Parece que el amor realmente es un tema del corazón ¿Quién diría que animales menores como los cuyes, puedan protagonizar una historia de amor como aquellas de las películas más taquilleras de Hollywood.

Aquí el drama real marcado por la felicidad, la vida, el dolor y la muerte de una pareja de cuyes, Fifí y Fufú, adquiridos como mascotas en una Navidad. La niña que recibió a la delicada pareja los acogió con la alegría que los niños suelen recibir a los cachorros, sin imaginar la sentimental historia que protagonizarían.

La timidez de Fifí la humanizaba como si fuera una delicada fémina, le asustaban los extraños pero disfrutaba de jugar con su compañero. Por el contrario Fufú asumía el “valiente” rol de interactuar con el mundo externo a su casa, aquella jaula provista de detalles para hacerla “habitable”.

El agradecía con cariño a quienes les prodigaban afecto, cuidados y alimentos; y al mismo tiempo aprendió a recibir con “valor” a extraños provistos de deliciosos alimentos.

Una noche, la niña olvidó poner la manta que protegía del frío al hogar de la pareja. Aquella mañana ella amaneció erguida con la mirada fija, inmutable. No saltaba ni evadía. Él, su Fufú, estaba enroscado a su vientre, quieto como nunca… Había muerto de frío aquella noche abrigando a su tímida Fifí.

El cuerpo fue retirado y ella seguía quieta, sin comer, sin correr, ni saltar, ni esconderse… Para animarla la niña decidió ponerla sobre su jardín con mucho pasto y flores que la llenaron de vida.

Una tarde el jardinero sorprendido por los destrozos que hizo Fifí, la volvió a colocar en aquel triste hogar y la abrigó, pero al día siguiente amaneció quieta, con vida y petrificada. La escena era trágica: a su lado yacía el prematuro hijo de ambos, dolor que ella no alcanzó a soportar.