2-1.jpgLa era del gas de Camisea resultó ser más corta de lo que se esperaba. En la siguiente entrevista a ProActivo, el ex ministro de Energía y Minas Carlos Herrera Descalzi, hizo declaraciones descarnadas sobre el futuro energético que le espera al país. Habla de pérdidas del orden de los 40 mil millones de dólares y de que el Estado peruano no recibiría ni un centavo por impuesto a la renta por la exportación del combustible. Aquí la primera parte.

¿Por qué se modificó el contrato de Camisea?

La modificación del contrato de Camisea es parte de la historia turbia del Perú. ¿Por qué? Porque Perú tradicional e históricamente no ha contado con capacidad en su administración pública para hacer buenas negociaciones de sus recursos.

El contrato de Camisea fue tratado por un grupo profesional bastante competente que dejó un marco legal adecuado. Camisea era el nacimiento del gas natural para Perú que desde hace mucho tiempo buscaba poner en marcha una tercera fuente de energía.

Diagnósticos de los años sesentas decían que Perú solo descansaba en el petróleo y la hidroenergía, y se necesitaba poner en valor otra fuente energética.

Lo intentó con la nuclear, no tuvo la suerte de Argentina que sí tuvo éxito. Lo intento con el carbón y tampoco tuvo éxito, hasta que apareció Camisea que tenía recursos considerables de gas natural y era ésta la tercera fuente de energía necesaria.

Entonces, como no existía precedente, que no sea local en Talara sobre el uso del gas, Perú tuvo que armar un marco legal para viabilizar estos proyectos, el cual partió de la ley 27133, que modificó temas puntuales de la ley de hidrocarburos, poniendo algunas condiciones diferentes para el gas.

¿Cómo cuáles?

Por ejemplo, la primera es que ponía un tope de precio para el mercado interno, porque siendo una sola empresa la que iba a explotar Camisea, tendría un poder monopólico, entonces se defendía al consumidor interno de ese poder. Segundo, existiendo la posibilidad de contar con grandes recursos y que se fueran a exportar, se protegía la recaudación del Estado dando un precio mínimo sobre el cual había que pagar la regalía. Y tercero, se fijaba la prioridad para el mercado interno. Esas eran tres características que estuvieron en la ley 27133.

¿Qué puntualiza la ley?

La ley 27133 y su reglamento fue específica sobre qué se entendía como ‘prioridad del mercado interno’.

Ello significaba que cuando uno usa gas para estos proyectos, el que va a recibir el gas tiene que tener garantizado siquiera 20 años a futuro. Sobre ese marco legal se estableció el concurso de Camisea y las empresas que participaron, lo aceptaron y firmaron los contratos.

El proceso previo se desarrolló durante el gobierno del ingeniero Fujimori, y cuando llegó el gobierno de transición lo que faltaba era aprobar los contratos.

El gobierno de transición renegoció algunos temas de los contratos y levantó algo que le pareció un error: el haberle impuesto una moratoria a las centrales hidroeléctricas y después de haber renegociado términos económicos de los contratos. Después de ello, firmó los contratos.

¿Qué significó levantar la moratoria?

Que para abrirle espacio al gas natural, se había prohibido la construcción de centrales hidroeléctricas, porque se temía que el gas no podría competir contra ellas. En un balance económico, la central hidroeléctrica terminaba siendo más barata. Además, pese a que el gas era un ‘obsequio’ de la Shell, había que sacarlo de la selva, lo cual no es una tarea sencilla y exigía cumplimiento cabal con las especificaciones ambientales y compromisos sociales.

Se conocía de antemano los retos que tenía el proyecto y eso se llevó a la legislación, a los contratos, a los compromisos que hubo. Se quería que el gas entrase bruscamente al mercado interno.

¿Qué ofrecía Camisea?

En el gas de Camisea, habían dos tipos de energía: los líquidos que eran el 21 por ciento del contenido de energía del yacimiento, y el gas que era el 79 por ciento; pero ese 21 por ciento, que eran los líquidos, representaban más de la mitad de los ingresos.

La ecuación económica es que la empresa que entrase a explotar el yacimiento, solo con los líquidos se resarcía económicamente.Eso era lo que le quedaba como negocio, mientras que el gas era el negocio del país, lo que le daba la seguridad energética y le permitía lanzarse a modificar su matriz.

La eventualidad positiva era que existieran enormes reservas de gas, que no hubieran sido consumidas en 20, 30, 40 ó 50 años, con lo cual la forma natural de sacarles un beneficio era exportarlas. Por eso se dejaba en los contratos una ventanita para la exportación, siempre y cuando se cumplieran consideraciones de un pago mínimo y con preferencia al mercado interno por largo plazo.

Cuando se firmaron los contratos -aquí viene la parte negra de la historia- se intentaron modificarlos.

¿Cómo evaluó usted el contrato?

Fui ministro porque era un técnico. No tengo filiación política y trabajé en un gabinete -hablo de los demás, no de mí- con gente realmente encomiable.

Tuve el honor de tener a mi cargo la cartera de Energía y Minas, no tenía demasiado tiempo para ver los aspectos técnicos yo mismo, pero los comprendía rápidamente. Me di cuenta que el proyecto Camisea estaba bien planteado, que era de largo plazo.

Hicimos una reforma sobre el precio, otra sobre las centrales hidroeléctricas, y además un compromiso firmado con el Secretario de Energía de los Estados Unidos de Norteamérica, que tenía por intención tener ciudades limpias y utilizar el gas en un mercado que no se había visto: transporte, industria y consumo residencial, que eran los sectores en los cuales se podía reducir el consumo de petróleo en Perú y dar una mejor calidad al ambiente. Preferíamos dejarle el campo eléctrico para la hidroenergía.

Cuando hubo el cambio de Gobierno, se intentó primero bajarle las regalías, y salí en esos momentos, pues tenía la responsabilidad de decir quién había firmado los contratos de Camisea y que no se podían bajar las regalías; pero noté desde el inicio que la intención era exportar el gas, o sea limitar la seguridad del mercado energético peruano.

¿Qué medida tomó?

Me acuerdo que el 2002 ó 2003, cuando hubo el intento de cambiar el reglamento de la ley 27133, envié una carta extensa al ministro de Energía y Minas, diciéndole porqué no podía o no debía cambiar el reglamento.

No lo cambió. Esperó unos meses, vino un nuevo ministro y el nuevo ministro, recién llegado y antes de que conociera bien el término, firmó el reglamento.
El doctor Flury fue quien desgraciadamente firmó el documento, pero no estaba al tanto del tema. Seis meses después volvió su antecesor y siguió con el camino.

¿Qué modificación específica le hicieron al reglamento?

La esencia del tema es que el marco legal que existía decía: ¿usted quiere exportar gas?, puede hacerlo, pero encuentre.

O sea, ponga su dinero, ponga dinero de riesgo, explore, encuentre gas y si llega a tener una cantidad de gas suficientemente grande, que asegure 20 años del mercado interno, y que todavía tiene excedentes, esos excedentes los puede exportar.

¿No se comprometía Camisea 1?

No se comprometía ni siquiera Pagoreni. Cuando uno hace los cálculos y ve las proyecciones, el proyecto de exportación no podía comenzar el 2004, tenían que pasar siquiera 5 años.

Si se iniciaba por ejemplo, en el mejor de los casos, en el año 2004, llegando a su año número 20, para poder exportar, tenía que haber en el mercado gas suficiente para los siguientes 20 años de Perú, o sea tendría que haber gas para 40 años.

Uno hacía los cálculos y se daba cuenta que las reservas de Camisea cubrían ese horizonte.

Es más, recibí un documento de Pluspetrol con el cálculo de cuánto se necesitaba para los 40 años, ellos tenían la obligación, y se requerían 11 tera pies cúbicos, lo cual dejaba un déficit respecto a las reservas probadas que se tenían, incluido Pagoreni, de 4 tera pies cúbicos.

Es decir, los cálculos y todo del nivel de reservas probadas que tenían los lotes 88 y 56, no alcanzaban, y eso en los cálculos mismos hechos por el concesionario del campo. Yo tengo los documentos.

Sin embargo, el equipo de gente interesado en la exportación no quería invertir dinero en explorar, quería llevarse lo que había y lo que hicieron fue contarles un cuento a los políticos, que les encantó creer.

Tanto en el régimen anterior, como el actual, tienen la misma responsabilidad. Todos estaban vendiendo la piel del oso que no habían cazado.

En el mundo, de cada 10 perforaciones que se efectúan, sólo una tiene éxito. Esto quiere decir que la tasa de acierto de los mejores geólogos del mundo es de 10 por ciento. Ese es el nivel de conocimiento que tiene la ciencia actualmente y por lo tanto nadie puede decir a ciencia cierta a cuánto ascienden las reservas de gas.

Pero comenzaron a salir personas que hablaban al respecto y la prensa presentaba como expertos a personas cuya profesión era derecho.

Me acuerdo de un señor que salió a hablar de geología y que no conoce nada del tema ni está moralmente autorizado para tocarlo. Eran lobistas que metían la idea en la opinión pública de que había grandes cantidades de gas. Eran las reservas soñadas, especuladas, pero no las reservas reales, y sobre eso que se iba a encontrar, los Gobiernos aceptaron ir modificando los contratos.

¿Cuál era la reserva real?

La reserva real eran 6.8 TCFs, eran las mismas reservas que habían al inicio.

Recientemente el ministro Pedro Sánchez, que creo que no estaba al tanto del tema, cuando leyó, o cuando su director general de hidrocarburos le dijo que habían 18 TCFs, él lo creyó, y pidió que lo publiquen, y a la hora de publicar o leer los informes ¡oh sorpresa!, no eran 18, eran 8. Estaban haciendo pasar gato por liebre.

Es decir, son conceptos absolutamente distintos las reservas probadas que es lo que se conoce a ciencia cierta y sobre lo que se pueden tomar compromisos y hacer inversiones; a las reservas especulativas. Estaban haciendo pasar por reservas probadas lo que era el mejor escenario de reservas especulativas bajo tierra, es decir, ni siquiera todo es recuperable.

Y aún cuando uno pone escenarios de recuperación de 78 por ciento, son escenarios bastante optimistas. Al país le iban dando el mensaje que aumentaban las reservas.

Entonces, yo supongo que el ministro dijo ‘si tenemos tantas reservas, publiquemos todos los documentos para que no me estén molestando’, y cuando se publicaron los documentos ¡sorpresa!, solamente habían 8 – 8, 6.8 en Camisea y un poco menos de 2 en Pagoreni, y cuando se firmaron los contratos, lo que había en Camisea con reservas recuperables era 6.8, es decir no se había crecido gran cosa.

El ministro en una entrevista para La República cuenta que este mismo informe de cuantificación de reservas ha estado disponible en los años 2005, 2006, 2007 y 2009. He leído cuidadosamente los documentos del 2009 y tengo copia de los anteriores, y en el documento del 2009, la firma (auditora) dice que ya ha hecho esos mismos trabajos en los años anteriores.

El ministro Pedro Sánchez cita las cifras en esos años y la terrible conclusión a la que llego es que cuando en el 2005 se emitió el Decreto Supremo 050 de ese año -que permitió la modificación del contrato de Camisea- las reservas probadas no alcanzaban para el mercado interno ni para la exportación. Se subvaluó las necesidades del mercado interno.

Veo allí responsabilidades terribles y no veo por qué el Poder Judicial no actúa, por qué los procuradores no actúan sobre ese caso.

¿Por qué el procurador debe hacer la denuncia?

¡Pues por falsear las cifras! y grave perjuicio económico para el país.

Uno lo puede encontrar en el contrato firmado donde ya no interviene el Estado, entre la gente del consorcio que explota el lote 88 y el consorcio que compra el gas para procesarlo y luego exportarlo, establece que la primera prioridad la tiene hasta la cifra de 3.97 tera pies cúbicos el mercado interno, que eso es lo que establecía el estudio del ministerio, y el resto es para exportación.

Aparece por allí una tercera prioridad, que decía que de Camisea se le dejaba a Perú 3.97, o sea 4 TCFs y que el resto es para exportación.

¿Cuál sería la acusación?

Primero debe preguntar por qué se reservaron solo 3.97 TCPs para el mercado interno, porque cuando se hace el cálculo de los 3.97, se dice que eso es lo más que podría consumir Perú en el más exigente de los escenarios en 20 años. Sin embargo, al año y cuatro meses ya la cifra no era 4, sino 6, es decir ya había habido 50 por ciento de error en el cálculo; y dos años después, las necesidades ya estaban por 8 ó por 9.

Lo otro es que los contratos dicen claramente que se trata de reservas probadas. El ministro (Pedro) Sánchez declara que las reservas probadas han sido mucho menores que las que se decía que había y el Gobierno ha aceptado los contratos de exportación, diciendo que habían reservas mucho más grandes.

En uno de los documentos del IFC, cuando supongo que los encargados del proyecto lo presentan al directorio para pedir el crédito, dicen que las reservas son un punto débil.

Ellos reconocían y suponían que las reservas eran 11 ó 13 TCFs que eran un punto débil, pero luego añaden que el MEM dice que entre probadas, probables y posibles tienen 30 TCFs y con eso el camino queda allanado. ¿Por qué el ministerio dijo que tenía 30 y por qué las cifras oficiales del Ministerio han ido hablando de 13, de 15? y no estamos hablando de que la gente de prensa anotó mal, o entendió mal o escuchó mal, están escritas en las notas de prensa que son escritas por el propio MEM. Esto es un tema tan vergonzoso.

Inicialmente todo lo que era Camisea gas, quedaba para Perú.

No solamente Camisea. La ley decía que todas las reservas probadas de gas que existían en Perú, eran primero para Perú, y que sumando todas esas reservas, había que tener cubiertos 20 años a futuro de demanda creciente, antes de poder exportar, eso es lo que decía la ley primigenia.

Entonces todo esto lo cambiaron, para que sin tener que invertir en exploración ni nada, le dieran a la empresa las reservas para la exportación.

¿Cambiaron el reglamento?

Lo cambiaron en la ley, en el reglamento y en los contratos.

La ley la cambian durante el gobierno del doctor Toledo. En el caso del cambio durante la gestión del doctor Flury (Energía y Minas), todavía era inocuo porque estaba protegido por la ley y por el contrato.

Si querían hacer algo del contrato, el contrato estaba protegido porque había recogido lo que decía el reglamento.

Mire los cambios que se han hecho en el contrato. Si vemos el nivel de precios internacionales que hay hoy en día, Pluspetrol y el consorcio de Camisea al sacar el gas del lote 88 no puede dejar de pagarle al Gobierno las regalías.

Antes del cambio de los contratos, el porcentaje de regalías era 37.24 por ciento y se pagaba como mínimo sobre 60 centavos, como una fórmula de escalamiento que estaba en función de los precios del combustible.

Si era 60 centavos con precios del combustible, cuando estaba en menos de 30 dólares el barril, hoy día que son 70 dólares el barril, eso se habría convertido en 1.20 ó 1.30 dólares. Es decir, como mínimo se pagaría en regalías, según esa fórmula, 37.24 por ciento sobre 1.20 ó 1.50 dólares.

Hay una nota de prensa del Ministerio de Energía y Minas, que anuncia Pagoreni y dice ‘se obtuvieron regalías más altas que Camisea’, eso mismo se puso después con los contratos que permitieron modificar Camisea, dentro de Camisea.

¿Cuál es la realidad de Camisea, bajo los precios internacionales actuales? Que la regalía no es 37, sino 30 por ciento y que se paga no sobre los 60 centavos, sino más o menos 50 centavos de dólar.

¿Y por qué ya no es 37?

Esos cambios se hicieron después de hechos los contratos y después que la licitación fijara una regalía de 37. Porque ni el reglamento ni la ley autorizan eso. Bajaron la regalía sin motivo alguno. ¿Pero sabe qué es lo peor?, cuando Pluspetrol saca ese gas, al sacarlo le tiene que pagar al Estado la regalía, y ¿sabe a cómo se lo compra Perú LNG en esos momentos?, le paga sólo la regalía, o sea el gas es gratis.

Si el precio internacional del gas está entre 3.50 y 4 dólares el millón de BTU, vistos los contratos entre las partes, resulta que Perú LNG le paga por el gas a Pluspetrol sólo la regalía.

¿Por qué?

Ese es el contrato que han hecho entre ellos. ¡Qué están buscando con eso!, obviamente no pagarle impuestos al Estado, o sea le han disminuido la regalía y no le pagarían ni un centavo del impuesto a la renta porque no tienen renta. La regalía es un costo y si se la venden al precio de la regalía, se la está vendiendo al precio de costo. Eso es terrible.

Esos contratos han estado en el Ministerio de Energía y Minas, yo no sabía que fueran como contratos públicos porque eran entre partes, pero del alguna forma han estado en el Ministerio de Energía y Minas.

A raíz de unas presentaciones, me buscó una empresa, me dio una copia de los contratos y me ha mostrado los documentos que los contratos han sido pedidos al Ministerio de Energía y Minas, o sea son reales, hay una versión en español y otra en inglés.

¿Están en el portal?

No están en el portal. Creo que deberíamos pedirle al Ministerio de Energía y Minas que los ponga en el portal.

Es decir, toda la renta del gas se usa para pagar el proyecto de la planta de Perú LNG.

Ese proyecto fue una aventura, jamás fue un proyecto realista, porque quien está metido en temas de negocios y economía, sabe que lo que una vez sucedió puede volver a suceder.

Así como los precios de gas habían alcanzado picos de 14 dólares, también alcanzaban vallas de 2 ó 2.50 dólares, o sea que termine vendiéndose a 3, 3.50 ó 4 dólares, estaba dentro de lo posible.

En los contratos firmados, todo el riesgo es del Perú. Es decir, si el precio es 3.50 ó 4 dólares, a Perú le pagan una regalía mísera de 15 céntimos y el resto va gratis.

Todo el costo que se acumula, sirve para recuperar la inversión de una planta (la de Pampa Melchorita) que ni siquiera ha dejado un pedacito para dar gas licuado dentro de Perú, todo es para exportación. Allí veo responsabilidades gigantescas.

En su gestión nació la idea de construir la planta de Pampa Melchorita.

Había la idea de exportación. Era bajo el escenario de los contratos que protegía el mercado interno.Quien se lanzaba a la exportación del gas podía exportar dos, tres o cuatro años, después ya no podía, a menos que encontrase cantidades importantes de gas.

El riesgo de lanzarse a exportar era su problema, al cuarto año el Estado le paraba el proyecto si no había encontrado mayores reservas de gas. Tenía que venir una inversión muy fuerte y ubicar nuevas cantidades importantes de hidrocarburos antes de poder exportar.