}”El cambio climático es un factor de profundización de las desigualdes”, resumió la presidenta chilena Michelle Bachelet en su discurso en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, asegurando que “la equidad y la justicia deben ser ejes centrales” en la acción para enfrentar el problema.
En la misma sintonía, su homóloga brasileña Dilma Rousseff se refirió a la acumulación de desastres naturales en los últimos años, adjudicada por la mayoría de los expertos al cambio climático, y recordó que los mismos afectan mayormente a los “pobres”.
“En un mundo de injusticia ambiental los pobres son los más vulnerables”, indicó, pidiendo acciones para paliar esa situación, como un mejor acceso a servicios públicos, agua potable y salud.
En una cumbre en la que el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, instó a cambiar el rumbo del planeta para lograr un acuerdo en París en 2015, América Latina buscó mostrar su liderazgo más allá de las palabras.
“Brasil no anuncia promesas sino que muestra resultados. Hemos reducido la pobreza y hemos protegido el medio ambiente”, dijo Rousseff.
Como ejemplo, la mandataria brasileña señaló que “en los últimos años la deforestación en Brasil se ha reducido en un 79%”, y que el país está cumpliendo con su compromiso de una reducción de entre “36 y 39% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020”.
El accionar de Brasil “no se limita al Amazonas”, sostuvo Rousseff, explicando que su administración coopera con sus vecinos de la cuenca amazónica para “controlar y vigilar la deforestación”, y trabaja también con los países de la cuenca del Congo en África con el mismo objetivo.
De cara a Lima
Cada país sacó su cuaderno de deberes hechos o en curso de concreción: el colombiano Juan Manuel Santos puso sobre la mesa la estrategia de “desarrollo bajo en carbono” que impulsa su administración con ocho planes sectoriales, como transporte y minería.
“El cambio climático es una realidad con la que todos los países y comunidades ya convivimos. El tiempo es apremiante”, dijo, recordando que su país viene de sufrir el “peor invierno” de su historia y que actualmente enfrenta una “dura sequía”.
Bachelet habló sobre la agenda de energía de su gobierno, que busca una “matriz limpia” y coloca a la “eficiencia” en ese sector como política de estado.
Pero no todo es color de rosa en la región: un documento presentado el lunes por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) enumeró unos “200 conflictos sociales y medioambientales en territorios indígenas vinculados a la extracción minera y de hidrocarburos entre 2010 y 2013”.
Los ojos del mundo estarán puestos ahora en Perú, que en diciembre próximo organizará la siguiente conferencia negociadora de la ONU sobre clima, en la que el presidente Ollanta Humala espera se sienten “las bases amplias y balanceadas del acuerdo universal vinculante” en París.
Si bien Humala afirmó que “todos” deben asumir “compromisos de acción concretos”, dejó en claro que son las naciones desarrollados las que tienen que demostrar “la responsabilidad mayor” con “metas más ambiciosas”.
“Potencias contaminadoras”
Menos diplomática, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) criticó con mucha dureza a los países más industrializados, a los que el venezolano Nicolás Maduro calificó de “potencias contaminadoras” que buscan aprovechar el calentamiento global para hacer aplicar su fórmula capitalista.
“Quieren disfrazar las mismas fórmulas capitalistas tomando las banderas de los movimientos ambientalistas”, afirmó el mandatario venezolano, indicando que pretenden “canjear el derecho a contaminar este mundo”.
“El 20% de los países más ricos del capitalismo consume el 84% de la energía del mundo”, dijo, denunciando la “crisis de un modelo civilizatorio capitalista basado en patrones de consumo insostenible”.
El presidente boliviano Evo Morales, que habló en nombre del Grupo de los 77 y China que preside su país, hizo referencia a las “dudas sobre la sinceridad y credibilidad” de algunas de las naciones del Norte, por ejemplo aquellas que no ratificaron o abandonaron el Protocolo de Kioto, como Estados Unidos y Canadá.
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