Si hay algo que define bien a nuestro país es su diversidad; diversidad de culturas y lenguas, de modos de relacionarse con el territorio, de ecosistemas, de recursos naturales; diversidad que constituye un enorme potencial. Sin embargo, desde el Estado nuestro territorio suele verse esencialmente como un espacio físico con recursos naturales a ser explotados, y se pierde de vista el conjunto de dinámicas económicas, sociales y culturales que se desarrollan en éste. La primacía de un enfoque rentista en desmedro de la sostenibilidad social, económica y ambiental; el centralismo, la sectorialización y la falta de mecanismos de participación ciudadana nos impiden desarrollar toda nuestra potencialidad con justicia y equidad. En síntesis: no planificamos.Esta falta de planificación se refleja en un territorio “desordenado”: asentamientos poblacionales expuestos a desastres naturales, concentración en zonas donde escasea el agua y es difícil llevarla, infraestructura y servicios mal distribuidos; deforestación, desertificación; superposición de derechos sobre un mismo territorio (comunidades indígenas, zonas arqueológicas, concesiones mineras, forestales, lotes petroleros, áreas naturales protegidas, etc. que se superponen) y conflictividad social.Por eso es necesario “ordenar nuestra casa”. En esa perspectiva es que los Gobiernos descentralizados han venido trabajando en la identificación de las potencialidades y limitaciones de sus territorios a través de la zonificación económica ecológica, información a partir de la cual deberán definir dónde y cómo ocupar el territorio y usar los recursos naturales de manera sostenible. Por ello hemos propuesto un Proyecto de ley de Ordenamiento Territorial que garantice la institucionalización de espacios y mecanismos de construcción de los Planes de Ordenamiento territorial, que delimite claramente las funciones de sectores y niveles de gobierno, y que asegure la aplicación efectiva de estos Planes. No podemos seguir avanzando a tientas, es hora de planificar, con un enfoque de sostenibilidad, de manera democrática –y no solo tecnocrática-, hacia dónde queremos ir como país.
Fuente: LaMula.pe