Pedro Cateriano

Pedro Cateriano

El voto de investidura –que muy probablemente obtenga el premier Pedro Cateriano el lunes– será solo el primer obstáculo a superar en la complicada carrera que le ha tocado enfrentar al mando del séptimo gabinete del gobierno de Ollanta Humala. Los principales retos que enfrenta no han cambiado desde que asumió como primer ministro. Pero hoy, a la reorganización de laDirección Nacional de Inteligencia (DINI), la lucha por sacar adelante el proyecto Tía María y a los esfuerzos por reactivar la economía, se suma el inicio de la campaña electoral 2016, que avivará la tensión política.

1. CAMINO (CASI) DEFINIDO

La posibilidad de que el Parlamento le niegue a Pedro Cateriano el voto de investidura es cada vez más reducida. Y no solo por el miedo de éste a una posible disolución sino porque, Cateriano ha adoptado una posición dialogante que le permite a la oposición tener argumentos para dárselo (SE1465). Y este será un punto clave en su gestión luego de la aprobación: un cambio de estilo —de conciliador a confrontacional— lo alejaría no sólo de lograr consensos en el Congreso para la aprobación de proyectos clave (como las reformas económicas), sino de los gremios empresariales, con los que ha sabido congraciar durante las últimas semanas.

Si bien algunas bancadas como el Apra, PPC-APP y Fuerza Popular han decidido evaluar su voto tras la presentación del primer ministro en el Congreso, éste cuenta con el respaldo de Gana Perú y de Perú Posible. “Los diálogos y acercamientos con grupos más pequeños, que fueron claves en la censura a Ana Jara, le permiten a Cateriano tener un punto de partida más positivo”, señala Hernán Chaparro, director de GkF. Quizá la mayor piedra en el zapato de Cateriano en el Congreso será la bancada de Dignidad y Democracia, conformada por disidentes del nacionalismo, que no sólo buscan fiscalizar al gobierno, sino que están en contra del proyecto minero Tía María.

Para el analista político Carlos Basombrío es un instinto político el que, a final de cuentas, llevaría al Congreso a darle el voto de confianza al premier. “Tumbarse a un séptimo gabinete generaría mucha inestabilidad. Sería un mensaje excesivo para la ciudadanía que los congresistas saben que sería cuestionado”, comenta.

2. LA ECONOMÍA COMO EJE

Hasta el momento ha sido poca la capacidad del gobierno para corregir la situación de desconfianza que mantiene en vilo a la inversión privada en el país. “Solo una decisión política puede ayudar a corregir el problema de la economía en este escenario”, apuntó el analista político Enrique Castillo en un medio de comunicación local. “Lo económico es hoy más clave que nunca”, coincide Chaparro. Por lo tanto, Cateriano deberá ser cauto y continuar con su discurso de destrabar la inversión al mismo tiempo que consigue el apoyo necesario en el Congreso para aprobar las medidas económicas. Ese será, seguramente, el punto central de su discurso este lunes en el Parlamento.

¿La continuidad del proyecto Tía María dependerá de alguna manera de la aprobación de Pedro Cateriano? Según Basombrío, no necesariamente. “Tía María atraviesa por un proceso político y social muy complicado. Allí puede pasar cualquier cosa. La ratificación del premier, sin embargo, sería casi una garantía de que las medidas de reactivación económica se aprueben”, explica.

3. UN FUTURO INTENSO

En julio se dará la elección de una nueva Mesa Directiva en el Congreso, la que estuvo en manos del oficialismo en el último periodo con Ana María Solorzano a la cabeza. ¿Qué sucedería si esta pasa a ser dirigida por la oposición? Otra vez, la continuidad de la política dialogante de Cateriano sería clave. Y ésta tendría que ser ‘contagiada’ al resto del gabinete ministerial. “A partir de agosto ya no hay posibilidad de disolución del Congreso y Cateriano enfrentará un Parlamento muy arisco. El inicio de la campaña electoral plantea la necesidad de una ofensiva contra el gobierno que saque de la palestra a la oposición”, opina Basombrío.

En ese escenario, a opinión de Hernán Chaparro, al presidente le convendría que sea Cateriano quien tome la batuta del gobierno, “así la pareja presidencial podría ponerle más énfasis a la campaña nacionalista. Es decir, al gobierno le conviene dejar trabajar tranquilo a Cateriano”, afirma.

No es novedad que, para lograr sus objetivos, Pedro Cateriano tendrá que mantener calmas las relaciones con el Presidente y su esposa. Pero, además, tendrá la tarea pendiente de impulsar el trabajo de su propio gabinete, constantemente cuestionado por no encontrar el camino para generar confianza.

Semana Económica