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La caída de los precios de los metales ha llevado a las empresas mineras a enfocarse en reducir costos a cualquier precio. Pero dejar de lado el aspecto social y la inversión en exploración puede ser perjudicial para la sostenibilidad del negocio.

La industria minera global ha atravesado profundos cambios durante el último año. El denominado ‘super ciclo’ –una década de constante alza en el precio de los metales que gatilló una ola de inversiones– llegó a su fin el año pasado: el oro registró la primera caída anual en su precio en más de una década, mientras que el precio promedio de la plata se redujo en 24%, el mayor descenso desde 1985 (SE 1421).

La nueva coyuntura cogió a muchas empresas inmersas en altos niveles de deuda y en medio del desarrollo de grandes proyectos, lo que se reflejó en su pobres resultados financieros: las seis productoras de oro más importantes del mundo registraron una pérdida neta promedio de US$4,500 millones en el 2013. Sólo Barrick Gold, la mayor aurífera del mundo, tuvo pérdidas por US$10,400 millones.

EXPLORACIONES A LA BAJA

Las empresas debieron responder con medidas drásticas para reducir sus costos de operación y sanear sus estados financieros. Uno de los componentes del negocio que mayores recortes sufrió fue el gasto en exploración, por ser considerado una actividad de riesgo cuyo beneficio sólo se obtiene en el largo plazo. La consultora minera SNL Metals&Mining estima que el presupuesto de exploración global para metales no ferrosos (que incluye a metales preciosos y metales base como oro, plata, cobre y zinc) cayó 25% interanual a US$11,360 millones en el 2014. Se trata de la menor cifra desde el 2009, cuando se dio la crisis financiera internacional.

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Las compañías de exploración (juniors) han liderado el recorte en este gasto, debido a que los mercados se han vuelto mucho más cautos a la hora de invertir en capital de riesgo. El presupuesto de exploración de las juniors cayó 29% respecto al 2013, año en que la exploración ya había caído 39%, según SNL Metals&Mining. De esta manera, la participación de las juniors dentro del presupuesto global de exploración ha caído de 55% en el 2007 a 32% en el 2014, señala la consultora.

Pese a que la industria minera ha mostrado señales de recuperación,la exploración minera continúa cerca de su mínimo histórico.  El pipeline activity index  (PAI) de SNL Metals&Mining monitorea el dinamismo de la exploración minera mundial.  El fin del boom minero llevó a que el índice cayera desde más de 130 puntos en el 2012 hasta su mínimo histórico de 40 puntos en abril . Desde entonces el índice comenzó una accidentada recuperación, pero volvió a caer en agosto.

Caída exploracion minera

Existe un aumento de los trabajos iniciales dentro de la etapa de exploración de un proyecto minero, como las perforaciones y los anuncios de recursos iniciales, señala la consultora. Sin embargo , las etapas más avanzadas de la exploración –como obtener financiamiento y desarrollar estudios de factibilidad– aún registran un dinamismo débil, según SNL. Ello sugiere que el capital de riesgo (para exploración) continúa limitado, principalmente para las junior.

Pese a su eficacia para controlar costos en el corto plazo, el recorte en el gasto de exploración pone en riesgo la sostenibilidad del negocio de las mineras. La exploración es necesaria para encontrar reservas de minerales y continuar produciendo. De hecho, las reservas son un componente importante a considerar en la valoración de las mineras porque evidencian su potencial de producción futura. La caída en las reservas implica una disminución en el valor de estas empresas.

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“Medidas como esta son insostenibles, pues perjudican la perspectiva de crecimiento en el largo plazo [de las mineras]“, adviertió un reciente reporte de Goldman Sachs, a propósito de esta tendencia.

RECORTE SOCIAL

Otra área importante de reducción de costos es la gestión de relaciones comunitarias, sostiene David Berenton, deputy directordel Instituto de Minería Sostenible de la Universidad de Queensland, un think tank dedicado a investigar el impacto de la industria minera en los ámbitos económico y social. El académico llegó a Lima para la inauguración del Centro de Estudios de Minería y Sostenibilidad  (CEMS) de la Universidad del Pacífico. Según Berenton, mineras alrededor del mundo han realizado recortes significativos en su gasto en relaciones con comunidades.

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La razón es la misma por la que recortan gastos en exploración: se trata de una inversión a largo plazo que no produce réditos rápidamente.  Si bien una adecuada gestión social es clave para el desarrollo y sostenibilidad de una operación minera –que puede durar décadas–, hoy en día los accionistas exigen a las mineras que se les pague dividendos, por lo que el criterio social ha perdido importancia. “Necesitas la licencia social para construir una mina, no para cerrarla”, ilustra Berenton.

Sin embargo, Berenton critica estas medidas por ser cortoplacistas. “Pueden potencialmente dañar la reputación de la minera”, afirma. La minera ha creado expectativas en la población directamente influenciada, y recortar los programas sociales anunciados puede generar malestar y desconfianza. “La comunidad se vuelve cínica”, sostiene Berenton, y reiniciar los proyectos en el futuro podría ser mucho más difícil.
“En los periodos de caída [en el ciclo minero] se debería invertir en construir y mantener relaciones comunitarias, no en recortarlas”, afirma.
Así, en un contexto en el que los precios de los minerales no regresarán a los niveles del boom de la década pasada, las mineras deberán resolver dilemas complejos. Será necesario manejar un equilibrio entre mantener los números en azul en el corto plazo y asegurar la sostenibilidad del negocio en el futuro.
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