Por Mónica Belling
Franco y espontáneo. El ministro Eleodoro Mayorga explicó cómo su gestión abordará temas de honda preocupación para el sector mineroenergético. Sobre Conga consideró que por la intervención política en el tema será difícil ponerlo en marcha. De la refinería de Talara, aseguró que será una realidad aunque la inversión alcance los 3,500 millones de dólares, monto que impedirá que Petroperú comprometa capital en otros negocios, aunque no descartó que pueda hacerlo de manera asociada. Sobre el gasoducto del sur, explicó los cambios que tuvo que hacer para ponerle acelerador a la obra. También se refirió al proyecto Santa Ana de Bear Creek. Aquí la entrevista con ProActivo.
En el transcurso de los dos primeros años de gobierno por diversas razones el avance del gasoducto del sur fue mínimo. ¿Qué hará para ponerle acelerador?
Estamos en la recta final de este esfuerzo, encontré el proceso de concurso y licitación para el gasoducto del sur bastante avanzado, se había contactado a las empresas, se tenía un primer borrador de contrato y estaba abierto el concurso a través de Proinversión.
Lo primero que hice fue verificar su avance. Hacer una o dos adecuaciones y mantener el interés de las empresas y el ritmo del calendario de trabajo para que se cumpla al 30 de junio.
¿Qué hicimos diferente? Preguntamos quiénes quieren comprar gas y que se apunten desde ahora como consumidores iniciales, lo cual tuvo una respuesta extraordinaria. Ahora en Perú el consumo interno es de unos 600 a 650 millones de pies cúbicos por día.
Sabemos que son varias industrias generadoras de electricidad interesadas en comprar gas. Para el sur, hay inscritos consumidores iniciales por 850 millones de pies cúbicos por día.
Es un salto muy importante, la gente sabe que si en 10 años llegamos a 650, cuando comencemos, en unos 3 o 4 años habrá una demanda de ese nivel para comenzar el proyecto.
Acá se tuvo un poco de miedo, se dijo “vamos a tener que hacer el nodo energético para avanzar el proyecto”. Sí, el nodo energético es importante porque nos respalda en el sector eléctrico pero hay una demanda enorme de gas y eso prueba la confianza en el país porque vendrán industrias, empresas mineras y petroquímicas para sacar esto adelante. Ese fue un primer cambio.
El segundo cambio fue tener una opción para lo que es el poliducto. El gas de Camisea es rico en combustibles líquidos, o sea en el fondo del yacimiento está como gas pero cuando sale a la superficie se separa, una parte queda siempre como gas y otra se condensa como el propano butano.
Avanzamos en cómo llevamos este gas seco para generar electricidad a las industrias, pero con estos líquidos ¿Qué vamos a hacer? Abrimos la opción para que quien gane la construcción del gasoducto tenga un derecho de vía, un espacio que permita construir en paralelo y a lo mejor, una segunda línea para traer los líquidos.
El transporte de los líquidos tiene la ventaja que se puede separar el etano, materia prima importante para la petroquímica que puede ir a una planta.
Hoy no tenemos una empresa, un consorcio dispuesto a firmar estos documentos. Por ello hemos dicho que la opción es válida hasta el 2016. Nos estamos dando casi 30 meses por si hay alguna empresa interesada en transportar los líquidos y hacer la petroquímica. Esos son básicamente los dos cambios.
Hay ajustes y seguimos haciéndolos, ya debe publicarse la versión final de lo que sería el contrato para el gasoducto del sur y seguimos trabajando con el calendario para el 30 de junio.
¿Será una realidad en el 2016?
Para el 2016 tendremos una enorme construcción. Construir el gasoducto debe tomar cerca de tres años y demandará alrededor de 10 a 15.000 personas, además de los trabajadores indirectos en servicios y seguridad. ¡Es un proyecto enorme!
Asimismo comenzaremos la refinería de Talara.
A propósito de la refinería de Talara, desde el gobierno de Alejandro Toledo ya se hablaba de la modernización. Inicialmente eran 400 millones, pasó a 500, a 700, 1.200 y ahora creo que está por los 2.000 millones de dólares.
¡No! 3.500. El proyecto sufrió modificaciones en su concepción. Estamos por construir una refinería de conversión profunda.
Haremos que la brea que viene con el petróleo termine siendo gasolina, haremos todos los procesos químicos para llevar los fondos del barril de petróleo a productos nobles como la gasolina y el diesel. Lo que queda lo quemaremos haciendo electricidad y el azufre que se retire, será ácido sulfúrico como insumo para las industrias de la región.
Es una refinería compleja pero que nos asegurará por un buen periodo, contar con combustibles de calidad.
Dejamos de invertir. Pregunté a los compañeros de Petroperú sobre hace cuánto tiempo no había un proyecto de refinación de esta magnitud. Hay que remontarse a los años 60 y 70 para encontrar inversiones de refinación de este tamaño.
El proyecto generará sólo en Talara 4.000 puestos de trabajo, esos trabajadores van a exigir cama, comida, movilidad; es decir una cantidad de servicios que hay que planificar y tener una política de responsabilidad social para manejarlos.
¿Qué empresa se hará cargo de la construcción?
Petroperú ha trabajado en este proceso, y la prestigiosa empresa española Técnicas Reunidas, contrató a los que van a vender porque cada una de estas unidades de proceso -así se les conoce en refinación- tienen una licencia, han sido hechas por italianos, americanos, franceses y tienen que comprar la tecnologías y ver quién es capaz de construir.
Está definido y lo que cobra esta empresa para pagar a todas estas construcciones por cuenta de ellos son 2.730 millones, la cifra ya está establecida en el contrato.
Adicionalmente hay que buscar terceros que traten el agua, generen electricidad, que procesen el azufre y hagan ácido sulfúrico. Son anexos tercerizados, ahí la inversión se estima en el orden de 800 millones de dólares.
Además Petroperú tiene que aplanar la tierra, abrir la zanja del desagüe, ordenar sus terrenos. Gastará entre 40 a 50 millones de dólares en arreglar las cosas para dicha obra en Talara. Hay que construir muelles.
Es un proyecto que tendrá un gran impacto a largo plazo en la manera en cómo se procesa en la industria y beneficiará enormemente con el aumento de la producción de crudos pesados. En la selva, en la zona donde trabajó Occidental (Occidental Petroleum) y está ahora Pluspetrol hay reservas muy grandes de crudos pesados.
Hay una empresa francesa Perenco que comenzó a producir, tendremos que ampliar y modernizar nuestro viejo oleoducto para sacar estos crudos pesados que van a terminar en Bayóvar y que ahora se van a Talara a procesarse para el mercado nacional.
¿Cuáles son los cronogramas?
La firma del contrato debe ser en estos días. No más de una semana, ya se terminó la negociación con Técnicas Reunidas, el contrato lo ha revisado y aprobado el ministerio de Economía y Finanzas y hay un examen anticipado de la contraloría que ya se hizo.
La Contraloría ha hecho recomendaciones que se están revisando, cumplidas, el directorio de Petroperú debe permitir al gerente de la empresa, firmar el contrato y con ello el inicio de las obras.
De concretarse tendremos una refinería lista y operativa ¿para qué fecha?
El contrato debe ejecutarse en tres años y medio o cuatro años.
Este gobierno está haciendo la refinería, el gasoducto, el metro -que irá Ate-Ventanilla. Lima tendrá un metro subterráneo y están haciéndose irrigaciones.
Olmos que siempre se habló -mi abuela comentaba sobre las peras de Olmos y vamos algún día comer las peras de Olmos- ya es realidad. Está Chavimochic y Majes que son irrigaciones que ampliarán el terreno cultivado en la costa en 50% más, son tierras que Perú tendrá para producción agrícola.
Este gobierno dejará obras de infraestructura muy importantes sin aspaviento. Uno puede criticar muchas cosas pero si algo quedará de este gobierno es que ha sido gente honesta, aquí no hubo escándalo.
En el sector minero hay inversiones en ejecución por 27.000 millones de dólares destinadas a nuevas minas para duplicar la producción de cobre, y la producción de minerales que tenemos.
Se están modernizando varios puertos del país, se hará otro aeropuerto internacional en Chincheros. Lo que el país ha podido crecer, lo que como peruanos hemos trabajado, producido y ha tenido un mejor éxito ahora se está capitalizado en obras de infraestructura sorprendentes.
En minería si bien hay 27.000 millones de dólares en ejecución también hay proyectos complicados que el gobierno anterior dejó como Tía María, Bear Creek y Conga ¿Cómo actuará respecto a esta coyuntura?
Estos problemas y conflictos sociales requieren un tratamiento. El ministerio de Energía y Minas mediante su grupo de Gestión Social mejoró enormemente en el apoyo que se requiere para responder a una expectativa de las comunidades que saben que se va a construir una infraestructura en donde vive y que pide la solución de sus problemas sociales, sus necesidades de agua, luz, carreteras, puentes y trabajo.
Ello es normal porque aspiran a tener desarrollo. Pero cuando uno busca una solución hay que entender a cada uno, quiénes son, cómo esperan que esto se resuelva, lograr una comunicación y al final un acuerdo con la empresa y el Estado respecto a cómo dichas expectativas serán atendidas.
En algunos casos, interfieren factores políticos y distorsionan esta realidad. No puedo pensar que hay un pueblo que tiene oro debajo y que sigue viviendo de manera pobre. Es impensable, lo racional es decir “produzcamos el oro para resolver nuestros problemas”, hacer la infraestructura y mejoras necesarias.
Tiene que haber alguna distorsión de corte político que hizo que esto no suceda. La minería tiene sus pasivos pero está probado que la minería moderna no tiene los mismos impactos ambientales.
Hay un ministerio del Ambiente que se preocupa, hay mucho más cuidado, hay un entendimiento de que el agua tiene que manejarse correctamente. Hay muchas más maneras de evitar estos daños.
Hecha esta aclaración creo que debe darse el paso a la situación racional de lograr que los proyectos no solo generen ingresos al Estado para que hagan las grandes obras y reformas sino que deben generar recursos también para esos pueblos que viven ahí.
No es una solución fácil, requiere de un análisis.
Usted citó por ejemplo el caso de Bear Creek, ahí hay dos minas una que está al frente de la otra, una está en una comunidad quechua, donde se ha logrado un entendimiento y hoy se tiene el inicio y posibilidad de una producción. La otra está en una comunidad aymara donde no se ha llegado a un acuerdo.
No creo que las colectividades no quieran beneficiarse, seguramente hubo dificultades que hicieron que estén así.
Pienso que si se da el tiempo necesario, si ven que no habrá daño, es lógico que quieran beneficios. Es cuestión de tiempo y de hacerlo. Ahora, mientras dure esta dificultad vienen los problemas con los inversionistas.
Para el caso de Bear Creek, la empresa tuvo un contrato, se hizo que se cambiara -mediante un decreto supremo- sus derechos al dictaminar que la zona de 50 kilómetros de frontera no podía recibir estas inversiones, lo cual fue una manera quizá de salirse del problema pues dejaron el terreno para que la empresa inicie un proceso judicial con sus plazos límites.
En agosto se cumple
Tratamos a través de un mecanismo de conciliación buscar una salida, en el entendido de que para el Estado y la empresa es mejor encontrar una solución, que se exploten estos recursos, que si las cosas se han informado bien es mejor también para la colectividad. El problema es la falta de un entendimiento de base.
Los tiempos nos ganan y uno entra al terreno en el cual defiende sus derechos y evita sanciones, tratamos de buscar la salida social para ello.
En la demanda se acusa al Estado peruano de haberles quitado sus derechos, incluso en el marco del TLC. Según funcionarios de la empresa las fórmulas de negociación incluiría alguna norma que revierta lo que a criterio de sus abogados se dio de manera ilegal ¿Ve posible que eso se pueda dar?
Las normas tienen que obedecer a un contexto realista. Se puede sacar esa norma, basta que firmen unas personas pero eso no cambia la opinión de la comunidad. Mientras que no se resuelva el problema de fondo de la comunidad, será muy difícil, sin contar con esta licencia social, que vía normas se inicien los trabajos en esa mina.
Se podría repensar las normas para facilitar la inversión pero si no se tiene el acuerdo básico con la comunidad para llevar adelante el proyecto nos vamos a quedar en la misma posición.
Uno podrían decir “saco la norma y te doy nuevamente los derechos” ¿puedes trabajar? ¿Iniciar operaciones? Igual, no podrá. La norma no es necesariamente toda la solución, la solución de fondo –a mi entender- pasa por el entendimiento de la comunidad.
Volviendo al tema de las políticas petroleras. ¿Petroperú irá hacia la extracción de sus propios pozos? Fue una de las preguntas que se soltó cuando estuvo en el Congreso.
En este momento el Estado considera que Petroperú tiene algunas funciones, heredadas, como resultado del proceso de privatización que se dio en los años 90.
Lo que quedó de Petroperú ha servido para generar una empresa que sirve al abastecimiento de combustibles del país. Hoy, cerca del 50% de los combustibles que consume el país, de negocios mayoristas, no de los grifos, lo hace Petroperú. Es parte de una idea de seguridad energética.
El gobierno busca continuarlo y el proyecto de la refinería de Talara es un instrumento de dicha política, de estar presente en la comercialización de combustibles.
Cómo hacerlo demandará un esfuerzo financiero importante para Petroperú, no podrá comprometerse -mientras repare la refinería de Talara- en proyectos en los cuales tendría que avanzar capital.
Más aún, el ministerio de Economía y Finanzas, de acuerdo a la ley le está garantizando. Y mientras tenga que estar presente esa garantía, Petroperú no puede pedir al Tesoro dinero adicional para otros proyectos.
Podrá siempre y cuando su directorio le autorice entrar en otros proyectos en los cuales otros inversionistas pongan el capital, otras personas que no creen ninguna contingencia contra el pago normal de la refinería.
En ese contexto existen posibilidades, tanto para mejorar los tubos, los terminales y pienso para hacer operaciones de producción en campos con reservas probadas, que por ejemplo revierten al Estado.
Petroperú puede tomar una participación minoritaria, todo eso es materia de evaluación.
Cada proyecto tendrá que ser evaluado por el directorio y tendrá que demostrarse que no comprometen el pago de los financiamientos de la refinería.
En cuanto a la política energética ¿está proyectado contar con una red interconectada con Chile y venderle energía?
Hay que pensar que las redes de electricidad algún día tendrán que ser concebidas no solo para el abastecimiento nacional sino como redes internacionales. Es un poco como con las carreteras que siendo nacionales están conectadas y uno puede tener la posibilidad de ir y venir a través de las fronteras.
Las redes eléctricas son un poco de eso, si tenemos un sistema eléctrico que solo usamos para abastecer al mercado interno, está bien pero nuestro sistema será mucho más seguro si pudiéramos en todo momento intercambiar con los vecinos.
Si tienen excedente nos pueden vender barato, si tienen déficit le podemos vender a buen precio. Tendremos esa posibilidad, lo que aquí se ha venido trabajando es para largo plazo. Hablamos de buscar la integración de las redes eléctricas, en nuestra parte a 10 años.
Este es el trabajo que se ha venido haciendo en el marco de un sistema eléctrico latinoamericano.
Con respecto al tema minero y Conga
En el caso de Conga hubo factores políticos que mientras se mantengan ahí será difícil echarlo a andar pero creo que Cajamarca se dará cuenta que tiene posibilidades de usar sus recursos para su desarrollo.
Las regiones reciben una cantidad importante de canon y bien administrada debería ayudarles.
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