El I Congreso Internacional de Relaciones Comunitarias que organiza el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, desarrolló un nutrido Conversatorio que tuvo entre sus ponentes a Pepe Julio Gutierrez, dirigente del Frente de Defensa de los Intereses del Valle de Cocachacra. “Muchas empresas deben hacer mea culpa”, dijo tras resaltar las responsabilidades de los representantes de las comunidades.
“Cuando el Estado, la empresa y la sociedad comprenden que la responsabilidad social es tarea de todos habrá mejor convivencia”, reflexionó.
Agregó que la licencia social es el grado de aprobación que dan las comunidades cercanas a la minería, pero es impresa la forma cómo se determina la zona de influencia, por ello pidió que el Estado mejore sus normas y propuso la creación de un certificado sin que medien interlocutores en el diálogo.
Asimismo el ex viceministro de Minas, Fernando Gala, comparó el vínculo entre la comunidad y la empresa al de un matrimonio en que debe primar la confianza y el interés mutuo.
En cambio, el representante de Oxfam, Javier Aroca, resaltó que el perfil del relacionista comunitario concuerde con las decisiones de la empresa.
Al respecto, el gerente Senior de Responsabilidad Social de Minas Conga, Guillermo Manrique, consideró que el relacionista comunitario debe contar con poderes de la empresa para cumplir con su labor y su nombre debería ser: Facilitador Social.
En un análisis académico, el representante de la consultora Gerens, Armando Gallegos, recomendó diferenciar en el área comunitaria el nivel organizacional y el del individuo, tanto para el manejo de ciertas habilidades, como saber negociar, y las estrategias de la empresa.