Mirko Lauer (Foto: La República)

Mirko Lauer (Foto: La República)

Escribe: Mirko Lauer

Durante la presidencia de Humberto Campodónico (2011-2012) Petroperú empezó esfuerzos por volver a establecer a la empresa en el negocio de la extracción, el llamado upstream. Esto fue inicialmente visto con buenos ojos en Palacio, pero luego empezó a ser saboteado desde diversos lugares del Ejecutivo. Lo del lote 192 es el capítulo más reciente en ese proceso.

Ahora nadie quiere enfrentar la furia de Loreto. Solo los congresistas del oficialismo, teledirigidos hacia una emboscada política, y algunos antiestatistas ideológicos se han atrevido. En cambio los congresistas del fujimorismo despejaron la cancha a la hora del voto decisivo. Ollanta Humala optó por lo ambivalente: sí a Petroperú en el lote 192, pero dentro de dos años.

Una ganadora política de la jornada ha sido Keiko Fujimori. Su calculada declaración a favor de Petroperú ha mostrado que sabe aprovechar una oportunidad. Además le ha ganado simpatías amazónicas, ha reforzado una imagen de liderazgo dentro del propio fujimorismo, y ha terminado de descolocar al gobierno, y a varios de sus rivales electorales, en el tema.

Otro ganador es Fernando Meléndez, gobernador de Loreto, quien supo reconocer al instante un tema sensible para la población, con proyección a otras regiones. Su anuncio de un paro para mañana y pasado le ha ganado el pedido de una mesa de negociación por parte de “una alta funcionaria del gobierno central”. Las conversaciones están en marcha.
Para la izquierda la foto del congresista Manuel Dammert flanqueado por los dirigentes de la protesta petrolera ha sido una bienvenida imagen de otros tiempos. El nacionalismo petrolero, hoy se llamaría nacionalismo extractivista, ha sido un recurso clave para el desarrollo de la izquierda desde los años 50.

La respuesta del gobierno ha sido insistir en el argumento comercial, cuya línea de base es que lo rentable para Pacific Stratus Energy no lo es para Petroperú. Sombras del planteamiento del Estado mal administrador, desmentido por muchas de (no todas) las petroleras estatales del mundo. En cualquier caso esto no va a convencer a los loretanos.
Para complicar aún más la situación, las dirigencias indígenas de la zona plantean que más importante que quién opera el lote 192 es el respeto a los compromisos ambientales del gobierno. En buen romance: cualquiera que asuma el lote va a tener problemas con las exigencias ambientales o la titulación de las comunidades.

Algunos de los ejemplos del ecoindigenismo son preocupantes. Nos llega una carta que dice que “Cuando en todo el mundo ya se reinyectaba las aguas de producción, y en Ecuador la empresa estatal Petroecuador había implementado esta medida, Petroperú seguía vertiéndolas al ambiente, conocedora (o así debía suponerse) de sus graves consecuencias”.

La República