Roque Benavides

ProActivo | Agricultura más minería, la suma que multiplica. Bajo la iniciativa de la ‘hermandad del agua’, el país puede hacer mejor uso de sus recursos hídricos y dinamizar su economía. “Se trata de lograr una suma que pueda multiplicar. La agricultura y la minería son actividades económicas complementarias que pueden generar sinergias, y en especial, en el actual contexto de recuperación económica por la pandemia”, sostuvo Roque Benavides, presidente de la peruana Compañía de Minas Buenaventura.

“Ese es el caso de Tía María y tantos otros. No se trata de “agua sí, mina no”, “agricultura sí, minería no”. Se trata de “agua sí, mina también”; de “agricultura sí, minería también”. Creo que la minería responsable, que cuida el medio ambiente, que respeta a las comunidades, tiene cabida y puede contribuir al desarrollo de esa zona y del país, más ahora en estas épocas de crisis”, mencionó.

El líder gremial, explicó que la responsabilidad social compartida y el cuidado del agua, son la combinación óptima para una gestión ambiental responsable. “En Buenaventura creemos que el valor compartido es indispensable en toda actividad económica, pero tiene que venir con responsabilidad social compartida con el Estado, bajo el objetivo final del desarrollo sostenible”, subrayó al intervenir en el evento “Desafíos y Soluciones Ambientales para la Industria Minera” organizado por la Cámara de Comercio Canadá Perú.

Desafíos y soluciones ambientales para la industria minera.

Manejo de cuencas para acopio y mejor uso del agua

El empresario exhortó rescatar el criterio de responsabilidad social compartida para el manejo de cuencas, puesto que en el Perú no se aprovecha eficientemente el agua y menos su acopio.

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“El Perú es un país muy peculiar. Tenemos lluvias que esencialmente caen en la sierra. Estamos casi sin lluvias en la costa, salvo en el norte; pero el 85% de esa agua termina en el mar; no es utilizada por la agricultura, ni por la minería, ni por las poblaciones”, lamentó.

Señaló que por ello, urge tener un manejo de cuenca, que permita retener esas aguas en las partes altas de nuestro territorio a través de reservorios, y darles un uso racional en las épocas secas.

Somos el octavo país con más agua en el mundo, pero nos falta

“El Perú es uno de los países con más agua en el mundo, el octavo a nivel global. Quiere decir que no nos debería faltar agua, pero está mal distribuida, ese es el problema”, señaló Roque Benavides.

Detalló que se tiene 2 billones de metros cúbicos de agua al año, de los cuales el 97% se va a la cuenca del Atlántico, hacia el Amazonas. El 2% a la vertiente del Pacífico; y el 0.56% a la del Lago Titicaca.

“De esos 2 billones de metros cúbicos, utilizamos solo 20 mil millones, vale decir el 1% o 2% del agua, y la gran mayoría del agua dulce de las lluvias se va al mar, al Amazonas, y por lo tanto al océano también”, completó.

Precisó que de esos 20 mil millones de metros cúbicos captados, el 80% lo utiliza la agricultura, el 12% las poblaciones, el 6% la industria y el 1% la minería, según la Autoridad Nacional del Agua (ANA).

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La minería  gestiona bien el agua con recirculación

Roque Benavides Ganoza remarcó que la minería, con apenas el 1% de consumo de agua, no es por lo tanto una industria intensiva en su uso, respecto a otras que necesitan mayor cantidad.

“La tecnología aplicada a los procesos de recuperación de minerales exige tener un buen control de los flujos de agua para alcanzar altos estándares de recirculación. El 85% del agua en promedio en la industria minera peruana se recircula, o sea que no utilizamos agua de terceras fuentes, sino de la recirculación”, pormenorizó.

Afirmó que eso lo hace la minería por responsabilidad, pero también por una cuestión económica, pues cuanto más se recircula, mejor es el impacto en el aspecto económico. “Lo hacemos por una cuestión de rentabilidad”, señaló.

“Agua primero, mina después”

Resaltó que Buenaventura postula el lema “agua primero, mina después”, y bajo cuyo marco desarrollan las aristas vinculadas con la gestión del agua, incluyendo el tratamiento de las aguas industriales que utilizan en sus operaciones.

“El monitoreo es indispensable, lo que no se mide no se conoce. Nuestras unidades  monitorean permanentemente los efluentes y cuerpos de agua, los que son verificados por la autoridad ambiental en cumplimiento de la legislación vigente”, aseguró.

Manifestó que dentro de la responsabilidad social y ambiental, Buenaventura ha generado más de 120 millones de metros cúbicos de agua depositados en embalses en distintas partes del país. Desde el reservorio de Bramadero, en Cajamarca; hasta los reservorios de la parte alta del Valle del Huaura, así como en las lagunas de Paton (Oyón), de Pillones (Arequipa) y otras tantas a lo largo de la cordillera.

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Buenaventura emplea en todas sus unidades, energía renovable

El presidente de Buenaventura, hizo hincapié de que es importante generar esos activos hídricos que además permiten generar energía hidroeléctrica, fuente que abastece el 100% de las operaciones de Buenaventura, las cuales se ubican en 8 regiones del país.

“Esos activos ambientales también generan la forestación y reforestación. Hemos sembrado 869 mil plantones en Cajamarca”, añadió.

Dijo que la remediación de los pasivos ambientales son una salida para las operaciones que hoy no están siendo explotadas y han sido revegetadas. Explicó que para ello se tiene que poner una red de canales para evitar la erosión de esos terrenos, facilitando el sembrío de pasto, en beneficio de la ganadería de la jurisdicción.

La hermandad del agua y Tía María

Roque Benavides indicó que para Buenaventura, la minería y la agricultura pueden convivir, al igual que la minería y las poblaciones de su entorno. “A eso le denominamos ‘la hermandad del agua’, y que permite poder justificar una serie de inversiones en importantes obras”, apuntó.

Dijo que este postulado solidario de Buenaventura puede aplicarse para resolver el problema del paralizado proyecto de Tía María. “Cuando veo el conflicto entre Tía María y los compatriotas de Cocachacra y el Valle del Tambo, me pregunto si es que no podemos pensar mejor en ‘la hermandad del agua’. Construir reservorios en la parte alta, que permitan tener más agua y de mejor calidad para las poblaciones, la agricultura, ganadería y un poquito de esa agua utilizarlo en Tía María”, reflexionó.