En el 2008, Kallpa SAB inició sus operaciones como sociedad agente de bolsa.  Meses después lanzamos nuestros primeros reportes deresearch.  Uno de estos primeros reportes fue el de Southern (SCCO).   Desde entonces consideramos al proyecto Tía María como uno viable que crearía valor para la compañía.

En el 2011, SCCO presentó un primer estudio de impacto ambiental (EIA),  el cual contemplaba usar agua del valle y cuya inversión inicial ascendía a US$1,200 MM. Sin embargo, el conflicto social interrumpió el avance del proyecto.  Southern ya había invertido en equipos y en una planta de lixiviación. Los  equipos se repartieron entre las unidades Cuajone y Toquepala.  La planta de lixiviación, llevada a México, ya se encuentra instalada y aumentará la producción de la unidad Buenavista en 120,000 TM de cobre al año.

A pesar de ello, en noviembre del 2013, SCCO vuelve a presentar un segundo estudio de EIA, en el cual contempla la instalación de una planta desalinizadora para usar agua de mar, y ya no agua del valle. Con ello la inversión inicial se incrementó en US$200 MM y ascendía a US$1,400 MM. Con ese ajuste, el EIA es aprobado por el Ministerio de Energía y Minas en agosto del año pasado.

Desde entonces los agricultores del Valle del Tambo se han opuesto al proyecto Tía María por distintas razones. A ellos ahora se ha sumado una serie de personas que poco tienen que ver con ese proyecto o esa región. Dada la oposición local al proyecto, la viabilidad de Tía María está nuevamente en tela de juicio.

Valorización y relevancia del proyecto

Es claro que si el proyecto no se implementa, el Perú perderá US$1,400 mn de inversión, habrá menos empleo para la población, habrá menos impuestos que recaudar en el futuro y habrá menos canon para la región Arequipa.  Está claro que sin ese dinero habrá menos hospitales, menos colegios, menos carreteras y menos desarrollo en el Perú, y obviamente en Arequipa.  Parar proyectos que han cumplido con todos los requerimientos del Estado determina menor inversión, menor empleo y mayor pobreza.  Si no va Tía María, definitivamente el Perú pierde.

Sin embargo, actualmente muchas personas se preguntan cuán importante es ese proyecto para Southern Copper y hasta qué punto la compañía puede seguir esforzándose para sacar adelante Tía María. Kallpa SAB ha valorizado el proyecto asumiendo: i)  una mina con 20 años de vida útil (según reservas existentes  al cierre del 2014 de 2’626,145 TM y una producción anual de 120,000 TM anuales), ii) una inversión inicial de US$1,400 MM, iii) un cash cost (costo de operación en efectivo, antes de gastos administrativos, de ventas, depreciación, gastos financieros, etc.) de 1.00 US$/Lb (escenario conservador, pues en procesos de lixiviación se puede obtener un menor costo), iv) un precio del cobre de largo plazo de 2.75 US$/Lb y v) una tasa de descuento de 10.23% (la misma que Kallpa SAB usa para descontar los flujos de SCCO), entre otros. Bajo estos supuestos, el valor presente neto (VPN) de Tía María alcanza los US$ 1,512 MM y la tasa interna de retorno (TIR) es  de 14.0%.

Kallpa SAB aplica un castigo de 25% al VPN por no contar con permisos de construcción y por los conflictos sociales anteriormente explicados (el mercado ya sabe que hay una probabilidad alta de que el proyecto se postergue o cancele).  Es decir, el VPN del proyecto baja de US$1,512 MM  a US$1,1134 MM. Según Kallpa SAB, el valor fundamental de SCCO es US$24,127 MM (o US$30.00 por acción), incluido el valor de Tía María.  Actualmente este valor fundamental es muy cercano a la actual capitalización bursátil de la compañía (US$25,168 MM).

En conclusión, según esta valorización, Tía María representa 4.70% del valor fundamental de SCCO o US$1.41 por acción. El mercado parece estar más o menos de acuerdo, pues el pasado 27 de marzo, luego de que un representante de la empresa declarara que SCCO se retiraba del proyecto, la acción cayó en 4.25%. Luego el CEO de SCCO, Oscar Gonzales Rocha, contradijo esa declaración y la acción se recuperó.

En conclusión, el proyecto es muy importante, pero no vital,  para la compañía.  Con Tía María, y otros proyectos en cartera, SCCO llegaría a su meta de superar las 1,100 MM de toneladas producidas de cobre por año en el 2018 (en el 2014, la producción de SCCO fue de 676,599 TM de cobre).  Las 120,000 TM al año de Tía María representan el 17% de la producción actual de SCCO y el 10% de la producción esperada al 2018.  Ello crea valor para la empresa.

Sin embargo, Tía María no es un asunto de vida o muerte para SCCO. Durante los últimos siete días, días de escándalo mayúsculo en Tía María, el precio de la acción ha subido 7%.  El mercado premió sus buenos resultados trimestrales sobre la menor probabilidad de ocurrencia del proyecto Tía María.  En lo que va del año, la acción ha subido 15%, a pesar de la disminución importante en el precio del cobre.  Los mayores problemas en Arequipa han incrementado la probabilidad de fracaso del proyecto, pero pareciera que el mercado ya ha descontado el hecho de que Tía María podría posponerse una vez más.  Si Tía María marchara bien, quizás el precio de la acción hubiese subido más.  Pensamos que de seguir los conflictos, SCCO podría dar un paso atrás y enfocarse en nuevos proyectos en la región. Uno de ellos es el proyecto Quellaveco, actualmente en posesión de Anglo American Plc y Mitsubishi. SCCO ha manifestado su interés por el proyecto, pues ese yacimiento está entre sus dos unidades Cuajone y Toquepala, y podría desarrollar sinergias operativas.

Sin la realización de Tía María se proyecta que la región perdería poder generar 3,500 puestos de trabajo durante la fase de construcción y 600 puestos de trabajo nuevos durante la fase de operación, así como 2,000 puestos de trabajo indirectos. Además del efecto multiplicador que tiene una inversión de US$1,400 MM en la región y el posterior desarrollo del negocio.

En economía siempre hay ganadores y perdedores. En todo tema  siempre hay un costo y un beneficio.  En este caso, si Tía María no va perdería el Estado, pues recaudaría menos impuestos, perdería Arequipa. pues tendría menos canon, perdería SCCO, perderían los trabajadores que hubiesen tenido trabajo gracias al proyecto y a la operación en sí por veinte años, perderían las familias de esos trabajadores, perderían los proveedores de Tía María y todos sus trabajadores y sus familias, perderían los pueblos donde vive toda esta gente, pues esta gente gastaría su dinero extra en sus pueblos.  Además perdería gran parte de la población del Perú y de Arequipa que se beneficiaría de los hospitales, colegios, carreteras, etc. que el Estado y la región Arequipa construirían con el dinero recaudado en impuestos. Finalmente, la gente pobre de la zona probablemente estarían igual o mejor. No veo cómo, en general,  puedan estar peor.

¿Quién ganaría si Tía María no va? Quizás los agricultores de la zona (enfatizó quizás, pero yo creo que estarían igual que antes).  Definitivamente  ganarían las ONG que ‘luchan’ contra la inversión minera, sus directivos que cobran jugosos sueldos, los políticos que creen que la inversión minera es mala para el país y los delincuentes que se pasean de conflicto social generando pánico, violando la ley  y perjudicando a personas honestas.

En la balanza, con la implementación de Tía María los beneficios superan ampliamente los costos. Repetirlo ya cansa.

SEMANA ECONÓMICA