Proactivo 102

Si bien Perú es unos de los países con más baja inflación en la región, está claro que su economía es emergente y que si bien el empleo formal crece de manera extendida es innegable que su dinámica actividad minera a lo largo de los últimos 20 años le respaldó para darle mayor estabilidad y oportunidad al crecimiento de la clase media.

Una actividad que se ha permitido incluso competir en ese ámbito con países como Australia, Canadá y los Estados Unidos, está siendo discretamente relegada por razones de diversa índole cuando Perú aún es de incipiente industrialización.

Hace tres años éramos el tercer país que atraía las inversiones en exploración minera en el mundo ahora somos terceros en América Latina con la tendencia a descender más si se le ve al sector como algún proyecto y no como un todo para el crecimiento de todos, pues ha estimulado la construcción de grandes obras de infraestructura, llámese puertos, aeropuertos, carreteras y otros. Los ingresos que genera sirven con fines tributarios y dan empleabilidad con efectos multiplicadores.

En Perú el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y otros organismos multilaterales coinciden en querer apuntalar el desarrollo de la gobernabilidad democrática y es que el asunto, aunque parece tema de escritorio, se ha vuelto crucial cuando el país requiere el liderazgo de sus autoridades y que tengan capacidad de administrar de la mejor manera esta época de bonanza que al parecer ya da paso a otra en que la abundancia sería cosa del pasado. Ya sea por precios o por baja producción de los metales.

Los sueños de un país con nuevas expectativas pueden ser realidad en la medida que haya estabilidad institucional y política; y al mismo tiempo transparencia y efectividad en la administración y toma de decisiones en todo el aparato público.

El interés por los productos peruanos, sea el oro o la quinua, en los volúmenes que sean enriquecen al erario nacional y estimulan al ciudadano sobre las posibilidades de avanzar sin barreras en el mundo globalizado.

Mónica Belling Salas