Carmen MatosEl mito que la veta desaparece cuando una mujer entra a la mina subsiste pero mucho menos, una buena señal de la evolución de la actividad. Ha pasado poco más de 50 años desde que el 17 de junio de 1956 la mujer votó por primera vez en Perú. Su talento e inteligencia amplió sus fronteras, y del hogar fue incorporándose a las actividades “propias” para los hombres. Carmen Matos es ingeniera de minas de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), sabe que aún el reconocimiento del rol de la mujer en la sociedad es un proceso en marcha. “Recuerda que postuló a una beca y que junto a un compañero quedaron finalistas pero que se la negaron porque el año anterior no pudieron brindar facilidades a otra ingeniera de minas (María Chappuis) “porque todo era para hombres”. Aquí la entrevista con ProActivo de la primera presidenta del Capítulo de Minas del CD-Lima, CIP.

¿La mujer está circunscrita a la maternidad?
Así es. ¿Y cuál es el disfraz? Ser como un hombre. Algo que siempre defendí es que ser ingeniero de minas no significa ser un macho. Soy femenina y sé lo que sabe el resto y hasta más. Sin embargo, no solo basta saber. Hay que tener personalidad con la que puedas defender tu posición y ser consecuente con lo que se piensa.
Soy investigadora, diseño mis opiniones y me voy a la causa raíz; entonces si me argumentan algo pregunto el porqué y si se equivocan puedo darles las razones y se quedan callados.
Ahora en el Capítulo hay de todo, hombres y mujeres, buenos ingenieros pero de cultura hay poco. Tuve la suerte que mi papá me propició la lectura.

Muchas mujeres no tienen esa suerte
Fue inteligente el modo de ver la vida de mi papá. Cuando postulé a la UNI no sabía que habían otras universidades: postulé e ingresé con apenas 15 años. El secreto del éxito es que se puede tener conocimiento pero el criterio lo da la madurez.

¿Cómo motiva a sus alumnos para la vida?
Les hago couching y les pregunto ¿Te vas a casar con la enamorada de ahora o cuando vayas a la mina encuentras a otra? Sucede que después de 5 años de enamorados van a la mina y en dos meses se casan con la profesora, enfermera, empleada o cocinera que está por ahí.
Siempre me sucedió así, empezaban tratando de enamorarme para ver si algo pasaba y al final terminábamos siendo amigos. Les decía “no te he escogido, por lo tanto seamos solo amigos”. Al principio me veían como mujer y luego como amigos y colegas. Eso solo se da cuando demuestras que eres igual que él.
Siempre iba de frente. “¿pretendes enamorarme? ¿si? ¡equivocado! Eso no funcionará porque no he venido para eso, no eres mi tipo y porque tengo un compromiso que no pienso romper por nadie.

¿Ha incrementado el número de mujeres que estudian ingeniería de minas?
El año pasado no hubo ninguna, el anteaño tampoco y este año es probable que salga una. Ello se debe a la selección, ingresar a la UNI es difícil para hombres y mujeres.

¿Por qué no hay la vocación de las estudiosas para seguir minería?
Porque ven a la minería como un trabajo rudo, pero eso es de los obreros. Nosotros hacemos ingeniería que es diseñar, pensar, planear, elaborar programas, visionar y estimar entre otras cosas, que son cuestiones cerebrales y no de fuerza.
Falta información respecto de nuestro sector en general. La comunidad conoce a la minería como sinónimo de impacto y eso se debe a que el diseño educacional no cumple en brindar cuotas de información sobre la minería.
También falta información sobre los problemas que podrían tener si mantienen costumbres promiscuas que a la larga puede afectar a su familia. Correspondería un plan educativo a nivel nacional y no solo en los campamentos mineros.
El crecimiento debería ser en todas las direcciones, económico y educativo; que además de construir edificios se promueva desarrollo a través del conocimiento.

¿Qué diferencia a la mujer del hombre?
En capacidades y habilidades somos iguales al hombre; fisiológicamente somos más cerebrales y los hombres más hormonales. Nunca pensaríamos en ir a lugares de ese tipo, en cambio los hombres sí porque son hormonales y reaccionan a un estímulo.

Dentro de la carga minera están justamente esos desórdenes sociales.
Como tú lo has dicho es un desorden y no debería darse. La familia no debería romperse por un factor externo. Se rompe porque el hombre es machista, podría hacer lo que quisiera pero ¿pensaría lo mismo si su mujer estuviera en una casa con hombres que hacen desnudos y demás? ¿lo aceptaría? Seguro que no. Ese machismo, sobre todo de los obreros, hace que funcione de esa forma.

¿Es una carencia cultural?
Así es. Se ve además en la misma mujer que acepta ser un producto utilizable porque recibe un estipendio por sus servicios como si fuera un servicio de lavado de carros o una lavandería. Aquella que se somete a cambio de beneficios económicos o laborales tiene muy baja autoestima.
El hombre se siente muy macho cuando paga y tiene a la mujer que le gusta. Siente que puede hacer cualquier cosa y es por baja autoestima. Ese es un gen que lo tenemos desde los Incas, no nos olvidemos de los diferentes estratos que tenían: había gente que pensaba, gente que defendía y gente que trabajaba para todo el caserío. Seguro los españoles se volaron a las cabezas importantes, pensantes y nos dejaron a los operativos del trabajo.

¿La minería está diseñada para hombres?
Para hombres. ¿Por qué no gané la beca si soy mejor? (…) Ahí aprendí una cosa: el esfuerzo que uno hace no es suficiente.