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Harvard Business Review. Los gerentes tienen responsabilidades amplias, desde asistir a reuniones de personal y fijar presupuestos hasta evaluar el desempeño de su equipo.

CONSEJOS EMPRESARIALES

Uno de los tropiezos más comunes de los gerentes nuevos es no fijar límites correctos en su nuevo trabajo, especialmente en lo que respecta a quién es responsable de qué. Cuando alguien se vuelve gerente, su trabajo cambia de colaborador individual a liderar un equipo. Mientras que alguna vez tenía que producir trabajo de alta calidad, ahora tiene que apoyar a su equipo conforme ellos lo producen. Hacer la transición no es fácil. Pero, incluso si hacer todo usted mismo parece más rápido, debe resistirse a esa urgencia. Los gerentes tienen responsabilidades amplias, desde asistir a reuniones de personal y fijar presupuestos hasta evaluar el desempeño de su equipo. Cuando le hace el trabajo a su equipo, no aprenden nada, usted no tiene tiempo para su propio trabajo y fija un peligroso antecedente. Entonces, sostenga una conversación honesta con su equipo respecto a sus expectativas. Asegúrese que sepan que los va a apoyar, pero que cada quien tiene su trabajo.

(Adaptado de “First-Time Managers, Don’t Do Your Team’s Work for Them”, de Ron Ashkenas)

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Los grandes gerentes hacen 3 cosas todos los días

La mayoría de los gerentes nuevos descubre que raras veces terminan un día habiendo hecho lo planeado. Pasan gran parte del día resolviendo problemas inesperados y asegurándose que se haga el trabajo. Pero hay tres cosas esenciales que los gerentes deberían hacer todos los días: formar confianza, armar un equipo y armar una red. No son tareas discretas para su lista de pendientes; puede lograrlas con la forma de asignar, evaluar y guiar el trabajo de su equipo. Forme confianza haciendo preguntas, ofreciendo sugerencias y expresando preocupación por sus empleados. Arme un equipo usando problemas y crisis para recordar a la gente el propósito y valores del equipo. Explique sus decisiones en términos de lo que es importante para el equipo. Y arme una red usando actividades de rutina para involucrar otros líderes y para mantener relaciones con gente de afuera de su grupo, y fomentando que su equipo haga lo mismo.

(Adaptado de “3 Things Managers Should Be Doing Every Day”, de Linda A. Hill y Kent Lineback)

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Use las conferencias para inspirarse, no para estresarse

Ir a conferencias puede ser un beneficio extraordinario, pero puede hacerlo sentir que tiene que demostrar que su asistencia fue digna del tiempo y dinero gastado. Algunas personas intentan volver con el mayor número de conocimiento y contactos posibles; otras pasan horas escribiendo un informe sobre la conferencia para su jefe y colegas. Pero, si se enfoca demasiado en demostrar que la conferencia fue una buena inversión, tal vez olvide aprovecharla al máximo, para empezar. Entonces, en lugar de intentar ser un “súper asistente”, simplemente enfóquese en aprender algo nuevo y en conocer algunas personas que de otra forma no habría conocido. El punto de salir de la oficina es recargar pilas. Use este tiempo para explorar cosas que lo emocionen y para asistir a paneles y charlas que le interesen, incluso si no necesariamente son a las que “debería” ir.

(Adaptado de “It’s OK if Going to a Conference Doesn’t Feel Like Real Work”, de Karen Dillon)

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Cambie malos hábitos siendo consciente de ellos

Cambiar un hábito no tiene por qué demorar, pero es difícil, muy difícil. Pero en lo que respecta a hábitos contraproducentes como discutir, autocriticarse o echar la culpa a los demás, convertir sus reacciones auto reflejas en algo más sano y productivo es esencial. El primer paso es ser consciente de sus reacciones. No puede cambiar algo si no se da cuenta que lo está haciendo. Piense en las cosas que lo sacan de quicio, después considere la serie de señales de advertencia que las preceden. Posteriormente, piense en dónde puede reconocer y cortar las señales de advertencia, frenando el avance de la serie. Cuanto más pronto pueda pararse usted mismo, mejor. Y cuanto más lo haga, más fácil se volverá. Pruebe con simplemente respirar para darse unos momentos para calmarse. Finalmente, trabaje en reemplazar el hábito contraproducente con algo más sano. Puede cambiar sus malos hábitos; la clave está en pararlos en seco.

(Adaptado de “Quash Your Bad Habits by Knowing What Triggers Them”, de Peter Bregman)

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Sepa cómo trabajar para un jefe más joven que usted

Parte de su trabajo consiste en apoyar a su jefe, pero eso parece complicado cuando el jefe es más joven que usted. ¿Cómo poner a un lado la edad? ¿Cómo impedir que el ego entorpezca la relación?

_ Reflexione. Si le molesta la edad de su jefe, pregúntese realmente qué le está molestando. ¿Quiere su puesto?

_ No caiga en estereotipos. En lugar de ahondar en sus diferencias, enfóquese en lo que tienen en común. Evite encasillar todo el grupo etario de su jefe, y aléjese de las generalizaciones.

_ Muestre respeto. Su jefe quizás se sienta incómodo o intimidado por su nivel de experiencia, así que sea humilde. Reconozca que usted y su jefe tienen habilidades para contribuir.

_ Apunte a ser socio. Su meta debería ser trabajar con su jefe como compañero. La experiencia le confiere credibilidad, así que úsela para ser útil y para proveer información y asesoría.

(Adaptado de “When Your Boss Is Younger Than You”, de Rebecca Knight)

Distribuido por The New York Times Syndicate