ProActivo | Al día siguiente de las elecciones nacionales en Perú, Víctor Gobitz, Diego Macera y Luis Carlos Rodrigo, analizaron los desafíos de la minería en el país, de cara a la compleja situación que vive. Con una mirada retrospectiva y a futuro, opinaron sobre los retos en el corto, mediano y largo plazo de la industria minera.
Clústeres mineros, infraestructura y asociatividad fueron algunos temas clave abordados por los tres líderes durante el foro “Beneficios y planes de inversiones en el sector minero en el Perú”, realizado ayer vía virtual, y organizado por la Cámara de Comercio Peruano-China (CAPECHI).
“Tenemos que comprarnos el problema”
Víctor Gobitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú – IIMP, señaló que en las últimas tres décadas, en la región de América Latina, particularmente en Perú, se vivió un crecimiento macroeconómico, pero con muchas disparidades.
Agregó que “justamente el potencial pleno del desarrollo de la industria minera en el Perú pasa por proyectos que están en las zonas altoandinas que claramente tiene un índice de desarrollo humano (IDH) distinto”, por lo que destacó la importancia de Rimay y de todos los esfuerzos de interacción con las comunidades y las empresas mineras, las cuales “tienen una visión de largo plazo”, por la naturaleza de sus actividades.
“Sabiendo que en nuestros territorios hay un IDH menor, tenemos que tratar de construir nuestros proyectos con una visión de crecimiento del territorio del entorno en el cual nos encontramos, también sustentable y de largo plazo”, exhortó Gobitz, presidente y CEO de Cía. Minera Antamina.
Agregó que, si bien la tarea no es fácil, el Perú ha logrado en los últimos 20 años una estabilidad macroeconómica muy destacada, que ubica al país como uno de los pocos de la región con grado de inversión, y con el menor ratio de deuda neta versus PBI.
Sin embargo, observó que, en ese crecimiento, el sector público quedó rezagado, por lo que instó al sector minero a mostrar disposición para contribuir a que la gestión pública mejore de manera notable.
Porque el IDH en las zonas alto andinas es menor
Al referirse al bajo IDH en las zonas altoandinas dijo que una explicación es la “geografía desafiante” y otra, “la falta de una mirada técnica y financiera” para lograr el ansiado desarrollo.
En esa línea, puntualizó la importancia del concepto de clúster y de sinergias entre los proyectos.
“Cuando uno mira el norte del Perú y busca proyectos como Michiquillay, El Galeno, Conga y La Granja, uno proyecta allí fácilmente que podríamos alcanzar un millón de toneladas de cobre al año, pero también hay un importante desafío de infraestructura. Lo mismo pasa en el sur”, dijo.
Dijo que en el sur, pese las crisis frecuentes que vive Las Bambas, hay proyectos como Trapiche, Los Calatos, Quechuas y el mismo crecimiento de Coroccohuayco, que constituyen otro clúster.
Explicó que, en ambos clústeres, tienen el desafío de infraestructura por lo que sería innovador que el Ministerio de Energía y Minas promueva la asociatividad, con la mirada de poder compartir infraestructura como “un concentraducto, sistema energético o un sistema de agua industrial”, lo cual tendría un tremendo impacto económico en el entorno donde opera.
Falta de confianza en sector minero
A su turno, el socio de Rodrigo Elías & Medrano Abogados, Luis Carlos Rodrígo Prado, dijo que “la minería no solo es el motor de la economía del Perú, sino es una actividad indispensable para la vida” porque los vehículos y diversas máquinas, entre otros objetos, demandan de muchos minerales.
Sostuvo que uno de los desafíos es lograr una mayor confianza en el sector privado para lograr un trabajo conjunto más intenso. “Una de las grandes debilidades en el Perú es la falta de confianza en el sector privado; eso es algo que no solamente existe en las poblaciones altoandinas si no también en la población en general”, señaló.
Políticos y temor a reconocer la real importancia de la minería
Afirmó que a raíz de la intensa campaña electoral, se vio que la mayoría de candidatos mostraron temor a reconocer la importancia de dicha actividad “como esencial para nuestro país”.
“Incluso hay grupos políticos que plantean hasta reformar la estructura de propiedad de la actividad minera, cambiando la Constitución, algo que en verdad está desfasado”, cuestionó.
Perú es modelo en concesiones y regulaciones sin corrupción
Destacó que el Perú es un modelo para otros países mineros, en la estructura de otorgamiento de concesiones a través de procedimientos administrativos muy claros, regulados, “en la que no hay negociación ni posibilidad de que se genere corrupción”.
“En algunos países africanos y de Latinoamérica se busca reproducir el modelo peruano porque ha tenido un éxito muy importante, por lo que es esencial buscar espacios para generar confianza del sector público hacia el sector privado, que es lo que finalmente va generar la confianza de la población en las empresas mineras”, consideró.
También demandó la necesidad de defender el modelo regulatorio vigente, tanto en el sistema de propiedad minera como el de las normas ambientales.
“Perú es uno de los países con el mejor marco normativo en este campo a nivel mundial. Lo adecuado es hacer fiscalizaciones profundas, separar la paja del trigo y ver quién hace las cosas mal y sancionar, pero mantener nuestro sistema”, indicó.
Fomentar la exploración y encadenamiento productivo con la minería
Por su parte, el gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE), Diego Macera manifestó que, si bien hay cierta incertidumbre respecto a la cartera de proyectos mineros que deberían salir este año o el próximo, la preocupación debe orientarse al mediano y largo plazo, con respecto a la viabilidad real de los proyectos más grandes que se tiene por delante.
Apuntó que por ello es clave “seguir poniendo semillas, fomentando la exploración” que permitirán una sostenibilidad (económica) en los siguientes 10 o 20 años.
Precisó que es fundamental para los temas económico y social, consolidar el desarrollo de los encadenamientos del sector minero, con el resto de las actividades económicas.
Manifestó que en el IPE tienen algunas estimaciones a partir de la tabla de insumo producto, como que cada empleo generado en la minería, representa 8 empleos adicionales en otras actividades, sea directo o inducido. “Es la gran sinergia que tiene la minería con el resto de la economía”, argumentó.
Señaló que esa sinergia es esencial y a partir de los clústeres mineros, como el que se desarrolla en el sur del país, desde Arequipa, y que se puede hacer lo propio en el norte, en Cajamarca.
“En el IPE identificamos una carga minera de un 47% de renta. Pero lamentablemente esas contribuciones no se usan para cerrar las brechas sociales, y ahí está el tema de fondo”, denunció.