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ProActivo | Al cumplirse 100 años del nacimiento de Don Alberto Benavides de la Quintana, el pasado 21 de octubre, el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) rindió un emotivo homenaje en reconocimiento a uno de los mayores empresarios mineros de Perú, patriarca de la minería peruana, en el marco de los Jueves Mineros virtuales. A la cita acudieron sus hijos Alberto, Blanca, Mercedes, Roque y Raúl Benavides Ganoza.

Gran aporte al desarrollo minero y académico del país

El fundador del grupo Apoyo, Felipe Ortiz de Zevallos destacó la versatilidad empresarial y académica de Benavides de la Quintana, acompañada de una gran pasión, honradez y emoción social.

“Impulsó el  desarrollo geológico del Perú, tuvo una notable carrera  en la Cerro de Pasco, inició la mina Julcani en Huancavelica, prestigió la facultad de minas de la Universidad Católica, fundó la Sociedad Minera El Brocal y creo Minas Buenaventura, llevando desarrollo a diversas regiones del país y la listó en la Bolsa de Nueva York, descubrió  Yanacocha, apostó por Cerro Verde y fue directivo del Banco Central de Reserva”, remarcó.

Recordó la valiosa contribución que hizo en la Sociedad Geológica del Perú, y la notable carrera profesional en la Cerro de Pasco Corporación (CdP). Y que, en 1978, en sus esfuerzos por negociar la deuda externa, el ministro de economía de entonces, Javier Silva Ruete, le pidió a él y a Don Alberto  que lo acompañaran en un apurado  viaje a Nueva York y San Francisco, en el que participaron por más de 50 horas seguidas en reuniones con banqueros e inversionistas.

Las razones de su éxito

Ortiz de Zevallos refirió que  las razones del éxito que tuvo el fallecido empresario, tenían relación con una serie de virtudes, capacidades y conocimientos diversos que ostentaba, y  que lo llevaron y convertirse en un notable empresario, académico y gestor social.

“Tenía un profundo conocimiento profesional con maestría en arqueología que obtuvo en la universidad de Harvard, una gran pasión y entrega por lo que hacía. Al punto que un día me citó a su casa y pese a que estaba con descanso médico y algo afiebrado  presidió una reunión de trabajo en una mesa llena de planos y rodeado de geólogos. Me llevé una gran sorpresa porque entonces ya tenía  90 años de edad”, relató.

Asimismo, subrayó que otras cualidades personales fueron su integridad, modestia, honestidad, sentido del deber, gratitud y compasión. “Buenaventura tiene como valores esenciales la  honestidad, laboriosidad, lealtad, respeto, seguridad  y transparencia, todo lo cual coincide con los hechos de vida de su  fundador”, acotó.

También hizo alusión a la última charla que tuvo con Don Alberto, poco antes de su fallecimiento.  “Me dijo: Cuando me vaya es importante que el directorio siga empujando  el descubrimiento de nuevos proyectos, aún queda mucho por hacer en el Perú”, historió.

Formador de generaciones mineras

Por su parte, el presidente del IIMP, Víctor Gobitz dijo que el legado de Don Alberto tiene múltiples facetas, entre ellas el lado académico, y en la cual fue un gran impulsor en la formación de profesionales mineros a través de la Universidad Católica del Perú (PUCP)

“Convocado  por el rector de la PUCP, el padre jesuita Felipe McGregor, Don Alberto fue entre 1971 y 1975, jefe de la Sección Minas, y fue sucedido por otros grandes maestros que eran una cofradía notable”, trabajo a colación. 

Manifestó que la facultad de Minas de la Católica ha formado un nutrido número de profesionales mineros que destacan en actividades de operaciones, gestión e investigación.

“De la primera generación destacan Carlos Santa Cruz, Marita Chappuis, Mario del Río, Napo Villanueva, y entre el  grupo más joven, Gonzalo Izaguirre, Juan Carlos Ortiz, Isidro Oyola, Wilmer Zamora, José Montoya y José Agache”, detalló.

Puntualizó que su  legado no se quedó solamente en la formación de una compañía de la dimensión de Buenaventura, que opera en 8 regiones del país, “sino que, además, a sus  50 años de edad, se dedicaba  paralelamente a formar nuevas  generaciones de mineros”.

Un gran emprendedor y estratega

El Decano de los presidentes del IIMP, Augusto Baertl, rememoró que  el extinto empresario promovió el Consorcio Energético de Huancavelica, al que invitó a participar a las demás empresas mineras de la región para juntos construir una subestación eléctrica cercana a la ciudad de Huancavelica.

“Esa obra hizo posible que la energía llegue a la mayoría de los pobladores, así como a las operaciones mineras de esa región. Por eso, no causó sorpresa que el día de su fallecimiento en el 2014, se declarara duelo regional en Huancavelica”, apuntó.

Afirmó que Don Alberto era todo un geólogo dedicado y apasionado, pero al mismo tiempo un emprendedor y un estratega nato en el desarrollo de proyectos mineros, “a quien tuve el honor de acompañar en algunas oportunidades como en el Consorcio Energético de Huancavelica, como director de Buenaventura Ingenieros y en la promoción y desarrollo del patronato de la UNI”.

“Tras el fondo exitoso de Buenaventura, existió un hombre que no le tuvo miedo aperturar el accionariado de su empresa y  listar en la Bolsa de Valores de Nueva York para  levantar el capital necesario y así llevó a Buenaventura al nivel de  la gran minería”, anotó.

Notable tendedor de puentes de diálogo

También señaló que fue un gran tendedor de puentes de diálogo, generando alianzas estratégicas con empresas nacionales y extranjeras, con líderes políticos, sindicales, gremios, con la población y la Iglesia.  “Cuánta falta nos hace don Alberto ahora que nuestro país se encuentra tan desarticulado en diversos niveles y en medio de una pandemia”, reflexionó.

Indicó que con creciente tenacidad siempre buscó aportar al desarrollo del país a través de la minería y la academia, pero que su verdadera joya era su familia. “Elsa, su esposa, fue su más grande apoyo en toda su carrera y sus hijos su motor para no rendirse. Tanto Alberto como Elsa venían de familias tradicionalmente muy unidas e interesadas en el desarrollo de nuestro país. El tío materno de Elsa era Víctor Raúl Haya de la Torre; y Alberto era sobrino del general Oscar R. Benavides”, precisó.

Un héroe

“Para nuestra familia, Alberto Benavides de la Quintana, es un héroe que nos señala el camino del bien. Ese es su principal legado para hijos, nietos y bisnietos. Tengo a mi padre y a mi madre muy presente en mis meditaciones. No estoy del todo seguro que hayan muerto” reflexionó el hijo mayor del ilustre patriarca de la minería, Alberto Benavides Ganoza.

En su intervención a nombre de la familia, Benavides Ganoza agradeció por el emotivo homenaje y recordó al padre y al ingeniero; al hombre íntegro, ético y honesto. Al patriota.