Sector minero

Foto: Andina.

Por Luis Eduardo Falen.

El sector minero vivió un año de retos más que de oportunidades. Al deterioro de los precios de los metales y de los márgenes que se vive desde el 2011 se sumaron numerosas noticias negativas desde China, cuyo desempeño económico continuó siendo el principal driver de las cotizaciones.

Cuesta abajo

En China el desplome bursátil y la contracción del sector manufacturero aumentaron el riesgo de intensificación de la desaceleración económica, y llevaron a los precios de los metales aun más abajo. En agosto los índices de commodities de Bloomberg y Goldman Sachs tocaron su nivel más bajo desde 1999 y el 2002, respectivamente. “Teníamos previsto que China se desaceleraría, pero fue una sorpresa la fuerza con la que se cuestiona si China continuará con su historia de crecimiento”, señaló en agosto a SE Patricia Mohr, especialista en commodities de Scotiabank.

En el Perú, el 45% de las exportaciones mineras totales son de cobre, cuyo precio cayó 19% entre diciembre del 2014 y octubre del 2015. En consecuencia, en los primeros 10 meses del 2015, el monto de las exportaciones de cobre se redujo en 11.8%, pese al incremento en 16.9% del volumen, tras el inicio de la producción comercial de los proyectos Toromocho y Constancia. Por su parte, el monto de las exportaciones de oro -que representa el 34% de las exportaciones mineras- cayó 3.7%, pues la cotización del metal sólo se ha reducido 4% en lo que va del año.

Cambios necesarios

En lo que va del año, las principales acciones mineras en la BVL sufrieron fuertes caídas: Minsur (-63%), Volcan (-62%), Buenaventura (-51%), Milpo (-31%) y Cerro Verde (-30%). A la par, en las mismas empresas, las posibilidades de generar más eficiencias se redujeron. “Existe cierto grado de agotamiento en los esfuerzos de control de costos y muy poco espacio para profundizar en eficiencias”, escribió en mayo Héctor Collantes, head of equity research de Credicorp Capital. La industria, sin embargo, continúa haciendo esfuerzos para mantenerse competitiva en medio del contexto adverso.

Este año la productividad y las renegociaciones con proveedores cobraron gran importancia, así como las revisiones de los planes de inversión. Algunas empresas -como Buenaventura y Minsur– optaron por desarrollar proyectos menos riesgosos, y más pequeños y eficientes. Otras, como Milpo, por el crecimiento modular o por etapas y otras, como Volcan y Milpo, por la ampliación de sus operaciones. Incluso las áreas de research retiraron los proyectos de sus valorizaciones y sólo consideran las ampliaciones en marcha con el fin de reflejar las condiciones reales de la industria.

La situación también es complicada para las grandes mineras del mundo. Los recortes de costos, las ventas de activos y hasta las escisiones marcaron las agendas de los principales CEO del sector. BHP Billiton escindió sus activos menos importantes en una nueva empresa llamada South32, Rio Tinto vendió su participación en minas de diamantes en Zimbabue y Anglo American vendió tres minas de platino en Sudáfrica, así como las chilenas Mantoverde y Mantos Blancos. Glencore Xstrata, la más grande de todas, emitió US$2,500 millones para cumplir con sus obligaciones y suspendió algunas de sus operaciones, como Iscaycruz, en el Perú, y Lady Loretta, en Australia.

Y por si fuera poco…

El 2015 también destacó por la continuación de las protestas alrededor de los proyectos mineros. En marzo se inició una huelga en contra del proyecto Tía María, que los manifestantes consideran que perjudicará el medio ambiente del valle de Tambo. En mayo el proyecto fue suspendido y en septiembre, en la 32a. Convención Minera Perumin, el presidente de Southern Copper, Óscar Gonzales Rocha, anunció que aún no hay fecha definida para el inicio del proyecto. “No sé si a fin de año o a principios del próximo, pero trataremos de que salga”, dijo.

Por otro lado, también hubo protestas contra el proyecto Las Bambas, que había llegado a su etapa de construcción sin la oposición de la población. Las protestas se iniciaron en septiembre por la reubicación de la planta de molibdeno, que no había sido considerada en el EIA aprobado, ya que al ser un cambio menor no requirió de un proceso de participación ciudadana. Tras el levantamiento de la huelga, la empresa anunció que el cronograma de inicio de operaciones -previsto para el primer trimestre del 2016- no se vio perjudicado.

El 2015, está claro, fue un año difícil para la industria. El 2016 no será mucho mejor, pues las condiciones -volatilidad financiera, incertidumbre desde China y débil crecimiento mundial- se mantienen. Que las oportunidades superen los retos dependerá de los espacios que ubiquen los participantes de la industria para encontrar mayores eficiencias y ganancias de productividad. La tarea no es sencilla.

Semana Económica.