Por Aníbal Díaz (*)

En el altiplano peruano, en la meseta de Macusani en Puno y a unos 4,500 metros de altura, recientemente se ubicó a Falchani, uno de los yacimientos de litio más importantes del mundo. El proyecto consistiría en un yacimiento de 2.5 Mt de litio, cuando aún solo se ha explorado el 35% de la superficie de un lago prehistórico cubierto de lava, donde se ubica el depósito.

Las reservas en Falchani situarían al Perú a la par de Argentina, como uno de los principales productores de litio a nivel mundial; por lo que puede convertirse en el sexto proyecto de litio más grande del mundo, luego de Bancora (México), Lithium Americas (EEUU), Talison (Australia), European Metals y Rio Tinto (Serbia).

Falchani es una acumulación de concesiones mineras exploradas por la subsidiaria de Plateau Energy en Perú, Macusani Yellowcake. Plateau Energy es una empresa canadiense que cotiza en la Bolsa de Valores de Toronto (TSX) y por tanto sometida a rigurosos controles de su desempeño ambiental y social.

No gratuitamente el litio se ha ganado la denominación de “oro blanco” porque se estima que su demanda crecerá a la par del agotamiento de las reservas de petróleo en los próximos años, siendo parte fundamental del futuro de la energía del planeta. En los últimos días la prensa peruana e internacional ha desarrollado la noticia, algunos se han aventurado a proponer planes de desarrollo, proyectar ventas e incluso proponer la creación de una industria de fabricación de baterías de iones de litio (Li-Ion).

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Asimismo, se sabe que -en palabras del CEO de Tesla Elon Musk- las baterías de litio en sus vehículos eléctricos están compuestas principalmente de níquel y grafito, empleando el litio en cantidades comparables a “la sal en la ensalada”. Por tanto, pensar en una industria del litio debería pasar por asegurar también el abastecimiento de estos dos compuestos y el desarrollo de una industria de refinamiento de níquel, con el análisis de sus respectivos impactos ambientales asociados.

A nivel local, los comentarios han soslayado los retos ambientales y sociales que tendrá que afrontar el proyecto para lograr su factibilidad. El litio de Falchani, a diferencia de los salares de litio en Sudamérica (Bolivia, Chile y Argentina), se encuentra en forma de carbonato de litio. Asimismo, en el depósito también se encuentra una importante reserva de uranio, lo cual convierte a Falchani en un activo de valor pero que a su vez despliega algunos riesgos ambientales y sociales por analizar.

Aquí seis desafíos que podría enfrentar Falchani en su camino hacia la factibilidad, por lo que antes de proponer la creación de industrias, debe evaluarse los siguientes aspectos.

  1. Marco Regulatorio Ambiental: Perú carece de un marco regulatorio técnico-ambiental para la extracción del uranio, un metal radioactivo que requiere de cuidados ambientales especiales. Falchani contiene litio, pero también uranio, el cual será expuesto a la atmósfera y al agua cuando se remueva el desmonte para acceder al depósito.
  2. Método de Minado e impactos en el agua: es muy probable que el método de extracción consista en un tajo abierto de grandes proporciones (profundidad y extensión). La huella de Falchani por tanto tiene un alto potencial de interferir con los flujos naturales de agua superficial y subterránea de la cuenca endorreica del Lago Titicaca. El Estado Peruano patrocina proyectos para asegurar la calidad del lago, y se espera que cualquier proyecto sea revisado exhaustivamente para asegurar este objetivo nacional.
  3. Toxicidad del litio: El litio es el metal #33 en abundancia en la corteza terrestre, pero no ocurre naturalmente en su forma pura debido a su elevada reactividad. El metal de litio es alcalino, corrosivo y reacciona con el agua. Por tanto, el metal en si es una sustancia peligrosa ya que al contacto con agua causa una explosión debido a la cualidad caustica del hidróxido. Respirar vapor de litio irrita las vías respiratorias y una exposición prolongada puede ocasionar que se acumule agua en los pulmones causando un edema.
  4. Cadena logística del litio y uranio: Planificar el proyecto usando la actual red vial podría ser un riesgo para las comunidades locales y de la macro Región Sur, en el caso se opte por usar algún puerto costero para exportar el mineral. Por ello, el proyecto debería definir contar con un sistema de transporte modal exclusivo para mover el carbonato de litio y el uranio de ser necesario. Esto supone un desafío logístico para la zona remota de Macusani.
  5. Procesamiento del mineral: Es probable que procesar el mineral con contenido de litio y uranio signifique la implementación de líneas separadas de procesamiento, con el uso de algunos elementos tóxicos para remover los minerales de la roca. En el caso del carbonato, probablemente se use algún tipo de ácido (sulfúrico) y en el caso del uranio algún otro químico para incrementar su ley. Esa decisión la debe tomar el desarrollador de Falchani en una etapa temprana ya que esto define en gran medida el proyecto.
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Aníbal Díaz es un consultor minero en el ámbito nacional e internacional. Su experiencia incluye la evaluación de los problemas vinculados al agua en los proyectos mineros, así como la debida diligencia ambiental y social, las autorizaciones, el cumplimiento normativo de IFC/Banco Mundial, diseñando programas de monitoreo de construcción y operación ambiental, procesos de participación pública y planes de gestión ambiental.