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Se estima que los autos eléctricos representarán el 55% de todas las ventas de coches nuevos en el mundo para 2040. Esto es prometedor desde el punto de vista ambiental, ya que los vehículos eléctricos producen menos emisiones de carbono que los vehículos diésel, lo que reduce la contaminación atmosférica y mitiga el cambio climático.

Los principales materiales utilizados en estos vehículos son el acero, el aluminio, el polímero reforzado con fibra de carbono (CFRP) y el hierro fundido. Los vehículos eléctricos funcionan con baterías de iones de litio, de hidruro metálico de níquel o de plomo. Estas requieren aleaciones de plomo con pequeñas cantidades de antimonio, calcio, estaño y selenio, níquel, tierras raras (lantano, cerio, neodimio y praseodimio), cobalto, manganeso, aluminio y litio. Pueden utilizar imanes permanentes de tierras raras dentro de sus motores (que contienen neodimio, praseodimio, disprosio y terbio). Las tierras raras también pueden encontrarse en los faros (neodimio), pantallas LCD (europio, itrio, cerio), vidrio y polvo para pulir espejos (cerio), así como en los convertidores catalíticos (hechos de cerio y lantano).

Los materiales utilizados en las estaciones de carga de los coches eléctricos incluyen aleaciones de aluminio, cobre y acero, mientras que los sensores dentro de los medidores de energía están hechos de acero, latón, aluminio y magnesio.

Una infraestructura más inteligente para la sostenibilidad

Un sistema de transporte sostenible comprende muchos elementos, entre ellos la logística, los vehículos y la infraestructura fija. Los metales, los minerales y otras materias primas son indispensables como materiales de construcción para todo, desde instalaciones más básicas, como carreteras o contenedores de transporte, hasta soluciones más sofisticadas, como automóviles autónomos y sistemas de control del tráfico más inteligentes

Fuente: ICMM