gusto.

El contenido nutricional de los alimentos que comemos está codificado en el GUSTO de la comida. Por eso, nuestras papilas gustativas envían mensajes al cerebro e indican el tipo de comida que estamos ingiriendo, incluso antes de que los elementos bioquímicos de la comida ingresen en nuestro torrente sanguíneo.

Existen seis sabores que informan a nuestro sistema nervioso el contenido nutricional de una comida y son los siguientes:

Dulce: Brinda satisfacción, genera masa corporal y tiene un efecto reconfortante en el cuerpo.

Agrio: Estimula el apetito y ayuda a la digestión.

Salado: Mejora el apetito y resalta la percepción de otros sabores.

Picante: Estimula la transpiración y despeja las vías respiratorias.

Amargo: Ayuda a desintoxicar nuestro cuerpo y mejora la circulación

Astringente: Tiene un efecto equilibrante y estimula la curación.

Si al final de una comida nuestro sistema nervioso no registra los seis sabores, el cerebro no queda satisfecho y sigue enviando señales para comer más. Esto puede provocar una ingesta de demasiadas calorías incorrectas. Si comes en exceso, agotarás tus reservas de energía y opacarás muchas de las cualidades que te hacen tan único y especial.

Entonces, para que estés en óptimas condiciones, asegúrate de que los seis sabores del éxito estén presentes en cada comida.  Aquí comparto contigo una breve guía de referencia para darte una idea de cómo están categorizados los alimentos:

Categoría dulce: Granos, pasta, arroz, pan, pescado, vegetales almidonados, lácteos, carne, azúcar, miel, melaza, productos de origen animal.

Categoría agrio: Frutas cítricas, bayas, tomates, yogur, queso, alcohol, vinagre, aderezo de ensaladas, encurtidos.

Categoría salados: Sal de mesa, salsa de soya, pescado, carne salada, mariscos.

Categoria picante: Pimientos, chile, cebolla, ajo, pimienta negra, clavo, jengibre, mostaza.

Categoria amargo: Vegetales de hoja verde, vegetales verdes y amarillos, apio, germinados, remolacha.

Categoria astringente: Lentejas, frijoles secos, manzana verde, la cáscara de uva, coliflor, plátano verde granada, té.

Trata de incluir los seis sabores del éxito en todas tus comidas y préstale atención a cómo te sientes.  Estoy seguro de que te llevarás una grata sorpresa.

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