Por Marita Chappuis
Richard Webb escribió un artículo sobre una joven de Tuco Alto, distrito de Bambamarca (Cajamarca), donde muestra las extraordinarias mejoras en calidad de vida de su familia, que ella atribuye a su esfuerzo y no al beneficio de los impuestos pagados por la minería, lo que ha permitido mejorar la infraestructura de su región.
Webb se pregunta cómo no van a vetar a la minería si en su provincia se han contabilizado más de mil pasivos ambientales (PAMs). En efecto, ronderos de este distrito apoyaron las marchas contra el proyecto Conga. Sin embargo, parece que Webb, desconoce que en la capital de esta provincia, Hualgayoc, en medio de estos PAMs, opera sin contratiempos la mina “Cerro Corona”.
Las modernas operaciones de esta mina colindan con la mina Colquirrumi donde Buenaventura ha invertido más de US$15 millones para no dejar un PAM. También en la “vecindad” opera otra mina mediana que tiene dificultades para controlar sus efluentes contaminados. La pregunta que nos hacemos todos es por qué los ronderos y la población no reclaman por estos efluentes o por los producidos por los mineros ilegales de Cajabamba.
Cabe mencionar que desde hace diez años, el Ministerio de Energía y Minas, con fondos propios, viene remediando estos pasivos abandonados en Hualgayoc.
El Ministro Ghezzi planteó en CADE tolerancia cero a la minería. Parece que desconoce que los mayores daños a la salud pública son los producidos por la contaminación urbana. De esta contaminación no se informa no se monitorea y no se remedia. Si acude a las sesiones del COP20, se enterará que hay ciertos gases que producen el efecto invernadero y los cambios climáticos como el metano, que salen de los basurales, donde no es captado.
Roberto Abusada ha calificado justamente como “show” a esta conferencia. Tenemos un país con tantas carencias ambientales como falta de agua potable o tratamiento de aguas servidas y basura, pero hemos gastado casi US$60 millones en una conferencia.
El Director del IPE escribió “llama la atención que sigamos llenándonos la boca con aspiraciones de convertirnos en país desarrollado mientras al mismo tiempo descuidamos la minería, que ha sido la gran proveedora de los ingresos por exportaciones.
Ignoramos que toda la enorme inversión que se requiere para nuestro progreso, desde la construcción de líneas de metro, caminos, refinerías, irrigaciones, plantas industriales o la más pequeña empresa, no es factible sin una abundante provisión de moneda extranjera. Quizás sean solo los miembros de nuestra izquierda conservadora y enemiga del progreso (distinta a la izquierda moderna) quienes comprendan más claramente este hecho. Por ello se oponen tan virulentamente al aprovechamiento de nuestros recursos naturales”.
En CADE el Director de Harvard´s Center for International Development, Ricardo Hausmann recomendó la exportación de servicios como elaboración de estudios ambientales y resolución de conflictos. En cuanto lo primero hace años que expertos peruanos elaboran estudios para operaciones en Latinoamérica y Africa. En las evaluaciones de los megaproyectos chilenos, el aporte de los ingenieros peruanos ha sido fundamental.
Los “ingenieros sociales” peruanos también han comenzado a realizar trabajos en el exterior. En el mundo los canadienses y los australianos ofrecían las “best practices” aun cuando no han firmado el Convenio 169 de la OIT.
Nuestro país está registrando un error alto para predecir la producción de cobre en intervalos de 4 años, que ha alcanzado al 33% de sobrestimación. Esto contrasta con China que subestimó en 35% en el mismo período, siendo el promedio global 7.7%. Esto debido a conflictos sociales.
Semana Económica