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Quizás las empresas no se enamoran, pero de que se casan, se casan; algunos casos peruanos así lo atestiguan.

En el mundo de las empresas es raro que dos compañías de un mismo mercado celebren su amistad; en cambio, muchas pueden recibir San Valentín jactándose de haber logrado matrimonios duraderos. Es el caso de Inca Kola y Corporación Lindley, por ejemplo, en el que la chica más bella del mercado peruano se casó primero y a pesar de las protestas de todos con la bien posicionada Coca-Cola para ampliar el manejo de su marca, y recientemente con la embotelladora y distribuidora mexicana Arca Continental.

“La principal ganancia ha sido sin duda la expansión regional o global de dichas empresas. Esto ha llevado a un crecimiento acelerado del comprador al posicionarse en un nuevo mercado”, resalta Liliana Espinoza, socia del Estudio Echecopar.

Desde el punto de vista empresarial, Kurt Burneo, profesor en Centrum Católica, destaca la serie de fusiones que ha dado origen a la Unión de Cervecerías Peruanas Backus y Johnston, con su 99% del mercado, perteneciendo ahora a la transnacional AB Inbev. Burneo subraya que, desde la perspectiva empresarial, las fusiones permiten la generación de economías de escala (un solo producto) y de alcance (varios productos relacionados), que reducen el costo medio de largo plazo, a la vez que se restringe la entrada de nuevos competidores.

El matrimonio de D’Onofrio con Nestlé es otra historia de amor feliz, indican otros comentaristas.

Para Martín Reaño, gerente general de Reaño Asesores Financieros, en realidad estas historias de amor en el mundo empresarial peruano todavía son escasas, pero irán aumentando conforme la economía siga creciendo y siempre que se superen algunas trabas, como la escasa información pública sobre las empresas (que impide una adecuada valoración de las compañías) y la informalidad que no permite acceder a una contabilidad sin dudas. “El proceso de fusiones va acompañado del crecimiento de los mercados”, asegura.

Para el especialista, el amor triunfa cuando luego de fusionadas las empresas se da paso a un proceso sincero de validación de las cifras que se utilizan en las proyecciones de cada negocio. El otro requisito es la gestión de personas.

En efecto, según Inés Temple, presidenta de LHH-DBM Perú y de LHH Chile, las fusiones serán exitosas cuando la cultura de ambas empresas logran asimilarse en una y se logran reducir al máximo los choques culturales. “La consultora McKinsey encontró que el 85% de fusiones fracasa debido a las personas”, advierte. “Cuando una fusión se hace sin tomar en cuenta a las personas, el 25% de los colaboradores querrá irse de la nueva empresa. Si no se hacen bien las cosas, una fusión puede terminar siendo solo la absorción de un cascarón, más no de una empresa”, enfatiza.

Cuando el amor no prospera

¿Por qué se caen los intentos de fusión? Según Sergio Álvarez, socio de Transacciones y Finanzas Corporativas de EY Perú, el fracaso nunca es rotundo en este tipo de transacciones. “[El fracaso] es tener rentabilidades inferiores a las esperadas, no es desaparecer”, indica. En dicho contexto, continúa, hay que tomar en cuenta los factores externos e internos. Los primeros están mucho más asociados con las industrias que dependen de recursos naturales. Por el lado de los factores internos, las menores rentabilidades surgen del optimismo en las evaluaciones iniciales, finaliza. 

Fuente: El Comercio