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De las 27 empresas del Standard Poor’s 500 dirigidas por mujeres a fines de su último año financiero, solo una, o sea 3.7%, había adoptado alguna de las tres defensas más comunes contra una compra hostil.

(Bloomberg).- Menos CEO mujeres disponen de las armas utilizadas normalmente por las empresas para combatir compras hostiles con que cuentan sus homólogos varones. Esto ha hecho ganar aprobación a sus empresas como custodias de la buena gobernanza, pero las ha vuelto más vulnerables a los inversores activistas.

De las 27 empresas del Standard Poor’s 500 dirigidas por mujeres a fines de su último año financiero, solo una, o sea 3.7%, había adoptado alguna de las tres defensas más comunes contra una compra, según un análisis de Bloomberg Intelligence. Por el contrario, 23% de las empresas lideradas por hombres tienen disposiciones como estrategias de “píldoras venenosas”, una elección escalonada de miembros del consejo de administración o derechos desiguales de voto.

“Posiblemente, el tipo de compañía que es progresista designando a una mujer como máxima responsable ejecutiva también adopte mejores prácticas en materia de gobernanza corporativa”, dijo Carol Bowie, directora ejecutiva de Institutional Shareholder Services con sede en Washington, que califica a las empresas sobre la base de sus antecedentes en materia de gobernanza corporativa.

Este año, los activistas han atacado muchas empresas lideradas por mujeres, siendo la última Xerox Corp., donde la máxima responsable ejecutiva, Ursula Burns, dijo a fines de octubre que comenzaría una revisión amplia de la actividad comercial con el fin de aumentar la rentabilidad. La semana pasada, el activista multimillonario Carl Icahn dijo que había acumulado una participación de 7.13% y que mantendría conversaciones con el directorio.

Ellen Kullman de DuPont Co. renunció en octubre después de haber pasado meses rechazando críticas del Trian Fund Management de Nelson Peltz, que intentaba dividir la empresa. En enero, PepsiCo, cuya máxima responsable ejecutiva es Indra Nooyi, eligió a Trian como asesor de su consejo de administración luego de la amenaza de una lucha de poder por parte de Peltz.

Pershing Square Capital de Bill Ackman acumuló en agosto una participación de 7.5% en Mondelēz International Inc., encabezada por Irene Rosenfeld. Y en marzo, Mary Barra de General Motors Co. anunció una recompra de acciones por US$ 5,000 millones luego de reuniones con un grupo de fondos especulativos y el inversor activista Harry J. Wilson. A cambio, Wilson abandonó su solicitud de un lugar en el directorio.

“El sexo del máximo responsable ejecutivo no tiene nada que ver” con las empresas que los activistas eligen como blanco, dijo Charles Elson, director del Centro de Gobernanza Corporativa John L. Weinberg de la Universidad de Delaware. “Los activistas eligen a empresas que están subvaluadas y en las que hay problemas relativos al desempeño”.

De todos modos, son tantas las máximas responsables ejecutivas que han enfrentado la agresión de activistas que los investigadores Michelle Ryan y Alex Haslam de la Universidad de Exeter en Inglaterra acuñaron un término para las mujeres nombradas en los puestos máximos solamente en empresas que tienen dificultades: “el acantilado de cristal”.

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