El padre Gastón Garatea, asesor en temas de Responsabilidad Social en la Pontificia Universidad Católica del Perú y colaborador en la Comisión de La Verdad y Reconciliación, habló con ProActivo sobre la violencia suscitada en Puno, la respuesta del gobierno de García y lo que espera del gobierno entrante de Humala.
¿Padre como ve Ud. los conflictos desarrollados en Puno y el trato que han recibido?
Bueno, me da mucha pena, lo confieso sobre todo en los conflictos ocasionados por el maltrato que se dio. A Puno ese gobierno al inicio le tenía miedo y le puso distancia yo hablé con el presidente (García) acerca de Puno, que tenía que acercarse, que había que conversar. Fue algunas veces, pero no hizo nada sustantivo.
Hablé con el presidente García en el 2006. Estuve con él dos o tres veces hablando de Puno, estaba muy preocupado por la región, pero no hizo lo necesario. No hubo cercanía y hay un muchos lugares de Puno donde no hay Estado y donde hay una lejanía terrible y donde después han querido obligarlos a aceptar las cosas que decía el gobierno, pero obligarlos a la fuerza y eso es malo. Con policías y balazos no se resuelve nada.
¿Cuál cree Ud. que debe ser la actitud del nuevo presidente?
Creo que este presidente (Ollanta Humala) conoce más Puno. Puno ha sido una de sus bases fuertes y tiene la capacidad de ir a sentarse y ver qué dice la gente. Todos piensan que en Puno no hay gente que piensa, son como los conflictos mineros; hoy día las bases mineras para discutir con el gobierno tienen ingenieros, abogados, tienen gente bien capaz.
Yo creo que este gobierno tiene que aprender la lección.
¿Qué consejo le daría respecto a los conflictos sociales de poblaciones aledañas a la minería?
Este gobierno es uno que entra con muchas bases sociales. Hay que ir a hablar con la gente desde las bases, es mucho más fácil hablar con una comunidad pequeña que con toda una multitud de gente, ir creando conciencia de lo que se quiere. Porque es verdad que la gente de las comunidades, la de Puno, no entiende qué es el Estado, pero el Estado entiende mucho menos qué son las comunidades. Creo que en eso hay que verse mutuamente y tratarse bien, como personas.