(Foto: La República)

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La muerte del obrero Henry Checlla Chura, presuntamente a manos de la Policía, no solo había dejado un sentimiento de indignación en los opositores que se movilizan contra el proyecto Tía María, sino deseos de vengarlo. Y así ocurrió.

Desde muy temprano hubo enfrentamientos con la Policía. Eran cerca de las seis de la mañana y más de 200 uniformados avanzaron para liberar la vía que conecta Mollendo con el puerto de Matarani, bloqueada desde el martes con piedras, palos y llantas quemadas. En su camino encontraron la resistencia de algunos ciudadanos que los atacaron con piedras.

Los uniformados continuaron su camino para desbloquear la línea férrea por donde circulan los trenes que abastecen de combustible a Arequipa, Puno y Cusco. Es una zona clave, su control implica el suministro a estas tres regiones. Por ello se produjo un nuevo choque que se extendió en las zonas aledañas: el pueblo joven Villa Lourdes, los pueblos jóvenes de Mirador Pacífico, La Victoria, Apiamo y Los Portales. La tónica era la misma, policías lanzando gas lacrimógeno y la población civil defendiéndose con piedras. Como consecuencia de estos enfrentamientos, cuatro pobladores resultaron con fuertes contusiones. Los trasladaron al centro de salud de Villa Lourdes.

LAPIDADOS

Lo peor vino después. Eran las nueve de la mañana. La Policía intentó ingresar al pueblo joven Santa Rosa para dispersar a los manifestantes que les lanzaban proyectiles. Un grupo de policías llegó a una calle donde los emboscaron cien personas. Provistos de piedras y troncos los atacaron sin piedad. Eran apenas cinco efectivos. Cuatro llevaron la peor parte. Incluso cuando ya estaban rendidos y tirados en el suelo continuaron agrediéndolos

Según fuentes de la Policía y los Bomberos, los heridos fueron arrastrados a una quebrada donde los empezaron a enterrar vivos. Uno de los uniformados ya estaba casi bajo tierra cuando llegó una brigada de bomberos y los rescataron. Los trasladaron de emergencia al hospital EsSalud de Mollendo. Por la gravedad de sus heridas a cuatro los derivaron al hospital Carlos Alberto Seguín de Arequipa.

Los uniformados heridos son el suboficial de segunda Carlos Arturo Carbajal Bustos (42), a quien se le diagnosticó heridas múltiples en la cabeza y en el tórax. A su colega suboficial de tercera Víctor Javier Gordillo Villaroel (45), cuyo diagnóstico es traumatismo por aplastamiento y heridas en el cuero cabelludo con un objeto contundente. Sin embargo, los más graves son el suboficial Marco Lizandro Castro Pancorbo (53) y el suboficial Alberto Henry Vásquez Durand (50). Ambos presentaron traumatismo encéfalo craneano grave. Sin embargo, este último presentó exposición de masa encefálica. Castro, además, tiene roto el maxilar inferior.

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(Foto: La República)

A la entrada del hospital de Mollendo y cuando llegaban los heridos, se concentró un grupo de pobladores para insultar a las víctimas. Había resentimiento por lo ocurrido el día anterior. Por la gravedad de las lesiones debían ser evacuados a la Ciudad Blanca. El helicóptero tuvo dificultades para aterrizar. Lo intentó primero en el estadio municipal y luego en la calle frente al nosocomio. En ninguna pudo tocar suelo. Logró su objetivo en la playa tres, a donde llegaron las ambulancias con los heridos.

FéRETRO EN LAS PROTESTAS

En horas de la tarde, nuevamente se produjo un conato de bronca en el ingreso a Mollendo. Los manifestantes lanzaron llantas incendiadas a los policías y avanzaron temerariamente hacia ellos. Afortunadamente no hubo reacción.

Minutos antes de las seis de la tarde el féretro con el cuerpo de Henry Checlla Chura (35) llegó hasta el óvalo del terminal terrestre donde fue recibido en medio de aplausos y gritos de justicia ante el llanto desconsolado de sus familiares. Más temprano el cortejo fúnebre pasó por las calles céntricas de Mollendo. Luego lo condujeron al cementerio para su sepultura.

Los primeros efectos de la protesta en la ciudad de Arequipa comenzaron a sentirse. Hace dos días los 260 grifos no reciben combustible por el bloqueo de la carretera Arequipa Matarani.

El presidente de la Asociación de Grifos de Arequipa, Magno Salas, informó que desde ayer la planta de Petroperú ubicada en Mollendo, dejó de distribuir 2 millones de galones de combustible que llegan no solo a Arequipa, también a Puno y Cusco.

Indicó que 200 carros cisternas no pueden salir de la planta de combustible.

En esta ciudad también hubo actos de protesta. Los estudiantes de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) de Arequipa tomaron el local de la Facultad de Ciencias Sociales como medida de apoyo a los manifestantes de Islay. En el plantón participaron estudiantes y profesores, quienes pidieron a la población adherirse al paro convocado por la Federación Departamental de Trabajadores el 12, 13 y 14 de mayo.

Gobierno evalúa declaratoria de emergencia en provincia de Islay

La declaratoria de emergencia en la provincia de Islay por parte del Gobierno Central ya está en cartera. Según el viceministro de Orden Interno del Ministerio del Interior, Mauro Medina Guimaraes, esta posibilidad esta siendo evaluada. Sin embargo, aclaró que se espera que el diálogo pueda dar mejores resultados.

“El Gobierno Central evalúa la posibilidad de declarar Islay en emergencia. Es una herramienta que tiene el Estado. Démosle tiempo a esta evaluación que está en cartera”, dijo. El ataque que sufrieron efectivos de la Policía recibió el calificativo de “artero y feroz” por parte del viceministro, quien lamentó la actitud de los manifestantes que dicen luchar por reivindicar a su pueblo.

ENFOQUE

Nilo cruz Cuentas

Analista

Evitemos más muertes

Ayer, por enésima vez, se frustró el diálogo. No importaron la muerte de dos pobladores y los cuatro policías heridos.

Periodistas de la zona informan que se arma un enfrentamiento sin precedentes. Por un lado llega la gente de Aduviri, de Puno, el sindicato de estibadores del Callao y de Construcción Civil de Lima. Se anuncian más policías. Esto está por reventar y debemos evitarlo.

Nada vale más que las vidas de los pobladores o de los policías. Nada tiene sentido si no se garantiza la vida. Quienes estamos preocupados por el desarrollo de Arequipa, por la disminución de la brecha infraestructural como el camino más rápido hacia el desarrollo, tenemos también la responsabilidad de respetar la vida y, más bien, garantizarla.

Hay sectores extremos del gobierno y de la sociedad que piden estado de emergencia. Eso no solucionará nada, al contrario, generalizará la violencia. A eso también apuntan quienes salen ganando con más muertes y más polarización. Si se dan cuenta, los dos extremos quieren estado de emergencia, unos porque tienen la tendencia natural de imponer las cosas, los que alaban y añoran las dictaduras; y los otros, del otro extremo, son los que cosechan políticamente en medio de la violencia, los que se encaraman como líderes populares en contra del “estado burgués”. Esto sólo favorece a ambos extremos, no a la población del Valle. Hay gente que quiere más muertos para empujar un nuevo “arequipazo”.

La única solución que veo en este momento es que el gobierno suspenda indefinidamente cualquier permiso a este proyecto y anuncie el retiro paulatino de la Policía. Acá no se trata de ganar o perder, porque ya perdimos todos.

La República