Foto: captura de internet

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Desde que Repsol acometió la compra de Talisman por aproximadamente 10.400 millones de euros los problemas se han ido acumulando para la petrolera. Con los precios del oro negro en el entorno de los 32 dólares por barril a día de hoy la compañía solo vale un 21,6% más del precio abonado por la canadiense. Desde su nivel más alto del pasado año el valor de la compañía en bolsa se ha reducido a la mitad y ha caído en casi 13.000 millones de euros, hasta los 12.644 millones. En ese periodo, ha pasado de ser la séptima firma del Ibex 35 por capitalización a ser decimotercera. Además, la deuda de la española se ha disparado -los expertos calculan que su ratio deuda/ebitda a cierre de 2015 se quede en 3 veces-.

“La caída en la capitalización, en mi opinión, está descontando un recorte del dividendo y el hecho de que el área de exploración y producción generará pérdidas al menos hasta que el precio del petróleo recupere los 50 dólares por barril. Esto junto a un alto endeudamiento y el rating bajo revisión, que de ser degradado a bono basura significaría que muchos inversores no podrían comprar su deuda o tendrían que venderla”, explica Ahmed Ben Salem, analista de Oddo.

A principios de mes S&P anunció que había incluido a Repsol y a otras cinco petroleras europeas en la categoría creditwatch negative, lo que significa que podría aplicar una rebaja de su calificación crediticia, una decisión que la agencia ha indicado que tomará en la quincena posterior a la presentación de resultados el 25 de febrero.

Si esto sucediese, la firma presidida por Antonio Brufau pasaría a tener grado especulativo. Una de las prioridades anunciadas por la petrolera en su nuevo plan estratégico hace apenas unos meses era, precisamente, mantener la calificación crediticia. Y es que en caso de pasar a ser high yield son muchos los fondos que no podrían comprar deuda de la compañía y aunque se abriría a aquellos centrados en el grado especulativo, pero son una piscina, frente al lago de la deuda con grado de inversión.

“Repsol no compró Talisman pensando en un escenario de 30 o 40 dólares del precio del petróleo, pero el principal error ha sido asumir un nivel de apalancamiento excesivo para el negocio de upstream”, apuntan desde Intermoney. Sonia Ruiz de Garibay, de Beka Finance, cree que se hizo la compra “con unas perspectivas y éstas no se han cumplido”, si bien recuerda que estas operaciones “se hacen con un escenario mucho más largoplacista”.

Gas Natural, la gran opción

Los analistas creen que la compañía cuenta principalmente con una opción: desinvertir en Gas Natural. “Esperamos que tras las revisiones de las agencias de rating, Repsol disponga si se lo piden de su participación en Gas Natural”, explican desde Sabadell. “Pensamos que las agencias quieren que actúe rápido, no basta con compromisos. Y esa rapidez solo se la da Gas Natural”, completan desde el banco catalán. No obstante, fuentes de mercado recuerdan que esta operación también podría ir encaminada hacia una fusión con la gasista.

Por su parte, Sonia Ruiz de Garibay considera que la decisión de Repsol “dependerá de las perspectivas que arroje la reunión”, aunque reconoce que “(Gas Natural) es un activo muy líquido y fácil de vender”. El valor de su participación en la gasista está en 4.700 millones, si bien supondría deshacerse de una fuente recurrente de beneficios, ya que recibe aproximadamente 300 millones al año por su dividendo. Con la valoración más alta, esta alcanzaría los 7.300 millones y otorgaría al accionista entrante una situación de control junto a CaixaBank, si bien la entidad siempre tendría algo que decir en un escenario de fusión para crear una petrolera integrada, al controlar un 11% de Repsol y un 34,4 de Gas Natural mediante Criteria.

Mientras, desde Intermoney piensan que Repsol “puede adaptarse a un escenario similar al planteado por S&P y mantener el investment grade mediante varias medidas de ahorro de caja”. Así, señalan a un recorte de capex adicional de unos 600 millones de euros, una caída del dividendo al 50% y una venta parcial de Gas Natural.

Desde Sabadell apuntan que “con los escenarios que baraja a día de hoy S&P, pensamos que el plan estratégico presentado por Repsol no es suficiente de cara a conservar el grado de inversión”. El escenario ácido planteado por la compañía en febrero situó el crudo en los 40 dólares en los dos próximos años. En lo que va de año, el Brent promedia un precio de 32,4 dólares por barril, un 19% por debajo del suelo marcado por Repsol.

Uno de los temas estrella en torno a Repsol ha sido su capacidad de mantener la retribución al accionista. Al pagar mediante scrip dividend -aproximadamente el 65% de los accionistas deciden cobrar en papelitos- el gasto se limita a 500 millones anuales, pero algunos analistas creen que sería una opción para contener el gasto.

Tiene su mejor recomendación en un año

A pesar de los problemas que está atravesando la compañía, los analistas creen que el castigo del mercado ha sido excesivo. Después de que en los últimos doce meses su cotización haya retrocedido más de un 48%, el consenso de mercado otorga a la petrolera su mejor recomendación en un año -un mantener- y cree que sus títulos tienen un recorrido del 32%, hasta los 11,59 euros.

No obstante, la valoración que los expertos hacen de la compañía ha sufrido un fuerte retroceso: en un año ha caído en un 36%.

Fuente: El Economista.es