Foto: Internet

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El pasadizo es largo y los pasos para sortearlo, excesivos. En un extremo, usted camina casi sin darse cuenta de que en la otra punta del camino está él.

Los nervios lo traicionan, ¿qué debe hacer? Hacer un saludo simple, de gestos y sin palabras suena como una buena idea. O detenerse y entablar algún tipo de diálogo.

Pero la segunda opción amenaza con más posibilidades: ¿hablar de trabajo, de algo más casual?

Tan absorto estaba en sus reflexiones, que el objeto de sus cuitas acabó pasando a su lado con un saludo correcto pero olvidable.

Y así usted perdió otra oportunidad de interactuar con el gerente general de su empresa.

Para Gustavo Caillaux, managing director de la consultora Boyden, antes de pensar y casi sufrir por la atención de la alta dirección debe pensar si dirigir su atención a esa área es la mejor estrategia.

“Lo primero es lo más simple: no debo pensar en impresionar, sino en hacer bien mi trabajo”. Pero, claro, eso no significa no trazar algún plan. Caillaux insiste en mirar al jefe inmediato a quien vale la pena impresionar.

“Es muy fácil. Si yo tengo un jefe directo que reconoce mi trabajo y, lo más importante, lo transmite hacia arriba, no hay una razón para esa especie de ansiedad por casi ‘puentear’ al jefe”, detalla el experto.

Y pone ejemplos de ejecutivos que ‘han subido’ con sus jefes “porque ellos los recomiendan, porque este confía y lo pide para su nuevo equipo”.

Seguridad
Pero si, finalmente, decide abordar al gerente general, María Eugenia Aragón, docente de la Dirección de extensión y proyección universitaria de laUSMP, dice que la seguridad es la clave para salir airoso y que puede hacer la diferencia.

“Muchos ejecutivos talentosos están tras un ascenso. Probablemente tienen los méritos, pero solo uno se quedará con el puesto. La confianza de entablar un diálogo sin miedos, sin excesos de salamería, sino con la naturalidad que solo da la confianza, puede ser el factor que decide el ascenso”.

¿Y si no?
Pero si usted no tiene un jefe ideal y está seguro de que el crédito de sus logros se lo lleva él, aún quedan caminos para destacar.

“Hay empresas donde tu trabajo es medido por méritos individuales. Por ejemplo, un jefe de producto que vende o no vende. En este caso es mucho más fácil llamar la atención”, explica Caillaux.

Si su puesto está del otro lado y es parte de un engranaje donde el mérito se queda con el grupo, es tiempo de buscar una forma de medir el resultado de sus acciones.

“Incluso si tiene que forzar al jefe inmediato o al mismo gerente general a crear esos mecanismos, puesto que son su única vía para ser visto”, detalla el experto.

María Eugenia Aragón, de la USMP, agrega que la estrategia social tiene sus ventajas. Y no solo abordar al gerente general.

“Después de todo, no solo su jefe directo puede hablar de usted, sino las otras áreas. Tener una excelente relación con otros mandos medios puede ser la forma de que su gerente general lo mire con ojos de ascenso”, precisa la experta.

OTROSÍ DIGO

La importancia de tener un correo

Si usted está dispuesto a llamar la atención de la alta dirección y sabe que su jefe directo no destacará sus créditos, hay una herramienta simple pero eficaz para dejar constancia de sus méritos. “Cada idea que usted aporta, cada plan que es exitoso debe quedar enviado por correo, uno muy claro y específico. Esa es la prueba de su aporte”, indica la experta de la USMP.

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