Ruben Arratia

Por Rubén Arratia (*)

Cuando Isaac Newton en 1,687 demostró que la naturaleza era regida por leyes físicas y químicas invariables y no por caprichos divinos, la humanidad considero que todos los asuntos humanos deberían regirse por la racionalidad. El hombre empezó a pensar fuerte, dejo explotar su creatividad y así nació, después de menos de 100 años, una época de ciencia e industrialización. Todas las industrias incluyendo la minería se beneficiaron de esto. Nacía un invento y al cabo de pocos años otro invento (mejor) lo reemplazaba (lo destruía). Solo después de haber liberado a la mente humana es que se da la explosión de inventos y descubrimientos (la maquina de vapor, los ferrocarriles, la penicilina, autos, aviones, el ADN, energía nuclear, robots, drones, vehículos o camiones autónomos, biotecnología, inteligencia artificial, etc.) que transformarían la calidad de vida y el entorno en el que viviría el ser humano.

Pero este proceso de transformación no fue nada fácil. Para la mayoría de los seres humanos de esa época la “vida era un acto de sobrevivencia”; trabajaban 12-15 horas sin descanso semanal, vivían en condiciones infrahumanas y por la desnutrición ubicua y las enfermedades la esperanza de vida era en promedio aproximadamente 26-37 años (1750) (dependiendo de la región o país). Para ellos lo primero era lo primero: buscar alimento y cobijo. El medio ambiente no solo era secundario, sino no que no se tenia conciencia alguna de la destrucción de este y el impacto que a futuro tendría sobre otros seres vivientes y ellos mismos. En crisis de sobrevivencia solo miraban su corto plazo, como aun sucede aun hoy en el Congo (PBI per capita de menos de US$562/año) y muchos países en desarrollo.

Por otro lado, los modelos para generar riqueza eran implacablemente abusivos. El mercantilismo de “yo gano y tu pierdes” (que reemplazo al feudalismo) era una economía “dirigida” por poderes corporativos (British East India Company) y/o por reyes. Cuando se descubre el Nuevo Mundo, toda Europa (Inglaterra, Francia, España, Portugal y Holanda) vivía la era del mercantilismo. En esto se basaba el colonialismo, extraerle todo lo que se pudiese (incluyendo el oro y la plata) de los virreinatos de Perú y Mexico sin miramientos (arrasando vidas) y sin ningún respeto al ser humano ni al medio ambiente. En retrospección, obviamente esto era insostenible, de ahí que los procesos políticos y sociales también sufrirían el proceso de destrucción creativa. El mercantilismo dio paso al capitalismo o libre empresa pero basado siempre en el interés propio sin tener en cuenta el interés común. Esto, ya a principios del siglo XX, dio lugar al nacimiento del comunismo como modelo alternativo. El capitalismo (de hoy) se tuvo que reinventar (destruirse a si mismo) si quería ser sostenible. Aparentemente lo logro ante el fracaso del modelo comunista (ver articulo: ¿Que modelo económico nos espera después del Covid 19?; R. Arratia)

Parece mentira (mirando en retrospección desde el Siglo XXI) que el ser humano recién haya tomado conciencia del medio ambiente desde los 1960s y 1970s. Ya para estas fechas y gracias a la tecnología (de salud y alimentación), éramos aproximadamente 3,000 millones de seres humanos (previo a la revolución industrial -1750- éramos menos de 800 millones). La era espacial que se inicia en 1960s mostraba a un planeta tierra finito desde el espacio y en esa década nace en EE.UU. por primera vez un movimiento ambientalista que iniciaría la transformación ecológica del mundo. En 1962 la bióloga y escritora, Rachel Carson, publicaría su best seller “La Primavera Silenciosa” donde denunciaba que los pesticidas (incluyendo el DDT) estaba matando a todos los pajaritos y que las ciudades se quedarían sin ellos. Esto, y otros accidentes ambientales de la época, catalizo, la creación del EPA (Agencia de Proteccion Ambiental de EE.UU.) en Enero 1970 por parte del presidente Nixon. Por primera vez el mundo vio nacer una institución que protegería el medio ambiente americano con herramientas sustentadas en la ciencia. Los países industrializados fueron los primeros en adaptarse a esta nueva forma de pensar. Mexico al estar cerca a EE.UU. le seguiría al instituir su primer código ambiental en 1978. El resto de pises en desarrollo lo harían a fines o principios de los 90s. Brasil en 1988, Perú en 1990 y Chile en 1993. Previo a esto (y previo a 1970 en EE.UU.) las empresas químicas, de petróleo, textiles, agrícolas, agro-industriales, mineras y metalúrgicas, de pesca y otros contaminaban con sus desechos los rios, lagos, mares y con sus humos contaminaban el aire con carbón (CO2), azufre y otros.

Las empresas mineras, siguiendo la otra gran ley de la vida “o te adaptas o mueres” (la otra ley es la de Isaac Newton) comenzaron a ajustarse a los nuevos tiempos. En EE.UU., al darse la ley de Aire Limpio en 1970 (Clean Air Act) cerraron 8 fundiciones de cobre entre 1979-86 fundamentalmente porque los costos de ajustarse ambientalmente eran prohibitivos. Por las mismas razones en Mexico a fines de 1988 cerro la fundición de Cananea y en Perú, el 2009 cerro el complejo metalúrgico de cobre, zinc y plomo. En Chile hace poco (Dic. 2018) todas sus fundiciones invirtieron millones de dólares para ajustarse ambientalmente. De manera similar todas las minas de Latino América, incluyendo Perú, se tuvieron que ajustar ambientalmente desde principios de 1990. Y los proyectos que nacieron a partir del 2000 llegaron con tecnología moderna y una mentalidad empresarial (de respeto al medio ambiente y los derechos humanos y responsabilidad social) totalmente diferente a la del pasado. Uno se pregunta ¿como así que en la isla de Japón -repleto de seres humanos- operan fundiciones cobre, zinc y hierro?. La respuesta es tecnología y mentalidad empresarial de respeto al medio ambiente. De manera similar, un proyecto minero moderno usa tecnología de emisión cero (todo se recircula, no se emite nada al medio ambiente), controla los polvos con minería húmeda y utiliza relaveras (depósitos de desechos de los procesos) a prueba de catástrofes que soporten terremotos de hasta 8.1 grados, y que soporten las precipitaciones fluviales mas intensas de los últimos 100 años. Al final de la vida del proyecto se hace una remediación ambiental de las partes disturbadas.

Es importante tener en cuenta que el proceso de descontaminación del mundo es sumamente reciente (hace 30-50 años) pero se ha avanzado muchísimo. Hoy todas las empresas modernas (tanto en países desarrollados como en países en desarrollo) de los distintos sectores económicos usan tecnología de punta (para los estándares de los 80’s, usan tecnología de ciencia ficción) para minimizar la huella y el impacto ambiental. Si no se comprende este proceso de evolución del ser humano, el marco de referencia bajo el cual se analizan los desafíos ambientales puede estar equivocado y hacer un daño muy grande particularmente a los países mas pobres. Michael Shellenberger, es un activista ambiental que el 2008 fue nombrado por la revista “Time”, como “héroe ambiental”. El considera (en su libro reciente “Nunca el Apocalipsis”) que se hace mas daño al medio ambiente y al cambio climático deteniendo el desarrollo económico de las naciones. Y es que es inconcebible (y hasta inhumano) que países que viven una crisis de desempleo y hambre tengan que detener proyectos (incluyendo los mineros) con la excusa de que van a contaminar o que no tienen la licencia social. La mejor manera de luchar por el medio ambiente y el cambio climático en los países pobres o en desarrollo es derrotando primero a la pobreza. Shellenberger, considera que los ambientalistas alarmistas no usan la ciencia y la razón para oponerse al desarrollo sino mas bien usan la cultura de miedo y hasta el terror para movilizar jóvenes y adultos contra proyectos con probada tecnología. Los países desarrollados tienen armas institucionales para enfrentar esta guerra de desinformación. En cambio los países en desarrollo que sufren este embate del miedo son los mas perjudicados al no contar con instituciones fuertes y científicas que ayuden a combatir la desinformación.

Contrariamente a los ambientalistas humanistas o pragmáticos que buscan un verdadero desarrollo sostenible, estos ambientalistas alarmistas se han quedado atrapado en el pasado y siguen danzando con sus miedos y fantasmas de que la minería es una actividad que contamina o que no es sostenible. Como ya vimos, esto, tristemente se dio y es valido para el pasado. No lo es para el presente y es totalmente falso, por lo menos para las empresas modernas y los nuevos proyectos que usan tecnología de punta y son sumamente responsables con el ambiente y la sociedad. Esto (la tecnología) explica porque la mina de Eagle (Michigan, EE.UU.) opera cerca de los lagos de Michigan, la mina Ecuatoriana Fruta del Norte de oro opera en una zona/país lleno de vegetación y la mina de hierro mas grande del mundo Carajas de Vale, en el estado de Para, Brasil opera en una reserva nacional. Con la tecnología ambiental de cierres de minas, estas minas se remediaran rigurosamente cuando se agoten sus recursos mineros. Si ellos visitaran a estas empresas u otras minas modernas de Chile, Perú o Canadá y analizaran rigurosamente su contribución a los países donde operan (aproximadamente una tercera parte del valor agregado se lleva el inversionista y las 2/3 partes el estado y los trabajadores) cambiarían radicalmente su opinión y le darían una nueva oportunidad de desarrollo económico a los países pobres que tanto necesitan de ello.

Que duda cabe, La información sin contexto, es un falso empoderamiento. Con este articulo he querido poner en contexto los fracasos, éxitos y desafíos que tenemos como especie los seres humanos. Nuestro pasado de contaminación es horroroso y ello aun tintinea en el imaginario popular de la gente. Pero no podemos, ni debemos quedar atrapados en nuestros errores y traumas. Tenemos que mirar hacia adelante y comprender que los seres humanos y sus empresas han cambiado dramáticamente y que hoy operamos con nuevos valores y principios y nueva ciencia y tecnología para enfrentar cualquier tipo de desafíos. Y será la tecnología (de vacuna) la que nos sacara de esta noche negra (de Covid) que vive nuestra humanidad. Gracias al proceso de destrucción creativa descrito arriba, hoy el ser humano esta mas preparado que nunca para caminar el delicado equilibrio entre medio ambiente y desarrollo económico.


 (*) “Ayudando a mirar en contexto” son notas de carácter personal (esta es la 4ta. nota) y son una contribución social del autor ante la crisis del Covid. El Ing. Ruben Arratia, es un experto en Economía de Minerales de la prestigiosa consultora Wood Mackenzie (WM). Trabajó, entre otros,  para el gobierno Sandinista de Nicaragua, Visito Cuba y sus minas y capacito a funcionarios del gobierno en temas de comercialización minera, fue parte del grupo de WM que asesoro al presidente Rafael Correa y su equipo para desarrollar el sector minero Ecuatoriano, visito Rusia, China y las dos Alemanias y fue docente de Montana School of Mines, EE.UU. Posee el grado de Master en Ingeniería en EE.UU y MBA en la Universidad del Pacifico y es profesor honorario de la UNSA, Perú. Es un conocedor profundo de la minería de toda América Latina y conferencista regular en la región. Setiembre 9, 2020.