El desarrollo del proyecto de oro Pucamarca, en la sierra de Tacna, a cargo de la empresa Minsur, tiene entre sus objetivos apoyar iniciativas sostenibles y eficaces de mejora de la actividad agropecuaria, nutrición infantil, educación, e incentivar el desarrollo de las comunidades de Vilavilani y Palca.

Así lo señala el Estudio de Impacto Ambiental Pucamarca, descrito por el doctor Dante Morales, de la Universidad Nacional Jorge Basadre.

En sus conclusiones, indica que es posible desarrollar la minería en concordancia con el desarrollo hombre – naturaleza, aplicando tecnologías limpias que permiten mitigar con éxito los posibles contaminantes.

Hidrográficamente, el ámbito del estudio abarca las áreas de la cuenca del río Caplina y sus afluentes los ríos Palca y Vilavilani. Se analizan las descargas que ingresan por el canal Uchusuma y las generadas por el Caplina.

El estudio recomienda una amplia difusión de las bondades de la explotación minera entre las comunidades del entorno, que debe ser desarrollada por el Estado y la empresa responsable del proyecto.

También señala necesario realizar talleres de mejoras en la crianza de especies y la conservación del hábitat.

Igualmente, plantea que el monitoreo ambiental del proyecto lo efectúen las universidades, las comunidades y los gobiernos regional y locales; con guías ambientales para el conocimiento de la población.

Desarrollo socioeconómico

Con el fin de que el proyecto minero coadyuve a la economía regional, Morales recomienda la implementación de un programa de compras para promover una oferta competitiva de bienes y servicios locales y regionales, que genere encadenamientos productivos.

Los alimentos, combustible, materiales de construcción serán adquiridos en su mayoría de Tacna, que será su principal fuente de abastecimiento.

El académico subrayó que se creará numerosos empleos temporales y permanentes, elevando los niveles de calificación laboral de los pobladores de Vilavilani y Palca.

El proyecto Pucamarca se ubica cerca al hito 52 de la frontera peruano-chilena, a unos 55 km al noreste de la ciudad de Tacna, en las inmediaciones del Cerro Checocollo. Su vegetación es típica del altiplano con predominios de pastos naturales como el ichu y la tala. La población se dedica a la agricultura y ganadería.