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Precipitarse nunca es una buena opción. Menos aún en el ámbito laboral, donde hay que medir muy bien los tiempos y analizar las consecuencias para anunciar algo tan delicado como una renuncia.

Es importante cumplir rigurosamente los pasos para marcharse de un empleo.

Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

Para todo hay un momento, un instante oportuno en el que sabes que lo que te propones saldrá bien. También para anunciar en la empresa que dejas tu cargo. Si lo anuncias demasiado tarde no dejas margen a la organización para resolver los asuntos que dejas pendientes; y si lo comunicas muy pronto te pones en una situación un tanto desairada.

Quién no se ha reunido alguna vez con su responsable, ha tragado saliva, y ha explicado que se marcha de la empresa. Y por qué lo hemos hecho… Pues a veces ha ocurrido que hemos encontrado un puesto mejor, que nos motiva más y nos ilusiona. Y en otras ocasiones simplemente perdemos el interés por el empleo que llevamos realizando durante años, porque ya no nos supone un reto y creemos que es mejor irse.

Sea cual sea el motivo, nunca es bueno precipitarse. Así lo cree Marta Díaz Barrera, fundadora de Talentoscopio, quien aconseja “analizar las ventajas e inconvenientes de cada paso que damos”.

Esto debido a que si tomamos una decisión impulsiva y desvelamos nuestras cartas antes de tiempo, nos costará volver al puesto que pretendemos dejar si al final nuestros planes se tuercen.

“Al haberse descubierto una situación de insatisfacción será necesaria una renovación de votos, y tanto más cuanto mayor responsabilidad se ejerza, ya que el papel de la confianza tiene más impacto”, explicó Andrés Fontenla, director general de Fontevalue Consulting.

Enmendar la plana cuando has anunciado que dejas la compañía no es sencillo. Menos aún si no has comunicado tu decisión de una manera madura y adecuada, ni has dejado todo tu trabajo terminado y los nuevos proyectos encauzados. De ahí la importancia de cumplir rigurosamente los pasos para marcharse.

Albert Pérez, director de Michael Page, recuerda que lo primero que hay que hacer, cuando uno tiene decidido dejar la empresa, “es averiguar el plazo legal que tienes para anunciar tu marcha según el cargo. Para después hablar con tu responsable y pactar tu salida”.

Situación incómoda

“Si comentas tu marcha con demasiado margen de tiempo, tu precipitación te puede poner en una situación un tanto incómoda y habrá reuniones y compromisos laborales para los que ya no contarán contigo”, advierte Noelia de Lucas, directora comercial de Hays España.

Reacciones a tu decisión puede haber de todo tipo. Tanto por parte de tus colegas, como por parte del responsable del equipo.

Si éste último no sabe gestionar tu marcha puede ponerte en una situación complicada. No sólo a ti, también a los compañeros con los que has trabajado durante todo ese tiempo, porque el mensaje que reciben es que tendrán problemas cuando decidan poner rumbo a otro destino profesional.

Sin embargo, estos directivos que no saben actuar correctamente cuando una persona se desvincula de la empresa, “tienen las horas contadas”, avisa Díaz Barrera, “entre otras cosas porque afectará al trabajo interno de las personas que permanecen , y porque volverán a encontrarse en otros proyectos y eventos con el empleado que deja la compañía”.